terça-feira, abril 19, 2005

¡Tenemos Papa!

El Cardenal Ratzinger ha sido elegido nuevo Papa. Ha escogido el nombre de Benedicto XVI.
Ratzinger se ha caracterizado en un pasado por un modernismo rampante y en tiempos más recientes ha sido, a pesar de ciertos problemas doctrinales que afectan a la mayor parte de la Iglesia, un freno a muchos excesos modernistas. Sin duda alguna el Pontificado de Juan Pablo II hubiera sido mucho peor si Ratzinger no hubiera estado en los últimos tiempos ahí.
Durante los Pontificados de Benedicto XV y de Pío XI, doctrinalmente impecables, los liberales y modernistas tomaron todos los resortes de poder de la Iglesia. Los mismos que habían sido neutralizados por San Pío X y los mismos sobre los que Pío XII tuvo que ejercer potestad y autorizar para frenarles. De ahí que la elección de su nombre, que suele tener que ver con el último Papa de la línea, no sea quizás motivo de gozo para muchos de nosotros. Como Jacobo San Miguel, R.I.P., nos recordaba a menudo, fue durante estos dos pontificados posteriores al de San Pío X cuando se gestó la traición enorme a los Cristeros mexicanos.
Es por esto que mi post de ayer, sobre Santo Tomás Becket o Cantuariense, sigue siendo acertado. Dado el actual Colegio Cardenalicio que haya salido Ratzinger es una prueba palpable de que el Espíritu Santo no abandona a Su Iglesia. Ahora la pelota está en el tejado de Benedicto XVI y a él corresponde mover ficha. Ratzinger debe restaurar todo en Cristo porque Cristo, y no los hombres, es el centro y la razón de ser de la Iglesia Católica.
¡Gloria sea dada a la Iglesia Católica, Esposa Mística de Nuestro Señor Jesucristo!
¡Viva el Papa!

RCS

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