segunda-feira, janeiro 28, 2008

Juan Antonio Widow e o animal político


Juan Antonio Widow, professor de "Metafísica e Filosofia Política" na Universidade Católica de Valparaíso, no Chile, é uma das mais relevantes figuras na defesa da tradição hispânica e católica no seu país ao sul do mundo.

Neste extraordinário livro "El hombre: animal político - El orden social: princípios e ideologias", cuja leitura interessará de sobremaneira a este nosso amigo, empenha-se na análise da política entendida como a arte e actividade moral que visa a prossecução do bem comum social (o exacto oposto do que fazem os medíocres regimes partidocráticos contemporâneos, de que o socratismo e o zapaterismo são exemplos máximos), sempre imbuído de uma perspectiva vigorosamente católica tradicional, tendo ainda o mérito de dedicar o seu trabalho às figuras imperecíveis dos Padres Osvaldo Lira e Júlio Meinvielle, bem como de Carlos Alberto Sacheri (eminente leigo católico argentino, assassinado a tiro por pistoleiros comunistas em Buenos Aires, no ano de 1976). Recomendado sem hesitações!

Voltaremos em breve a Juan Antonio Widow, bem como ao socratismo e ao zapaterismo, este último ainda há pouco tão notavelmente analisado pelo Rafael neste mesmo espaço.

Dos sabichões


Aos sabichões que numa postura demonstrativa do mais perturbador fundamentalismo laicista e ateísta frustraram recentemente a visita do Santo Padre Bento XVI à Universidade "Sapienza", em Roma, o golpe não lhes podia ter saído pior, uma autêntico tiro pela culatra, com as manifestações públicas de repúdio que gerou e também de apoio a Sua Santidade.

Sobre tais criaturas discorre num interessantíssimo artigo o "Sacristan Serrano", o qual aconselho vivamente: "Los gozos y las esperanzas de algunos hombres de nuestro tiempo".

Alameda Digital - Tradição e Modernidade

Apesar de não o ter feito no seu devido momento, e de o facto já haver sido amplamente divulgado em diversos blogues amigos portugueses, nem por isso deixo de assinalar para os meus visitantes que aqui chegam dos mais variados pontos do mundo, em especial de Espanha, do Brasil e da Argentina, a recente publicação de mais um número da "Alameda Digital", desta vez subordinado a um tema de fundo muito do interesse de "A Casa de Sarto" - a tradição e a modernidade. Sem prejuízo de todos os artigos ora editados terem o nível de grande qualidade a que a mesma "Alameda Digital" já habituou os seus leitores, destaco dois deles em especial, cuja leitura recomendo vivamente, por respeitarem a temáticas usualmente aqui tratadas. Assim:

- "Tradición y modernismo en la Iglesia", do nosso bom amigo Rafael Castela Santos;

- "Não ser do mundo", de Simão dos Reis Agostinho.

quinta-feira, janeiro 17, 2008

España: sentencia de muerte (y II)

En una anterior entrada se hizo repaso de un análisis horizontal, transversal como dicen ahora, de la situación en España a comienzos del 2008.
En este momento se acercan las elecciones. Serán, D.m., el Marzo próximo. Algunos bienintencionados quieren que triunfe el partido de la oposición, el Partido Popular (PP), autodenominado de “centro-derecha”. Dejando de lado el hecho de que –desde el punto de vista de los principios- el PP lo único que suele hacer es consolidar los logros de la Revolución que las izquierdas suelen encarnar, tampoco veo razón por la cual Rodríguez Zapatero no haya de ganar. Decía San Isidoro que los malos gobiernos y los malos gobernantes son para castigo de los malos pueblos. Por esa ecuación, presiento, Zapatero se volverá a alzar con la victoria. Merecido tiene España un flagelo como el zapateril.
El problema es que no hay en España mérito sobrenatural alguno. Sin ese mérito sobrenatural no se puede merecer ser liberado del castigo. Antes bien, el individuo o la Patria suele merecer una ampliación e intensificación del castigo.
El Santo Padre, curiosa –o no tan curiosamente-, ha mandado una encuesta a todos los Obispos del mundo acerca de la Devoción Eucarística que existe en sus respectivas Diócesis. Acompaña esta encuesta, que ruega sea remitida a vuelta de correo, una carta exhortando a la Devoción Eucarística. En estos tiempos de hierro hemos olvidado lo básico: que Cristo sigue estando entre nosotros en la Sagrada Hostia. Y que le podemos tener cerca de nosotros. Y que podemos traer nada menos que a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad a nuestras pobres almas, azotadas por el pecado y el desánimo, a través de la Comunión.
Es precisamente ahí, en la Devoción Eucarística, donde radica la grandeza de ser católico. La Presencia Real es para nosotros un hecho. Si creemos en ella, si creemos en El, ¿por qué no pasamos más tiempo con El? Cristo es la piedra angular de todo. ¿Qué fueron de aquellas Visitas al Santísimo, de aquella formidable Adoración Nocturna que se hacía en España …? ¿Qué fue del fervor y la piedad con que los españoles practicaban la Devoción Eucarística?
En Lourdes, en la Salette y fundamentalmente en Fátima la Virgen María se ha hartado a pedir por activa y pasiva que oremos y que oremos. Rosario y Rosario como arma fundamental de salvación. Oración que debe ir precedida y seguida de un gran espíritu de arrepentimiento y contricción, como Ella nos exhorta. Nuestra Santísima Madre, en cuya presencia se debe hacer toda Devoción Eucarística, Ella que llevó en su seno a Dios mismo, nos marca una vez más la ruta hacia Cristo.
Sólo este camino estrecho de la penitencia y la oración, y oración íntimamente ligada a Cristo como la Devoción Eucarística, pueden ir obteniendo para España el mérito sobrenatural que precisamos para liberarnos de las ataduras no ya sólo de un mero y vulgar instrumento del Maligno como Zapatero, sino de esas ataduras que nos mantienen unidos al Infierno como son todas las del pecado. Es pues en estas coordenadas que hay que seguir con filial devoción al Santo Padre en su llamada a la recuperación de la Devoción Eucarística. En España es, si cabe, mucho más necesaria.
Es imposible no recordar la figura no suficientemente proclamada del Padre Bernardo Hoyos, S.J. En Valladolid, otrora capital de la imperial España, se encuentra el Santuario de la Gran Promesa donde el Sagrado Corazón de Jesús se le apareció al Padre Hoyos y le prometió que El reinaría en España con más veneración que en otras partes. He aquí una vez más no sólo esta maravillosa dualidad de España y Portugal, la primera por expreso deseo divino con la fuerza del Sagrado Corazón de Jesús, y la segunda con esa devoción que Dios quiere para el Inmaculado Corazón de su Santísima Madre, como Ella reclamó en Fátima. He aquí, también, estos dos Corazones cuya unión es tan íntima y especial que jamás ha habido ni habrá, ni puede haber, Amor alguno tan grande fuera de la Santísima Trinidad.
En esta afirmación del Sagrado Corazón, el mismo cuya estatua los rojos fusilaron en el cerro de San Rafael en Madrid bajo la hidra comunista, reinará en España, hay un mensaje. Porque si el Sagrado Corazón, la forma más tierna con que Cristo se quiere dar a nosotros, quiere reinar en España, entonces la Devoción Eucarística en España no es una opción, sino un mandato ineludible. He aquí pues la ruta hacia el mérito sobrenatural, el bien que más escasea en España. Mérito sobrenatural, clave de salvación de España, hoy día en peligro de muerte.
Un insigne mariólogo español cuyo nombre ya no recuerdo dijo algo parecido a esto: “Dios, que amaba infinitamente al mundo, le dio a Cristo. Y Cristo, que también nos amaba infinitamente, nos dio la Eucaristía.” ¡Cuánto precisamos de meditar esto los españoles que nos decimos tales! ¡Cuánto precisamos de insertar todas las tareas y pruebas en nuestra vida horizontal en el palo vertical de la Cruz! Si El no edifica la casa, en vano se afanan los obreros.
El otro mensaje más o menos cifrado del Santo Padre se produjo hace unos meses cuando la beatificación y canonización de casi 500 mártires durante la Cruzada de 1936-1939. Esa avalancha de beatificaciones se puede leer como un mensaje del Sucesor de Pedro ensalzando y loando la sangre mártir que limpió el putrefacto siglo XIX español y la cloaca máxima de la II República. Todo cristiano tiene que aceptar la persecución y el martirio, pero en los tiempos que corren esta aceptación ha de ser –si cabe- todavía más explícita, más directa, más sentida, más encarnada. No sólo los enemigos acechan a la España eterna, la que fue el mejor faro de Roma, la luz de Trento y el martillo de herejes; esos enemigos están ya a un paso de la persecución física. Ya no les vale este martirio seco con que han destrozado la España de siempre. Empero puede que al ejecutar sus siniestros planes caven su fosa. Nunca hay sangre mártir que no sea fértil.
Estamos asustados y es comprensible. No sólo por nuestra enorme fragilidad y nuestra nada, sino porque el poder del Mal hoy día se hace sentir. Decía Balmes que el Mal es de por sí ruidoso, y que encima lo amplifica la prensa. ¡Si él viera el poder de los media hoy día! ¿Qué diría? Y también decía Balmes que Dios, sin embargo, trabaja en silencio y en lo profundo de los corazones. Además, en esta batalla eterna de la Ciudad del Mal que siempre lucha contra la Ciudad de Dios, los que han tomado partido por Cristo van a vencer. Que la Victoria es de Dios nadie debería dudarlo. Otra cosa es que Dios sea como John Wayne: el Señor tiene una inveterada tendencia a aparecer justo al final, cuando todo se da por perdido, y solventar el problema a las bravas cuando no a tiros.
A pesar de estar asustados esta persecución seca que ya existe en España contra los católicos ha conseguido movilizar lo mejor de la sociedad española. Hace unas semanas millón y medio de personas se congregaban en Madrid a una sola llamada de los Obispos. Porque, verdaderamente, los Señores Obispos siguen teniendo poder de convocatoria. Ningún partido ni grupo sectario sería capaz de movilizar algo así por su ideario. Si no se obstruyese la Gracia mediante el Novus Ordo, como se obstruye y dificulta, y la Misa Tridentina se extendiese, este millón y medio de personas y otros muchos en el resto de España se convertirían en verdadera levadura que haría fermentar y crecer la Fe en Cristo y por Cristo, que es la verdadera esencia del ser español. Pidamos pues que el Santo Padre, que ya parece que empieza a mirar hacia el Sagrario cuando dice Misa, diga la Misa Tridentina pronto. Y pidamos, también, que los Obispos y ciertos Párrocos dejen de obstaculizar la Misa Tridentina, como la están obstaculizando.
A Sor María de Agreda la Virgen le dijo que el Pilar (sito en Zaragoza) permanecería allí hasta el fin del mundo. Fue sobre esta columna que Ella quiso venir por primera vez a confortar a ese Hijo del Trueno, al Apóstol querido al que Cristo quiso mostrar su Gloria en el Tabor, a Santiago. No hay en la historia de la Iglesia un milagro corporal, digamos encarnado, tan apabullante, escandaloso y tremendo como el milagro del cojo de Calanda. Fue como la rúbrica de Nuestra Señora de esa predilección especial por la Hispania romana en un primer momento. Predilección completada y rematada por esa predilección especial por Portugal, parte también de aquella Hispania, que ella señaló en Fátima. Al punto que la Santa Sede concedió el título de “Tierra de María” a esta piel de toro.
Roguemos pues que España vuelva a asentarse firmemente sobre la columna, sobre el Pilar, de María. Ahí está el único antídoto posible para esta sentencia de muerte que en términos humanos nos hemos dado a nosotros mismos los españoles.
Mérito sobrenatural a base de María y de Eucaristía. Es ahí donde España tendrá no muerte sino vida. Y, lo que es más importante, Vida Eterna.

Rafael Castela Santos

terça-feira, janeiro 15, 2008

España: sentencia de muerte (I)

La situación en España se agrava por momentos.
La artillería mediática carga de manera implacable contra todo lo católico, todo lo cristiano y aún todo lo bueno. La blasfemia se generaliza y en ningún país del mundo se pueden escuchar las brutales y soeces expresiones contra todo lo sagrado como en España, tanto en privado como en público. El ataque a la Iglesia es sistemático, constante y perfectamente estudiado. Señalados dirigentes españoles se mofan públicamente de la Corona de Espinas de Nuestro Señor Jesucristo y, al tiempo, regalan y facilitan terrenos para la edificación de mezquitas. El Islam o el Judaísmo, o cualesquiera sectas protestantes e incluso sectas destructivas, reciben todo el apoyo y protección del Gobierno, pero la religión mayoritaria de los españoles –al menos nominalmente- no recibe más que patadas en el bajo vientre, bofetones, escupitazos y latigazos.
España, Barcelona en particular, se ha convertido en la capital mundial del aborto; pero Madrid no le va a la zaga. Hasta trituradoras para machacar y matar a niños que fueron extraídos con vida del vientre materno se han encontrado. Y, lo que es peor, nadie parece ya escandalizarse por esto. Los gobernantes españoles, incluso, justifican a los ya encarcelados y ponen sordina a sus sordidísimos sacrificios humanos. La desvergüenza llega hasta el extremo de que la televisión pública critica de manera inmisericorde que se aplique la ley vigente sobre el aborto y que haya una campaña abogando descaradamente por el aborto libre, sin restricciones de ningún tipo.
El Príncipe dice no querer saber nada de la religión católica y la Casa Real (que ostenta el título de “Sus Católicas Majestades”) declara no asociarse nunca con nada católico. De los socialistas ya sabemos lo que se puede esperar y de los populares –la pretendida oposición autodenominada “centro-derecha”- salen cosas tales como que ellos, de acceder al poder, no modificarán la ley del aborto. Los Obispos, cómplices criminales, callan como putas, como perros mudos que han sido y son durante más de 30 años, acerca de este rechazo a cualquier tipo de bendición divina por la Corona y por los más destacados gobernantes de España. El bajo clero y el pueblo cristiano no pueden estar más desorientados.
La impureza es rampante y se palpa en todos los órdenes: en el público de las imágenes e iconos, en las conversaciones y en una promiscuidad sexual cuyos paroxismos son docenas de miles de adolescentes pidiendo la abortiva píldora del día después sábados y domingos tras las juergas, orgías y aquelarres de los fines de semana. La modestia y el más elemental pudor y decoro ya no tienen cabida en España que otrora hiciera justicia al título concedido por la Santa Sede: “Tierra de María”.
La homosexualidad tiene patente de corso y no sólo por la protección legal a ultranza que se dispensa a los sodomitas, sino porque en manos de homosexuales están todos los nudos claves de la comunicación en España, en particular en la Villa y Corte de Madrid. Hay, de hecho, más protección jurídica para una unión contra-natura entre sodomitas o lesbianas que para un matrimonio católico con familia numerosa, por ejemplo.
El estado de la familia española es agónico. El número de matrimonios desciende y el número de hijos nacido fuera del matrimonio es cada vez mayor. Las cifras de divorcio llegan al 60 % en menores de 50 años en las grandes ciudades, perfectamente equiparables a las cifras más altas de urbes malditas como Londres, París o Nueva York. El invierno demográfico español es ya endémico. Casi 2/3 de los niños que nacen en España son de origen extranjero. La neoesclavitud generada por la tiranía de la necesidad de los dos sueldos para mantener una familia hace que la vida familiar languidezca. La falta de autoridad de los padres es erosionada legalmente hasta el punto de haber declarado delito el darle un azote o un cachete a un niño pequeño que no se comporta como debe. Egoísmos de todo género, clase y condición se conciertan en el hogar moderno español.
Las televisiones están llenas de una basura y una bazofia vomitivas. Videntes, tarotistas, piramidólogos, especialistas en bolas de cristal o en cualquier atrabiliaria variedad neognóstica para consumo de masas tienen toda la cuota de pantalla que quieren. La prensa rosa o del corazón, omnipresente, intoxica y aparta las mentes de muchas españolas y algunos españoles de lo fundamental para llenarles sus pobres cerebros de conocimientos tan vacuos como intrascendentes. El fútbol es ya droga pública, 4 y hasta 5 noches por semana, habiendo dejado de ser un precioso pasatiempo sin más consideraciones. La pornografía no sólo es muy fácilmente accesible, sino que ya moldea las costumbres y usos de lo que otrora fue llamado “la reserva espiritual de Occidente”. Esa alianza de lo cutre, el mal gusto, lo soez y lo procaz, alianza tan inserta en España, tiene mucho que ver con esto.
La injusticia campa por sus fueros. Los delincuentes quedan impunes o con penas ridículas y se encarcela a otros por falsas acusaciones de “violencia de género”. A modo de inciso por “violencia de género” se entiende en España la violencia doméstica que un hombre hace contra una mujer. El 20 % de la violencia doméstica es perpetrado por mujeres, pero en un ejercicio orwelliano sin precedentes estos datos han desaparecido del Instituto Nacional de Estadística. La persecución a la masculinidad, a la paternidad del varón o a cualquier forma que sea patriarcal, o que simplemente sea interpretada como tal, es palpable.
La inmigración es literalmente insoportable. El año pasado de toda la inmigración a Europa el 70 % recaló y se concentró en España. Hay ciudades, como Zaragoza, donde la presencia de moros es ya aberrante. Como aberrante es la solicitud de una asociación musulmana de que le sea “devuelta” (sic) la Basílica del Pilar de Zaragoza, ciudad esta donde la Virgen María vino en carne mortal a confortar y animar la predicación del Apóstol Santiago, al que debemos la Fe en la Península Ibérica por singularísimo privilegio para España y Portugal, pues no en vano este Apóstol era uno de los tres preferidos del Señor y de los que vieron Su Gloria en el Tabor. Hay zonas en muchas capitales españolas ya convertidas en verdaderos ghettos musulmanes.
La delincuencia e inseguridad no hacen sino crecer, pese a toda la ingeniería social y manipulación a que son sometidos los hechos para descafeinarlos y hacerlos así mínimamente potables. Los crímenes son cada vez más violentos y perversos. Las mafias de todo tipo, incluyendo las mafias que secuestran niños para inconfesables fines pederastas y/o satánicos, campan por sus fueros sin siquiera ser mencionadas. España no es un sólo un paraíso de la droga sino una plataforma desde la cual la cocaína, amén de otros estimulantes, y el cannabis se exportan a toda Europa.
La juventud española perece en un océano de drogas, alcohol y pésima formación. La educación es una de las peores de cualquier país occidental, y eso que los estándares mundiales han sido rebajados hasta el punto de lindar ya en el embrutecimiento descarado de niños y jóvenes. No hay reacción porque no puede haberla: los jóvenes están presos del hedonismo sexual, los placeres etéreos de las drogas y la más mínima formación humanística y científica seria.
En el terreno social los beneficios obtenidos por grandes empresas y por bancos son literalmente obscenos. Entretanto el diferencial entre la clase media y los poderosos crece en proporciones geométricas año a año. La carga impositiva es la más alta de Europa y ya hablan los políticos españoles de cargarnos el 21 % de IVA, como en Portugal, lo cual no deja de ser un latrocinio legalizado. Las hipotecas ahogan la vida familiar española y muchísimas capas sociales viven simplemente para sobrevivir. Hay hipotecas ya a 40 y 50 años, con lo cual la siguiente generación heredará deudas como parte del patrimonio. El número de pobres crece y la situación de las clases populares es a veces, cada vez más insoportable. La injusticia social es un hecho. La subida de precios del verano para acá en productos básicos es aterradora.
La economía hace aguas. El motor de la economía española, la construcción –que supone el 30 % de la economía española-, se deshace presa de sus propias redes de especulación y usura (pecado este último del que ya ni la Iglesia habla). El endeudamiento exterior de España es el más alto del mundo, superando incluso al de Estados Unidos en términos porcentuales y algo parejo cabe decir del déficit de comercio exterior. Las empresas españolas se van a Marruecos, a alimentar al enemigo potencial más grande de España, o a darles poder al Asia, ora China ora la India. El turismo español se resquebraja. Los campos están abandonados y se abandonan aún más porque los agricultores no pueden soportar unos precios inicuos donde la parte del león, como siempre, se lo llevan intermediarios y las multinacionales de las grandes superficies. Estos, salvo rarísimas excepciones, tratan con tiranía y desprecio a los productores. La crisis económica que amenaza a España puede ser de proporciones monstruosas. Lo peor de todo es que ni siquiera hay resortes para salir de la crisis. La argentinización económica de España está ya en ciernes.
A pesar de lo anterior la gente sigue gastando el dinero que no tiene. Los créditos y el endeudamiento familiar también son enormes. Incluso a pesar de la pésima marcha de las cosas el materialismo, encarnado en el consumismo, ha sido el paisaje urbano más consistente en estas pasadas fechas navideñas.
La descomposición política es notoria. Un perverso e inicuo sistema autonómico, que nada tiene que ver con el sano regionalismo prescrito por la tradición política española, está ya a un paso de conseguir no ya la implosión y descuartizamiento de España, sino la balcanización de la misma. Las oligarquías políticas reparten prebendas y regalías en íntima unión con las oligarquías plutocráticas, algo enormemente palpable en todas las corrupciones y corruptelas de obras y licitaciones públicas, con mordidas y comisiones verdaderamente escandalosas, en particular en Cataluña. En nombre de una libertad abstracta se han conculcado más libertades reales y concretas que nunca en la historia de España.
Esta descomposición política se acompaña de una imposición a machamartillo de sus propios y corrosivos parámetros “kulturales”. El laicismo radical, el anticlericalismo, el antimilitarismo, el pensamiento único, lo políticamente correcto, la castración de la disensión, el silencio atroz sobre los que piensan distinto cuando no el escarnio, el vilipendio, la burla, la calumnia y la mentira sobre quienes no participan de la intolerancia de los tolerantes alcanza paroxismos tales como la repugnante asignatura de “Educación para la Ciudadanía”, de rancio sabor a compás, escuadra y plomada.
Se podrían seguir dando más datos pero … ¿para qué? ¿Acaso no son estos suficientes?
En síntesis: una proliferación en cantidad e intensidad, así como en su cualidad, del pecado en todos los órdenes. Más aún: un incremento sin precedentes incluso de aquellos pecados que claman venganza al Cielo. Más aún todavía: una voladura prácticamente total de cualquier referente al Derecho Natural. En resumen: todas las claves de la caída. Aborto, injusticia social, inmigración incontrolada de grandes masas no asimilables, sincretismo religioso, desprecio reverencial por lo sagrado, destrucción de la familia, homosexualidad, vicios de todo tipo, pan y circo …
En términos puramente humanos España ha firmado su sentencia de muerte. Sentencia por lo demás irremisible. Sólo un milagro podrá ya salvar a España. Pero los milagros se dan y existen. Precisan, eso sí, de Fe previa.
Pero de la lectura sobrenatural de esta realidad aquí descrita hablaremos otro día.
Insisto: humanamente hablando España está condenada a morir.
Se lo merece. Si la sal ya no sala, como dijo Nuestro Señor, se la tira. Se la arroja. Lo que no sirve se echa el fuego. Y si España ya no va a volver a ser la luz misionera de Cristo y la espada de la Cristiandad, la luz de Trento y el martillo de herejes, entonces es mejor que el Señor nos destruya de manera completa y absoluta. Y cuanto antes mejor. Porque siendo como hoy día somos los españoles no merecemos vivir. No merecemos existir.
Un pueblo apartado de la misión que la Providencia le confió es un pueblo destinado al matadero o, sencillamente, a la autodestrucción. Es mejor así para un pueblo que es descendiente de los que hicieron posible que la mayor parte de la Cristiandad rece hoy en castellano, universalmente conocido como español.

Rafael Castela Santos