quinta-feira, julho 04, 2013

Divagaciones sobre el Santo Padre … y sobre Castellani


Carmelo López-Arias, desde las páginas de Religión en libertad –un sitio que recomiendo, por más que a veces pueda ser algo almibarado-, se largó este trasunto acerca de las coincidencias entre la novela del Padre Leonardo Castellani y el actual Santo Padre, es decir, entre el supuesto Juan XXIV y nuestro Francisco I. La comparación es muy interesante, y les invito a que lo lean.
En primer lugar hay que agradecer a Alejandro Bilyk, de la Editorial Vórtice, la nueva sobre la reedición de este texto de Castellani ya era imposible de encontrar, Juan XXIV, por parte de la Librería Lectio, de Córdoba de la Nueva Andalucía.
Por cierto: visiten su página. Alejandro siempre nos alegra con todo lo que edita y de lo que da noticia, así que animarle a que siga en su buena ruta editorial. Si alguno pasa por Buenos Aires, que se dé una vuelta por Hipólito Yrigoyen 1970, donde está ese pequeño rincón de la librería y Editorial Vórtice  Es imposible salir de allí sin comprar algo. Para mí es uno de esos rincones que debería estar incluido en cualquier ruta turística.Y si no pueden allegarse a esa maravillosa y horrible urbe de Buenos Aires, dense al menos un viaj virtual por esa página de Editorial Vórtice. Alejandro Bilyk, siempre generoso, nos obsequia con textos y libros digitales que periódicamente renueva. 
No se quedó Carmelo sin respuesta. Desde las páginas de Panorama Católico Internacional se expresaron, urbi et orbi, los no pocos caveats que merece el artículo de Carmelo López-Arias que antes señalábamos. Y es normal: para los argentinos, y en particular para los bonaerenses, que han sufrido la mala e incluso pésima gestión de Bergoglio como Obispo, les salen sarpullidos. Marcelo González, responsable de Panorama Católico Internacional, esgrime muchas y poderosas razones por las que él no ve esos paralelos entre Juan XXIV y Su Santidad Francisco I.
Reservándome mi opinión en este interesante debate, sirva decir que uno fue alguna vez súbdito bonaerense, y que también sufrí a Bergoglio. Pero no dejo de olvidar que el actual Santo Padre a veces sorprende. Como la Consagración de su Pontificado a la Virgen de Fátima el actual Vicario de Cristo liga su Papado a la profecía mariana de más calado de los últimos tiempos, hecho de una implicación esjatológica. Como el hecho, quizás poco conocido, de haber ayudado a la Tradición a que no la machacaran cuando era Obispo, en un momento crítico, en clara y desafiante oposición al Nuncio y al Gobierno argentino, que querían triturarla. Y eso que el actual Santo Padre no es un gran “devoto” de la Liturgia Tradicional. Quizás haya que acordarse de que también Pío IX era un Papa muy cuestionado y cuestionable cuando salió elegido, y por buenas y poderosas razones. A veces un puesto especial da gracias especiales. Que sea con el Santo Padre como con San John Fisher. Este Santo inglés no había el Sacerdote que hubiera sido deseable, pero el Episcopado le dio fuerzas especiales. Ojalá, quién sabe si también para el martirio –como es mi temor-, el actual Papa necesite también estas fuerzas, estas gracias, especiales.
Y una nota personal: agradezco a los varios, no muchos pero fieles lectores que dicen echar en falta mis escritos. La verdad es que puedo decir que he sufrido con la Iglesia muchos avatares de los últimos tiempos, desde las convulsiones dentro de la FSSPX, hasta la abdicación de Benedicto XVI, pasando por otros temas. A lo que se unen muchos motivos personales: nuevo trabajo, otro traslado, etc. No puedo pedir disculpas. Una bitácora es sólo para compartir algunas ideas con unos pocos, con unos cuantos. Y yo sentí que tenía poco o nada que compartir. En cuyo caso lo mejor y lo único posible, como hice, es el silencio. Esto no es un regreso: simplemente es que quise compartir esto con mis lectores. 
Pero gracias enormes a todos ellos por acordarse de mí. 

Rafael Castela Santos

PS Gracias, Alejandro, por tu oportuna corrección que ya he incorporado al texto.



1 comentários:

Anónimo disse...

Querido amigo, debo corregirlo: aunque me hubiese gustado mucho, esta reedición de Juan XXIII (XXIV) no pertenece a Vórtice, sino a LIBRERÍA LECTIO, de Córdoba (Argentina). Lo destaqué en la publicidad, pero tal vez no fui lo suficientemente claro.

Aprovecho entonces para encausar el mérito a quienes corresponde: los amigos cordobeses.

Le agradezco sus amables palabras y le dejo un abrazo

Alejandro Bilyk