No calendário litúrgico tradicional, comemora-se no último Domingo do mês de Outubro, hoje, a festa de Cristo-Rei. Tal celebração recorda-nos que um dia, certamente não muito longínquo, ocorrerá o regresso do Rei para reclamar o seu Reino daqueles que presentemente o usurpam.
A este propósito, aqui fica um notável texto do padre argentino Leonardo Castellani, S.J. - nem todos os jesuítas traíram Cristo e Santo Inácio de Loyola, no século XX -, extraído do seu "Cristo, vuelve o no vuelve?":
"La enfermedad mental específica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve más; o al menos, no pensar que vuelve.
En consecuencia, el mundo moderno no entiende lo que pasa. Dice que el Cristianismo ha fracasado. Inventa sistemas, a la vez fantásticos y atroces, para salvar a la humanidad. Está a punto de dar a luz una nueva religión. Quiere construir otra torre de Babel que llegue al cielo. Quiere reconquistar el Jardín del Edén con solas las fuerzas humanas.
Está lleno de profetas que dicen: "Yo soy. Aquí estoy. Este es el programa para salvar al mundo. La Carta de la Paz, el Pacto del Progreso y la Liga de la Felicidad. La Una, la Onu, la Onam, la Unesco! Mírenme a mí! Yo soy".
La herejía de hoy, descrita por Hilaire Belloc en su libro "Las Grandes Herejías", pareciera explicitamente no negar ningún dogma cristiano, sino falsificarlos todos.
Pero, mirándolo bien, niega explícitamente la segunda venida de Cristo; y con ella, niega su Reyecía, su Mesianidad y su Divinidad. Es decir, niega el proceso divino de la Historia. Y al negar la Divinidad de Cristo, niega a Dios. Es ateísmo radical revestido de las formas de la religiosidad.
Con retener todo el aparato externo y la fraseología cristiana, falsifica el cristianismo, transformándolo en adoración del hombre; o sea sentando al hombre en el tiemplo de Dios, como si fuese Dios. Exalta al hombre como si sus fuerzas fuesen infinitas. Promete al hombre el reino de Dios y el paraíso en la tierra por sus proprias fuerzas.
La adoración de la Ciencia, la esperanza en el Progreso y la desaforada Religión de la Democracia, no son sino idolatría del hombre; o sea, el fondo satánico de todas las herejías, ahora en estado puro.
De los despojos muertos del cristianismo protestante, galvanizados por un espíritu que no es de Cristo, una nueva religión se está formando ante nuestros ojos.
Esto se llamó sucesivamente filosofismo, naturalismo, laicismo, protestantismo liberal, catolicismo liberal, modernismo... Todas esas corrientes confluyen ahora y conspiran a fundirse en una nueva fe universal que en Renán, Marx y Rousseau tiene ya sus precursores.
Esta religión no tiene todavía nombre, y cuando lo tenga, ese nombre no será el suyo. Todos los cristianos que no creen en la segunda venida de Cristo se plegarán a ella. Y ella les hará creer en la venida del OTRO. Porque yo vine en nombre de mi Padre y no me recibisteis; pero otro vendrá en su proprio nombre y le recibiréis (San Juan, V, 43).
De ellos escribió el primer Papa:
"Sabed, en primer lugar, que vendrán en los últimos días en decepción seductores que andan según sus concuspiscencias!
Y dirán: "Donde está la promesa de su venida? Todas las cosas perseveran lo mismo que desde el principio del mundo, después que murieron los Padres".
Se les esconde a los que esto quisieron, que al principio fue el cielo y la tierra sacada del agua y consistente sobre el agua por el verbo de Dios.
De donde aquel mundo de entonces, inundado del agua, pereció.
Pero los cielos de ahora y la tierra en el mismo verbo de Dios cimentados, están reservados al fuego del día del juicio, y la perdición de los impíos...
No olvida Dios su promesa, como algunos creen; mas obra con paciencia por vosostros, no queriendo que perezca nadie, sino que todos se conviertan a penitencia" (II Petr. III, 3-9)".
A este propósito, aqui fica um notável texto do padre argentino Leonardo Castellani, S.J. - nem todos os jesuítas traíram Cristo e Santo Inácio de Loyola, no século XX -, extraído do seu "Cristo, vuelve o no vuelve?":
"La enfermedad mental específica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve más; o al menos, no pensar que vuelve.
En consecuencia, el mundo moderno no entiende lo que pasa. Dice que el Cristianismo ha fracasado. Inventa sistemas, a la vez fantásticos y atroces, para salvar a la humanidad. Está a punto de dar a luz una nueva religión. Quiere construir otra torre de Babel que llegue al cielo. Quiere reconquistar el Jardín del Edén con solas las fuerzas humanas.
Está lleno de profetas que dicen: "Yo soy. Aquí estoy. Este es el programa para salvar al mundo. La Carta de la Paz, el Pacto del Progreso y la Liga de la Felicidad. La Una, la Onu, la Onam, la Unesco! Mírenme a mí! Yo soy".
La herejía de hoy, descrita por Hilaire Belloc en su libro "Las Grandes Herejías", pareciera explicitamente no negar ningún dogma cristiano, sino falsificarlos todos.
Pero, mirándolo bien, niega explícitamente la segunda venida de Cristo; y con ella, niega su Reyecía, su Mesianidad y su Divinidad. Es decir, niega el proceso divino de la Historia. Y al negar la Divinidad de Cristo, niega a Dios. Es ateísmo radical revestido de las formas de la religiosidad.
Con retener todo el aparato externo y la fraseología cristiana, falsifica el cristianismo, transformándolo en adoración del hombre; o sea sentando al hombre en el tiemplo de Dios, como si fuese Dios. Exalta al hombre como si sus fuerzas fuesen infinitas. Promete al hombre el reino de Dios y el paraíso en la tierra por sus proprias fuerzas.
La adoración de la Ciencia, la esperanza en el Progreso y la desaforada Religión de la Democracia, no son sino idolatría del hombre; o sea, el fondo satánico de todas las herejías, ahora en estado puro.
De los despojos muertos del cristianismo protestante, galvanizados por un espíritu que no es de Cristo, una nueva religión se está formando ante nuestros ojos.
Esto se llamó sucesivamente filosofismo, naturalismo, laicismo, protestantismo liberal, catolicismo liberal, modernismo... Todas esas corrientes confluyen ahora y conspiran a fundirse en una nueva fe universal que en Renán, Marx y Rousseau tiene ya sus precursores.
Esta religión no tiene todavía nombre, y cuando lo tenga, ese nombre no será el suyo. Todos los cristianos que no creen en la segunda venida de Cristo se plegarán a ella. Y ella les hará creer en la venida del OTRO. Porque yo vine en nombre de mi Padre y no me recibisteis; pero otro vendrá en su proprio nombre y le recibiréis (San Juan, V, 43).
De ellos escribió el primer Papa:
"Sabed, en primer lugar, que vendrán en los últimos días en decepción seductores que andan según sus concuspiscencias!
Y dirán: "Donde está la promesa de su venida? Todas las cosas perseveran lo mismo que desde el principio del mundo, después que murieron los Padres".
Se les esconde a los que esto quisieron, que al principio fue el cielo y la tierra sacada del agua y consistente sobre el agua por el verbo de Dios.
De donde aquel mundo de entonces, inundado del agua, pereció.
Pero los cielos de ahora y la tierra en el mismo verbo de Dios cimentados, están reservados al fuego del día del juicio, y la perdición de los impíos...
No olvida Dios su promesa, como algunos creen; mas obra con paciencia por vosostros, no queriendo que perezca nadie, sino que todos se conviertan a penitencia" (II Petr. III, 3-9)".
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