quarta-feira, julho 25, 2012

Sobre el comunicado de la FSSPX tras su Capítulo General


Muy atinado y recomendable el artículo sobre las consecuencias del Capítulo General de la FSSPX que se ha publicado en Religión en Libertad recientemente. No dejen de leerlo, porque es enjundioso.
Sostiene allí Carmelo López-Arias, quien lo firma, que pese a todas las aparentes contradicciones y obstáculos “insalvables”, se da una situación actual que es mucho mejor que la existía en años previos. Y es verdad:

“[S]e abre pues, ahora, un impasse que puede ser largo, pero que puede resultar muy útil para aproximar posiciones. Sería insensato que dos partes (ciertamente no iguales en jerarquía, pero sí iguales en la firmeza de sus posturas) que han mejorado significativamente su relación tras un delicado proceso de años, den ahora un paso atrás para empeorarla sólo porque no han conseguido coincidir del todo.”

Cabe, además, felicitar a Carmelo López-Arias, porque él –antes del Capítulo General- sí que acertó acerca de cómo podrían quedar las cosas. Les puedo decir a mis lectores de A Casa de Sarto que yo sí di por hecho que se regularizaría a la Hermandad, o este ciertamente era el ambiente optimista de la que nuestras fuentes romanas nos hacían partícipes. Lo que estas fuentes no sabían era del sabotaje que desde dentro de Roma misma se hizo a dicha potencial regularización al imponer condiciones inaceptables a Monseñor Fellay.
Por nuestra parte, aunque nos tilden de polémicos, seguimos manteniendo lo que dijimos en una entrada anterior nuestra (salvo el error que me han señalado, y cuya corrección por supuesto acepto, de haber dicho que Monseñor Pozzo era Presidente de Ecclesia Dei, cuando en realidad era Secretario, y que el Presidente de la misma era el Cardenal Levada). Créanme que no tengo la más mínima intención de ser polémico. Tan sólo de compartir algunas reflexiones personales con Vds, que no puede ser otro el propósito de esta bitácora, y que les puedan servir para orientarse mejor y disponer mejor sus almas en aras a la salvación. Ni más ni menos. 
El comunicado de la FSSPX posterior al Capítulo General es tremendamente claro y tiene muchos elementos positivos. De entrada se ha conjurado el peligro de escisión interna, algo enormemente deseado por los enemigos de la Tradición, tanto en Roma como fuera de ella. Escisión en la que hubo mucho tonto útil, dicho sea con todo el respeto, dentro de la Hermandad, no dudo que muchas veces sin tal intención. Dicho comunicado empieza congratulándose por la recuperación de la unidad; recuperación obtenida por la reafirmación de los principios básicos que unen a los más de 500 Sacerdotes que constituyen la FSSPX. Unidad amenazada últimamente por los pecados de algunos de sus miembros: sedición, calumnia, imprudencia grave, negligencia también grave y hasta traición. Entre otros. No importa: parece que ahora las aguas han retornado al cauce de la paz, la serenidad y el compromiso firme en los objetivos que dieron origen a la FSSPX y que –lamentablemente- siguen estando más vigentes que nunca. El propio comunicado así lo reconoce al constatar la realidad de este mundo moderno, que se aleja cada vez más de Dios, y la no erradicación de errores básicos como la no afirmación de la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo, la colegialidad o la libertad religiosa con su peligroso hijo del ecumenismo. Todos estos mencionados explícitamente en dicho comunicado.
Un excelente análisis de las implicaciones del Capítulo General y el comunicado que le siguió fue realizado por Brian McCall en The Remnant. A él me remito, porque aunque pueda discrepar en algún punto particular o algún matiz, creo que es muy sensato y bien merece tenerse en cuenta. Me gusta la comparación de McCall del trípode revolucionario: Libertad (la religiosa, triturando el principio de Extra Ecclesia, nulla salus), Igualdad (la no-Realeza de Nuestro Señor Jesucristo, Él es sólo “uno más”) y Fraternidad (la colegialidad episcopal versus la monarquía templada del Santo Padre). La afirmación de la autoridad del Papa, como principio, es formidable. De hecho muchos “católicos” no harían tal afirmación y su espíritu está inclinado hacia sabotear dicha autoridad. Empero cabe plantear como crítica a McCall –y a la Hermandad de San Pío X- lo que bien explica La Honda de David, quien reconociendo que si bien la Verdad está del lado de la FSSPX, hay un problema con exigir la vuelta a la Tradición de Roma de manera íntegra como condición previa y a priori:

“Lo que no es legítimo (en el sentido de legal y no en el de la conveniencia) es pedir la ‘conversión de Roma’. Es ultrapetita, es decir, va más allá del objeto de lo que se peticiona que es la continuidad de la Tradición y es ponerle un límite a la autoridad del Pontífice. Como decir que un padre pierde su potestad porque es pecador y esperar a su corrección para obedecerle en lo que no ofende la ley de Dios o no es arbitrario.”

Y creo que  La Honda de David tiene razón. Y también creo que, a veces, hay algunos conceptos eclesiológicos en la FSSPX que me chirrían un poco.
Ahora bien, un punto que sí merece consideración aparte es que la FSSPX traiga en su comunicado un tema aparentemente “lejano” al Capítulo General y lo que allí se ha estado dirimiendo. Me refiero al tema de los cristianos perseguidos.
No voy a entrar en lo que es de sobra conocido: la situación de los cristianos en el Oriente Medio, en particular en los países “liberados” por los occidentales últimamente, como Irak, Túnez, Egipto o Libia y, próximamente, Siria. O en los países sunnitas. O en Israel, con sus matices, tan unido a esos países sunnitas en tiempos muy recientes. O en Sudán del sur, vuelto a ser militarmente atacados los cristianos. O en Nigeria. O en Kenia. O en Tanzania y otros muchos lugares de África. O el hostigamiento a los católicos, quizás incruento frente al cuerpo pero terriblemente lesivo para el alma, que se da en los Estados Unidos o en esta maldita Unión Europea. O la situación de los católicos en el mundo comunista: China, Cuba, Vietnam, etc. La persecución a los cristianos se está haciendo extensiva en todo el mundo y de mayor intensidad. Negar esto es negar la realidad.
La Hermandad de San Pío X ha considerado oportuno unirse a estos millones de cristianos perseguidos por causa de su Fe. Y liga esta afirmación con la del sufrimiento del Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo y con la esperanza que estas muertes, estos martirios sangrientos y también los secos, sirvan para hacer crecer dicho Cuerpo Místico. La FSSPX adopta aquí un planteamiento apocalíptico del que me alegro, porque es necedad querer ver la realidad circundante con otro prisma. Quizás, también, en consideración anticipada de la persecución terrible que sobre el pusillus grex se avecina, y que la Hermandad bien representa.
La situación actual invita poco al optimismo con respecto a una posible regularización. En este último paso la mala voluntad de Roma ha sido patente. Quizás ciertos aspectos necesitan ser todavía madurados por ambas partes. Pero hay una pequeña puerta abierta a la esperanza. Insisto: no todo está perdido. Para ello, remarca Carmelo López-Arias en Religión en Libertad, quién puede ganar la partida:

“[E]l tiempo, en este caso, corre a favor de quien piensa, no de quien se agita”.

Y, mucho me temo, aquí ha habido mucho agitado. Los hombres de Dios saben bien que lo que conlleva agitación no puede venir de Dios.
A seguir rezando. En paz, sin agitación, con abundancia de silencio. Aunque sea el martirio (y dado el odio y la saña de los enemigos de Cristo hoy día no deberíamos contar con que este martirio vaya a ser mínimamente humano) lo que nos aguarde.

CODAS: (1) Y siguen pasando las semanas, una tras otra, y el Santo Padre sin hacer el más mínimo gesto de querer consagrar Rusia al Inmaculado Corazón. (2) ¿Se han fijado en el auge del comunismo en el mundo? Ambos hechos, también, son apocalípticos. (3) No menos me parece el nombramiento de Müller para la Doctrina de la Fe. Pareciera más bien un caso de zorra a la que se pone a guardar el gallinero. 

Rafael Castela Santos 

sexta-feira, julho 13, 2012

Tres reflexiones y tres metarreflexiones sobre el Capítulo General de la FSSPX



Ante todo quisiera decir que se ha procurado desde A Casa de Sarto el mantenerse a un lado del Capítulo General de la FSSPX. Miles y un servidor creemos infinitamente más en el poder de la oración, del ayuno (aunque un servidor no cumpla todo lo que debiera en este respecto) o del sacrificio, que en el de la verborrea internetera. Parece que algunos han hecho del grito, del ruido, de la cacofonía y de la logorrea su status normal. En A Casa de Sarto hemos creído que esto no era, ciertamente, lo más cristiano.
No voy a exhibir ningún galón, pero ahí están las informaciones sobre temas de la FSSPX, donde nuestras fuentes en Roma y Menzingen nos han permitido estar siempre bien informados. Pudiéramos haber hablado más del Capítulo General, pero decidimos no hacerlo. No es nuestra misión ni es el sitio de A Casa de Sarto, donde –con la proa enfilada hacia los 10 años de funcionamiento- sólo hemos tratado de cooperar humildísimamente desde la Doctrina a la salvación de las almas. Ni más ni menos es nuestro propósito. Llamar la atención para la pureza de la Fe, pero sin creernos puros. Reivindicar la Tradición, pero sabiendo que no por ello éramos mejores. Antes bien, por haber recibido la gracia de la Fe y la gracia rarísima de la Tradición en estos momentos de la historia, estamos obligados a más. Quien es católico a la vieja usanza, tradicional, es el que recibió 10 talentos. Sin embargo les garantizo que quien firma este artículo es un pecador redomado de tomo y lomo, y públicamente lo confieso, así que si algún alma caritativa tiene a bien rezar por mí, para que me arrepienta más y mejor y enderece mis caminos, no sabe cuantísimo se lo agradezco.

No sólo fuimos los primeros en dar alguna noticia, creo casi que a nivel mundial, sino que hemos señalado algunas informaciones erróneas de otros porque la mentira ya era flagrante. Quien quiera mirar entradas anteriores, va a encontrar un buen elenco donde esto se prueba. A diferencia de otros, irresponsables en el menor de los casos, muy irresponsables, que se permiten dar opiniones como si fueran dogmas o de aquellos que hacen caso al rumor, la calumnia, la mentira y la sedición, y las promueven, con lo grave que esto es, nosotros seguimos con nuestro perfil bajo y dándole las gracias a nuestra media de 300 lectores diarios. Ojalá que este pequeño esfuerzo de A Casa de Sarto sirva para edificarles más. A mí ya la sola amistad de mi hermano en la Fe Miles, con cuya coincidencia en asuntos cruciales y difíciles no deja de sorprenderme y asombrarme, y el saberme que no estoy casi solo, como pensaba en el ya distante 2003, me compensa de todo. Que en el Cielo me imputen estos ratos dedicados a esta modestísima bitácora como dedicados al apostolado, y que esto pague por alguno de mis muchos pecados.

Basta de introducción.

En relación al Capítulo General de la FSSPX la primera reflexión que se me ocurre es que Monseñor Fellay se ha negado a firmar nada con Roma en tres ocasiones de cuatro, si la memoria no me falla. Escribo a vuelapluma ya llegando al aeropuerto y a punto de salir para Gran Bretaña, y con una pésima y lentísima conexión a internet en el móvil, así que no puedo corroborar lo dicho. Mi memoria me dice que, más o menos en Septiembre, el Superior General de la Hermandad de San Pío X rechazó en una primera ocasión las ofertas de Roma. Hubo una segunda negativa allá por Enero del 2012, si mi memoria no me falla. Justamente ahí se produjo un acercamiento de posturas que dio lugar a un borrador que era firmable por ambas partes, como nos contaban nuestras fuentes romanas. Aunque poquísima gente sabía el texto preciso (nosotros tampoco), sí parecían saberse algunos parámetros del mismo. Personalmente pensé que era correcto y deseable firmarlo, y así lo sigo pensando, porque los parámetros de los que nos habían informado eran que se respetaba el apostolado de la Hermandad y que no había imposiciones. Apenas quedaba el asunto de la erección de nuevas casas, que querían someter a la aprobación de los Obispos Diocesanos (verdaderas bestias negras en la práctica de la FSSPX), lo cual era un escollo no menor pero que estoy seguro con buena voluntad por ambas partes se hubiera podido solventar. Lamentablemente cuando todo parecía abocado a que se firmara en algún momento del mes de Junio (se barajaron incluso las fechas del 16 y del 29 de dicho mes), Roma hizo una maniobra torticera y taimada donde ponía a Fellay a los pies de los caballos. Monseñor Fellay, lógicamente, no podía firmar algo que comprometía a la Hermandad en su apostolado, que le imponía inaceptables trágalas con respecto al Vaticano II y al Novus Ordo (aspecto este que había desaparecido ya en Enero y del que, en aras a un bien mayor, se obviaba) y que, de hecho, era peor que el preámbulo inicial que se manejó durante el otoño pasado. En esa maniobra torticera vaticana estaban implicados varios, pero jugaron un papel destacable Ladaria (el herejote del Pecado Original, y al parecer, ¡pobre Cataluña!, obispable de Barcelona, a quien ya aludimos veladamente en A Casa de Sarto por sus escritos donde sostiene que el Pecado Original no se transmite por la descendencia, sino que acontece “por la inmersión en la Historia” [sic]) y Becker, el jesuita, cuyo nombramiento ya resultó en extremo polémico. Hubo más cosas, como la presión de la Conferencia Episcopal alemana, pero quiero centrarme en lo sustancial según las informaciones de que disponemos de fuentes romanas en A Casa de Sarto. Reiteramos lo dicho en A Casa de Sarto: la culpa en este momento de la no-firma del “acuerdo” la tiene sólo y en exclusiva Roma, que la boicoteó.

Sea como fuere, pregunto a esos que están contra el posible “acuerdo” que Fellay había ayudado a forjar y le califican de traidor. ¿Es un traidor quien se niega a firmar aquello que compromete? ¿Es un traidor quien tiene claras líneas que no pueden cruzarse e imposiciones por las que no va a pasar? ¿Es un traidor quien ha defendido lo mejor que ha podido o ha sabido, y de buena fe, como los hechos avalan, a la institución de la que es Superior General? ¿O son más bien traidores quienes filtran noticias, mienten abyectamente, hacen daño al bien común y –sobre todo- no es que están contra ESTE “acuerdo”, sino contra cualquier “acuerdo” porque para ellos la de facto única raison d’être de su existencia es el oponerse a Roma?

¿Es posible para un católico, que se dice tal, el querer permanecer fuera de la Iglesia de modo permanente o cuasi-permanente, más aún si el estado de necesidad ya no se da? ¿Por qué no se marchan los que así piensan y forman su propia secta veterocatólica, o novocatólica, o protestante, si así les place?

Segunda y terceras reflexiones. El nombramiento de Di Noia y de Müller. Del Cardenal Müller, sustituto de Levada, se pueden decir varias cosas, todas ellas ciertas: simpatizante de la Teología de la Liberación, odiador a muerte de la Tradición y más aún de la FSSPX y antiguo Obispo de Ratisbona, justamente el sitio donde tuvieron lugar los polémicos juicios contra Monseñor Williamson. De Augustine Di Noia se pueden decir otras: buen tomista, amante del fútbol americano, buen gourmet y con claras simpatías hacia la Tradición y hacia la FSSPX (y bastante incapaz para el italiano, a pesar del tiempo que lleva en Roma). Dejemos de lado las desafortunadísimas, y puntuales, declaraciones de Monseñor Di Noia acerca de su deseo de “convertir a la FSSPX al pensamiento conciliar”. Me temo que eso no se va a dar porque ya empiezan a abundar en Roma mentes preclaras que se van distanciando y separando del pensamiento conciliar, y que van a más, pese a los tóxicos deseos de Su Excelencia; y ni los miembros de la FSSPX ni los seglares que recibimos su apostolado estamos por tal labor de autodemolición no ya de la FSSPX, sino de la Iglesia, que es lo verdaderamente importante. En todo caso, justo es decirlo, consta a esta bitácora que Di Noia ha cooperado y ayudado de manera discreta a la FSSPX en varias instancias desde dentro de Roma, lo que ha supuesto más de un disgusto y quebradero de cabeza para Monseñor Di Noia.

Hay, sin embargo, particularidades romanas (digamos claro: putadas sublimes de guante blanco) que no pueden pasarse por alto. Di Noia ha ocupado, en virtud de su Episcopado, el despacho de Pozzo, todavía Presidente de Ecclesia Dei, pese a que Monseñor Di Noia es el Vicepresidente. Ahora Pozzo se va a ir a tomar por saco, en román –o romano- paladino –de palacio-, porque ni siquiera tiene lugar en el siempre exiguo espacio de Ecclesia Dei. En Roma están francamente descontentos de la pésima labor llevada a cabo por Monseñor Pozzo, quien además ha interferido constantemente en el mandato que había recibido de llevar a buen puerto la regularización de la FSSPX con sus continuas pretensiones al Episcopado. Me temo que Pozzo se va a quedar sin ser Obispo. Por tóxico. Y se va a ir a tomar por saco de Ecclesia Dei, aunque sea –me temo que ya sólo nominalmente- el Presidente. Por tóxico también. Bien merecido. Y, según nos cuentan, el Papa está notoriamente cabreado con Pozzo. No es para menos. En resumen: las altas instancias romanas desaprueban la no regularización de la FSSPX, y de modo discreto –al más puro estilo romano- asumen que han cometido errores con respecto a cómo han llevado este tema.

En teoría Müller debería llevar el expediente de la FSSPX. Con tamaño enemigo, la posibilidad de una regularización está prácticamente descartada. Pero … siempre hay un pero. Como nos han advertido delicadamente desde el Vaticano, una instancia de orden inferior no tiene obligación de remitir a la superior un expediente si quien está al frente de la instancia inferior es un Obispo. Y, ¡hete aquí!, que Di Noia es Obispo. La maniobra del nombramiento de Monseñor Di Noia no sólo es una desautorización de Pozzo, sino una neutralización de Müller a este respecto. El día que Di Noia lidie con el expediente de la FSSPX no tendrá que pasárselo a Müller. Pozzo (que no era Obispo) tenía que pasar el expediente a Levada, sí o sí. Di Noia, que es Obispo, no tiene que pasarle dicho expediente a la Congregación presidida por Müller. Di Noia lidia con el caso, y ahí se queda, que para eso es Obispo. Y dominico, para más señas.
Esto supone que las altas instancias romanas han vuelto a reabrir una ventana de esperanza para una posible regularización de la Hermandad, “acuerdo” que dicen (incorrectamente, dicho sea de paso). El mensaje es tan sutil como importante, pero Roma vuelve a desear tender una mano.

Y ahora tres metarreflexiones.

Perdónenme los que me leen habitualmente por mis repeticiones. Pero no puedo dejar de decir, por penúltima vez, que mucho –y cada día más- me acuerdo de Castrillón. El verdadero calibre de Su Eminencia quizás sólo emerja del todo después de muerto. Hombre bueno, y generoso, manejó con increíble prudencia y sabiduría el tema de la FSSPX. Me dice alguien muy, muy cercano a Monseñor Fellay que en la más estricta intimidad ahora le echa de menos a SE Castrillón Hoyos. Espero que Fellay entienda que tiene que purgar sus errores. Su error craso de no haber hecho más caso a Castrillón. ¡Cuántos problemas nos hubiéramos evitado todos! Pero la obstinación, y la arraigada tendencia a la procrastinación, de Monseñor Fellay ha llevado a esto. Me dicen que Monseñor Fellay está pasando por un auténtico purgatorio personal. Bien merecido en algún aspecto y estoy seguro que le hará mucho bien espiritual. Pero tristemente sufren otros muchos por sus errores, muchos inocentes, y, además, hubiera sido evitable.

En segundo lugar el sempiterno affaire Williamson. ¿Hace falta que vuelva a molestar a mis lectores habituales que es el Obispo de los cuatro que mejor me cae, y con diferencia? ¿Hace falta que diga que es un caballero, un señor, un gentleman y un Obispo de punta a punta? ¿Hace falta que insista que es, de los cuatro Obispos de la FSSPX, el que tiene más sentido y virtud de la Romanitas, aunque últimamente lo ejerza poco? ¿Hace falta que diga que no comparto sus puntos de vista sobre el genocidio contra los judíos? ¿Es necesario insistir que su imprudencia puso a toda la Iglesia a los pies de los caballos de ciertos judíos, tan poderosos como malintencionados y anticristianos? ¿Hace falta que reitere que últimamente ha perdido los estribos y está actuando de manera no sólo incorrecta, sino gravemente lesiva para el bien común no sólo de la FSSPX sino de la Iglesia? ¿Hace falta que sostenga una vez más que no me ha parecido nada bien cómo le ha tratado Monseñor Fellay y que creo que el Superior General no ha sido a veces justo con Monseñor Williamson? ¿Hace falta que exprese lo obvio, que es una situación y caso muy difícil y peliagudo de manejar para Monseñor Fellay? ¿Hace falta que les cuente mi dolor por la pérdida, en términos pragmáticos, de su Episcopado?

¿Quieren que les diga que echo de menos a Monseñor Williamson? ¿Quieren que, en baja voz, afirme que la soledad y el aislamiento de Monseñor Williamson están siendo muy lesivas para él y más todavía para la FSSPX y que muchas de las barbaridades con que se ha prodigado últimamente no hubieran sido proclamadas urbi et orbi de no haber estado tan aislado y acosado?

En tercer lugar, es cierto, hay ríos de tinta virtual en el internet sobre la interna que está aconteciendo en la Hermandad. Es obvio que hay disensiones. Pero poco, o nada, se habla de las disensiones y la interna brutal que está aconteciendo en Roma. Ahí se está dando la lucha real, la lucha del mal contra el Bien. La lucha de los enemigos de Cristo y de la Iglesia contra los verdaderos amantes de Nuestro Señor y de Su Esposa Mística. Más nos valdría fijarnos en esta lucha que en las menudencias de la Hermandad. En este último caso, encima, se entremezclan algunos asuntos personales con otros, lo cual no es muy edificante (pero Pozzo es un caso de esto en Roma también).

Mis queridos lectores: la lucha es ya abiertamente apocalíptica. Y está en el corazón de la Iglesia, en Roma, no en Menzingen. Ofuscarse por un detalle, un detalle crucial, como el de la Hermandad y verlo todo a través del prisma de la FSSPX es harto peligroso. Para empezar es un paradigma erróneo: creer que la Iglesia es la FSSPX. Y, lamentablemente, hay quien implícita o explícitamente lo piensa.

Y en Roma a nombrar Cardenales liberacionistas como Müller y a barajar como obispables para Barcelona a herejes y heresiarcas, como Ladaria. Creo que últimamente se ha puesto de moda llamar “conservadores” a los herejes, como Ladaria, y “progresistas” a los heresiarcas. ¿Será Müller uno de estos últimos?
Quo vadis, Roma?

CODAS: (1) Por cierto, Roma … ¡ya vale con los Obispos portugueses! A ver si se nombra uno, sólo uno, que sea medianamente potable. Porque lo de la Patria hermana lusa ya clama al Cielo. ¡Qué Episcopado más rastrero, ruin, mezquino e ignorante! (2) ¿Y para cuándo la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón? Ya sé que mis fuentes romanas me dicen que este Papa ha rehusado hacerla. Pero es mi misión seguir recordando los deseos de la Santísima Virgen. Oportuniter et importuniter.

Rafael Castela Santos

segunda-feira, julho 09, 2012

O apelo do belo



De entrevista que concedeu à CNS, as interessantes reflexões do Cardeal Burke sobre a Missa Tradicional de rito latino-gregoriano e a aplicação do “Summorum Pontificum”. Ainda que não compartilhe do entusiasmo que Sua Eminência a dada altura manifesta acerca do “Novus Ordo”, tudo o mais que afirma é merecedor da maior atenção.

segunda-feira, julho 02, 2012

"A Canticle for Leibowitz", de Walter M. Miller, Jr.



Publicado originalmente no ano de 1960 e desde então objecto de sucessivas reedições, “A Canticle for Leibowitz”, da autoria de Walter M. Miller, Jr. é um livro que surpreende muitíssimo pela positiva o leitor: dividido em três histórias distintas mas interligadas - “Fiat Homo”, “Fiat Lux” e “Fiat Voluntas Tua” -, ambientadas em três épocas diferentes (respectivamente nos anos de 2560, 3174 e 3781 depois de Cristo), a sua trama decorre num mundo pós-guerra atómica ocorrida em finais dos anos 60 do século XX, tendo por centro de acção uma abadia da imaginária Ordem de São Leibowitz, localizada no que é hoje o deserto do Utah, cujos respectivos monges se dedicam à preservação de todo o conhecimento científico existente previamente à catástrofe atómica com a finalidade de salvaguardá-lo para as gerações vindouras, tudo num ambiente de profunda e rigorosa ortodoxia católica muito semelhante ao dos actuais mosteiros beneditinos tradicionalistas.

“A Canticle for Leibowitz”, muito mais do que um simples livro de ficção científica, categoria em que habitualmente é enquadrado, é uma autêntica metáfora do papel civilizador da Igreja Católica no decurso da História, muito em especial nas épocas de barbárie, sejam estas de barbárie em sentido estrito ou em sentido mais lato decorrente da decadência moral do género humano.

Em “Fiat Homo”, ambientada no ano de 2560, o mundo retroagiu a um estado próximo ao que já viveu durante os anos de 600 a 1000 da nossa era. A sofisticada civilização material do século XX desvaneceu-se por completo. Hordas de perigosos nómadas primitivos e ignorantes devastam a maior parte do que foi outrora o território dos Estados Unidos da América. Numa abadia católica do deserto do Utah, os monges da Ordem de São Leibowitz (São Leibowitz ou Isaac Edward Leibowitz, engenheiro electrotécnico judeu que no último quartel do século XX, já depois da guerra atómica, se converteu ao Catolicismo, que dedicou o resto da sua vida à missão que viria a ser também a da ordem de que foi fundador - a salvaguarda de todo o conhecimento científico - e que morreu martirizado) mantêm aceso o farol da civilização no meio das trevas em que o mundo mergulhou.

Em “Fiat Lux”, passada no ano de 3174, o mundo ascendeu a um nível civilizacional idêntico ao dos anos de 1600 a 1800. Na Abadia de São Leibowitz, o seu abade trava intenso debate com um cientista, representante de um mundo onde o secularismo recomeça as suas razias, que sustenta a incompatibilidade entre a fé e a razão, entre a fé e o conhecimento científico, conseguindo contradizê-lo e refutá-lo por completo. Entretanto, a mesma abadia é o primeiro edifício em doze séculos a ter iluminação eléctrica…

Por fim, em “Fiat Voluntas Tua”, decorrida no ano de 3781, o mundo encontra-se novamente num zénite civilizacional. A humanidade reiniciou as viagens espaciais (actividade estudada na Abadia de São Leibowitz) e existem colónias humanas instaladas noutros planetas habitáveis; porém, o perigo da ocorrência de outra guerra atómica, num planeta Terra dividido em dois grandes blocos geopolíticos em constante escalada belicista, é enorme. Nesta conjuntura, o último abade da Abadia de São Leibowitz, em face do trágico desenrolar dos acontecimentos e dos dilemas por estes colocados, vê-se forçado a confrontar amargamente um médico, funcionário público de um Estado totalmente irreligioso, em defesa de vida humana e contra aquilo a que hoje chamamos de “cultura da morte”. Esta última história é sem dúvida a melhor e a mais emocionante das três que compõem “A Canticle for Leibowitz”, aquela que mais apela à consciência do leitor contemporâneo, nela impressionando o modo como logo em 1960 Walter M. Miller, Jr., de resto autor de vasta cultura católica, anteviu e figurou a tendência niilista anticristã que se afirmaria nas sociedades ocidentais nas décadas seguintes.

Por todo o exposto, “A Canticle for Leibowitz” é leitura que se recomenda vivamente, ideal para ser feita nos dias de férias de Verão que se aproximam. Sublinhe-se que este livro está traduzido para português sob o título “Um Cântico a Leibowitz”, tendo em Portugal sido alvo de uma primeira tradução na extinta “Colecção Argonauta”, encontrando-se presentemente disponível no mercado em edição da responsabilidade da “Europa-América”.


domingo, julho 01, 2012

Los PIGS juegan mejor al fútbol



El original de Religión en Libertad (ReL) se puede encontrar aquí.

Escribía Chesterton que «aquellos países de Europa en los cuales todavía existe la influencia de los sacerdotes, son precisamente los países que todavía cantan y bailan al aire libre con arte y coloridas vestimentas. La doctrina y la disciplina católicas puede que sean murallas; pero son murallas que cercan un campo de juegos.»
Se trata de un misterio teológico que podría dar argumento a mil sesudos ensayos; pero los hechos de la experiencia son más elocuentes que cualquier ensayo: allá donde la Reforma protestante triunfó, con la promesa de aliviar a los hombres de los cilicios y penitencias impuestos por la disciplina católica, los hombres dejaron de cantar y bailar; y allá donde la Reforma protestante fue derrotada los hombres siguieron cantando y bailando como si tal cosa. Se ha intentado de muy diversos modos «naturales» explicar esta paradoja; pero tales explicaciones resultan a la postre antinaturales, como ocurre siempre que se excluye el elemento sobrenatural. Y la mejor prueba de ello la tenemos en los propios países de tradición católica renqueante, en los que, sin cambiar las circunstancias naturales (clima, alimentación, etcétera), se ha ido infiltrando, a medida que se «protestantizaban», el gas venenoso de la infelicidad y la desesperación.
Un amigo loco me dice que, leída en clave teológica, esta «crisis económica» podría interpretarse como el último zarpazo de la Reforma protestante sobre los países que todavía cantan y bailan, a los que por despecho llaman PIGS; zarpazo de bestia moribunda y boqueante, mas no por ello menos lesivo y feroz. Según este amigo loco, todas las penalidades que a los llamados PIGS nos infligen los países de la Reforma tendrían su origen en un rencor de índole sobrenatural; pero ni toda su bilis acumulada de siglos bastará, a juicio de mi amigo, para que dejemos de cantar y bailar. Y como mi amigo loco -además de teólogo- es futbolero, me aventura esta hipótesis sobre la Eurocopa:

- Portugal venció a Holanda, refugio de la herejía calvinista; España tumbó a Francia, que vendió su primogenitura por un plato de lentejas revolucionarias; Italia dio boleto a la Pérfida Albión, nido del antipapismo; y vengó la derrota sufrida por Grecia (amadísima hermana, de la que sólo nos separa el Filioque) vapuleando a los fatuos alemanes, que inocularon el veneno luterano en la Cristiandad. En esta Eurocopa se demuestra que los PIGS jugamos mejor al fútbol, porque Dios está de nuestra parte ...

- ¡Curiosa y peregrina teoría! –lo interrumpo-. ¿Y qué nos deparará entonces la final entre Italia y España?

Aquí mi amigo loco esboza un mohín atribulado y me devuelve la pregunta:
- ¿Tú quién crees que reúne más méritos ante el cielo?

- Hombre ... En España no hay pueblo ni aldea donde la devoción a la Virgen no tenga una advocación distintiva. España evangelizó el Nuevo Mundo e impulsó la Contrarreforma. Recordarás aquel apóstrofe de Menéndez Pelayo: «España, luz de Trento, martillo de herejes, cuna de San Ignacio ...».

- Ya. Pero eso son glorias pretéritas, ensuciadas por el morbo laicista de los últimos siglos. Y, además ... –aquí mi amigo hace una pausa compungida-, ellos tienen al Papa. Contra la primacía de Roma no valen glorias pretéritas.

Confiando que mi amigo se equivoque en su pronóstico para la final, me adhiero sin embargo su diagnóstico general: los PIGS jugamos mejor al fútbol, pues no en vano somos países que todavía cantan y bailan, por mucho que les joda a los hijos de la grandísima ... Reforma.

Juan Manuel de Prada