Estimado Don Nelson:
Le agradezco de veras que frecuente A Casa do Sarto y que nos haga llegar sus comentarios.
Me coge Vd de viaje, con lo que no puedo tener acceso a mi biblioteca. Si J Sarto así lo estima oportuno, añadiré unas apostillas a esta carta cuando haya vuelto a la soledad de mi biblioteca y de mis archivos.
Quiero responderle a vuelapluma, en el estilo del diario de un blog, a lo que Vd entiende por un escándalo, verbigracia, el que llame a la “Guerra Civil” norteamericana la Guerra de Agresión Yanqui. Y como este blog es, por definición católico, y la sintonía entre J Sarto y un servidor en temas espirituales es absoluta no puedo sino suscribir lo que J Sarto ya le indicó en los comentarios.
Vamos por partes:
1. Los scholars más renombrados de los EE.UU. especialistas del siglo XIX, tales como Gallagher o Eugene Genovese, niegan que fuera una guerra civil. La terminología que ellos usan es War Between the States o, en menor medida, War of Secession.
2. La mal llamada Guerra Civil norteamericana no tuvo que ver con la esclavitud. Apenas había un 2 % de personas que fueran propietarias de esclavos en el Sur a pesar de lo cual hubo una adhesión a la causa del Sur mucho mayor que en el territorio yankee, como demuestran las estadísticas de deserción. Más aún, añadiré que todo, repito t-o-d-o, el tráfico de esclavos estaba en manos de norteños. Ni un solo buque dedicado al tráfico de esclavos era sito en puertos de la Confederación. Esta guerra tuvo que ver con dos cosmovisiones distintas: políticas, sociales, económicas y hasta religiosas.
3. La Iglesia Católica ha hecho siempre todo cuanto ha podido para erradicar la esclavitud. Se pasó en las sociedades paganas como Grecia o Roma a una sociedad donde la esclavitud no existía, como la medieval en la Cristiandad. La Iglesia Católica ha declarado a esta institución “infame”. E infame es y el Sur no tiene justificación por esto, como tampoco lo tuvo el Brasil, pongamos por caso.
4. El Santo Padre Pío IX tuvo la dicha de tener a su lado a Antonelli como Secretario de Estado. Ambos sabían muy bien lo que realmente se cocía en la Guerra de Agresión Yanqui hasta el punto de que el Papa se dirigió a los dos Arzobispos que había entonces en EE.UU., el de Nueva York y el de Nueva Orleáns, en sendas cartas donde calificaba a Lincoln de “tirano y usurpador”.
5. El Vaticano fue el único país del mundo que reconoció a la Confederación como nación distinta. Esto habla por sí solo.
6. Repetidas veces durante la Guerra de Agresión Yanqui hubo contactos diplomáticos. El apoyo del Vaticano a la causa confederada fue permanente.
7. Las persecuciones a los católicos en los territorios yankees, antes y después de la Guerra de Agresión Yanqui, fueron moneda de uso común. Varios de los estados del norte copiaron las infames Penal Laws (o Blue Laws) que los ingleses aplicaban a los católicos irlandeses. Ningún estado del Sur, donde los católicos nunca fueron mayoría, cometió semejante tropelía. Sólo en Virginia, mayoritariamente episcopaliano, hubo una persecución organizada contra los católicos y fue severísimamente reprimida por las autoridades. En el norte las atrocidades contra los católicos no tuvieron número, como por ejemplo las de los Know-Nothings contra los católicos en la Filadelfia de 1840.
8. Hubo miles de confederados que se refugiaron en el Vaticano tras la derrota del Sur en 1865. El Secretario de Estado y el Papa les brindaron toda la hospitalidad y apoyo que pudieron.
9. Cuando se encarceló inicuamente, y sin derechos legales ninguno, al Presidente Jefferson Davis, Pío IX le envió a este una foto de un busto de Cristo agonizante con el texto de “Venid a Mí todos los que estáis agobiados …” y le regaló su Rosario personal. Estos efectos pueden ser todavía vistos en el Museo de Davis en su ciudad natal de Biloxi, Mississippi. Por cierto que Davis, que no era católico, se educó en una academia regentada por unos Trapenses.
10. La Guerra de Agresión Yanqui, como la Guerra Civil inglesa del XVII, no son guerras donde los católicos hayan saliendo perdiendo específicamente. Pero sí fueron derrotas que, a la postre, erosionaron un poco más la Catolicidad. Mi anterior contribución, sin embargo, olvidó mencionar el XIX portugués, que es mucho más relevante. Mea culpa y ruego tanto a J Sarto como a Nelson Buica que perdonen mi imperdonable lapsus.
A mí no me escandaliza que un liberal como Vd apoye al norte, lo encuentro lógico, como encuentro más coherente que se alinee más con Marx que con Cristo. No espero que comparta (esto entraría dentro del terreno del milagro) pero sí que entienda y comprenda que desde una óptica católica yo apoye, siquiera testimonialmente, a la Confederación. Y no deja de ser curioso que la gran mayoría de clero tradicional en los EE.UU. sean de simpatías sureñas por más que hayan nacido en el norte. Como los copperheads.
En el Inmaculado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús,
Rafael Castela Santos
PD ¡Ah! ¿Sabe quién era amigo de Lincoln y se dedicó a apoyar la causa de Lincoln y a vituperar y mancillar todo cuanto pudo a la Confederación? Karl Marx, quien desde las páginas del diario neoyorquino en lengua alemana Die Presse hizo esto de 1861 a 1863. En buena parte porque muchos de sus correligionarios comunistas y protocomunistas que habían participado en las revoluciones de 1848 y 1860 en Europa se fueron a engrosar las hordas yanquis.
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