Ante todo quisiera decir que se ha procurado desde A Casa de
Sarto el mantenerse a un lado del Capítulo General de la FSSPX. Miles y un
servidor creemos infinitamente más en el poder de la oración, del ayuno (aunque
un servidor no cumpla todo lo que debiera en este respecto) o del sacrificio,
que en el de la verborrea internetera. Parece que algunos han hecho del grito,
del ruido, de la cacofonía y de la logorrea su status normal. En A Casa de
Sarto hemos creído que esto no era, ciertamente, lo más cristiano.
No voy a exhibir ningún galón, pero ahí están las
informaciones sobre temas de la FSSPX, donde nuestras fuentes en Roma y
Menzingen nos han permitido estar siempre bien informados. Pudiéramos haber
hablado más del Capítulo General, pero decidimos no hacerlo. No es nuestra
misión ni es el sitio de A Casa de Sarto, donde –con la proa enfilada hacia los
10 años de funcionamiento- sólo hemos tratado de cooperar humildísimamente desde
la Doctrina a la salvación de las almas. Ni más ni menos es nuestro propósito. Llamar
la atención para la pureza de la Fe, pero sin creernos puros. Reivindicar la
Tradición, pero sabiendo que no por ello éramos mejores. Antes bien, por haber
recibido la gracia de la Fe y la gracia rarísima de la Tradición en estos
momentos de la historia, estamos obligados a más. Quien es católico a la vieja
usanza, tradicional, es el que recibió 10 talentos. Sin embargo les garantizo
que quien firma este artículo es un pecador redomado de tomo y lomo, y
públicamente lo confieso, así que si algún alma caritativa tiene a bien rezar
por mí, para que me arrepienta más y mejor y enderece mis caminos, no sabe
cuantísimo se lo agradezco.
No sólo fuimos los primeros en dar alguna noticia, creo casi
que a nivel mundial, sino que hemos señalado algunas informaciones erróneas de
otros porque la mentira ya era flagrante. Quien quiera mirar entradas
anteriores, va a encontrar un buen elenco donde esto se prueba. A diferencia de
otros, irresponsables en el menor de los casos, muy irresponsables, que se
permiten dar opiniones como si fueran dogmas o de aquellos que hacen caso al
rumor, la calumnia, la mentira y la sedición, y las promueven, con lo grave que
esto es, nosotros seguimos con nuestro perfil bajo y dándole las gracias a
nuestra media de 300 lectores diarios. Ojalá que este pequeño esfuerzo de A
Casa de Sarto sirva para edificarles más. A mí ya la sola amistad de mi hermano
en la Fe Miles, con cuya coincidencia en asuntos cruciales y difíciles no deja
de sorprenderme y asombrarme, y el saberme que no estoy casi solo, como pensaba
en el ya distante 2003, me compensa de todo. Que en el Cielo me imputen estos
ratos dedicados a esta modestísima bitácora como dedicados al apostolado, y que
esto pague por alguno de mis muchos pecados.
Basta de introducción.
En relación al Capítulo General de la FSSPX la primera
reflexión que se me ocurre es que Monseñor Fellay se ha negado a firmar nada
con Roma en tres ocasiones de cuatro, si la memoria no me falla. Escribo a
vuelapluma ya llegando al aeropuerto y a punto de salir para Gran Bretaña, y con
una pésima y lentísima conexión a internet en el móvil, así que no puedo corroborar
lo dicho. Mi memoria me dice que, más o menos en Septiembre, el Superior
General de la Hermandad de San Pío X rechazó en una primera ocasión las ofertas
de Roma. Hubo una segunda negativa allá por Enero del 2012, si mi memoria no me
falla. Justamente ahí se produjo un acercamiento de posturas que dio lugar a un
borrador que era firmable por ambas partes, como nos contaban nuestras fuentes
romanas. Aunque poquísima gente sabía el texto preciso (nosotros tampoco), sí
parecían saberse algunos parámetros del mismo. Personalmente pensé que era
correcto y deseable firmarlo, y así lo sigo pensando, porque los parámetros de
los que nos habían informado eran que se respetaba el apostolado de la
Hermandad y que no había imposiciones. Apenas quedaba el asunto de la erección
de nuevas casas, que querían someter a la aprobación de los Obispos Diocesanos
(verdaderas bestias negras en la práctica de la FSSPX), lo cual era un escollo
no menor pero que estoy seguro con buena voluntad por ambas partes se hubiera
podido solventar. Lamentablemente cuando todo parecía abocado a que se firmara
en algún momento del mes de Junio (se barajaron incluso las fechas del 16 y del
29 de dicho mes), Roma hizo una maniobra torticera y taimada donde ponía a
Fellay a los pies de los caballos. Monseñor Fellay, lógicamente, no podía
firmar algo que comprometía a la Hermandad en su apostolado, que le imponía
inaceptables trágalas con respecto al Vaticano II y al Novus Ordo (aspecto este
que había desaparecido ya en Enero y del que, en aras a un bien mayor, se
obviaba) y que, de hecho, era peor que el preámbulo inicial que se manejó
durante el otoño pasado. En esa maniobra torticera vaticana estaban implicados
varios, pero jugaron un papel destacable Ladaria (el herejote del Pecado
Original, y al parecer, ¡pobre Cataluña!, obispable de Barcelona, a quien ya aludimos
veladamente en A Casa de Sarto por sus escritos donde sostiene que el Pecado
Original no se transmite por la descendencia, sino que acontece “por la
inmersión en la Historia” [sic]) y Becker, el jesuita, cuyo nombramiento ya
resultó en extremo polémico. Hubo más cosas, como la presión de la Conferencia
Episcopal alemana, pero quiero centrarme en lo sustancial según las
informaciones de que disponemos de fuentes romanas en A Casa de Sarto. Reiteramos
lo dicho en A Casa de Sarto: la culpa en este momento de la no-firma del “acuerdo”
la tiene sólo y en exclusiva Roma, que la boicoteó.
Sea como fuere, pregunto a esos que están contra el posible “acuerdo”
que Fellay había ayudado a forjar y le califican de traidor. ¿Es un traidor
quien se niega a firmar aquello que compromete? ¿Es un traidor quien tiene
claras líneas que no pueden cruzarse e imposiciones por las que no va a pasar?
¿Es un traidor quien ha defendido lo mejor que ha podido o ha sabido, y de
buena fe, como los hechos avalan, a la institución de la que es Superior
General? ¿O son más bien traidores quienes filtran noticias, mienten
abyectamente, hacen daño al bien común y –sobre todo- no es que están contra ESTE
“acuerdo”, sino contra cualquier “acuerdo” porque para ellos la de facto única raison
d’être de su existencia es el oponerse a Roma?
¿Es posible para un católico, que se dice tal, el querer
permanecer fuera de la Iglesia de modo permanente o cuasi-permanente, más aún
si el estado de necesidad ya no se da? ¿Por qué no se marchan los que así
piensan y forman su propia secta veterocatólica, o novocatólica, o protestante,
si así les place?
Segunda y terceras reflexiones. El nombramiento de Di Noia y de Müller.
Del Cardenal Müller, sustituto de Levada, se pueden decir varias cosas, todas ellas
ciertas: simpatizante de la Teología de la Liberación, odiador a muerte de la Tradición
y más aún de la FSSPX y antiguo Obispo de Ratisbona, justamente el sitio donde
tuvieron lugar los polémicos juicios contra Monseñor Williamson. De Augustine Di
Noia se pueden decir otras: buen tomista, amante del fútbol americano, buen
gourmet y con claras simpatías hacia la Tradición y hacia la FSSPX (y bastante
incapaz para el italiano, a pesar del tiempo que lleva en Roma). Dejemos de
lado las desafortunadísimas, y puntuales, declaraciones de Monseñor Di Noia
acerca de su deseo de “convertir a la FSSPX al pensamiento conciliar”. Me temo
que eso no se va a dar porque ya empiezan a abundar en Roma mentes preclaras
que se van distanciando y separando del pensamiento conciliar, y que van a más,
pese a los tóxicos deseos de Su Excelencia; y ni los miembros de la FSSPX ni
los seglares que recibimos su apostolado estamos por tal labor de
autodemolición no ya de la FSSPX, sino de la Iglesia, que es lo verdaderamente
importante. En todo caso, justo es decirlo, consta a esta bitácora que Di Noia
ha cooperado y ayudado de manera discreta a la FSSPX en varias instancias desde
dentro de Roma, lo que ha supuesto más de un disgusto y quebradero de cabeza
para Monseñor Di Noia.
Hay, sin embargo, particularidades romanas (digamos claro:
putadas sublimes de guante blanco) que no pueden pasarse por alto. Di Noia ha
ocupado, en virtud de su Episcopado, el despacho de Pozzo, todavía Presidente
de Ecclesia Dei, pese a que Monseñor Di Noia es el Vicepresidente. Ahora Pozzo
se va a ir a tomar por saco, en román –o romano- paladino –de palacio-, porque
ni siquiera tiene lugar en el siempre exiguo espacio de Ecclesia Dei. En Roma
están francamente descontentos de la pésima labor llevada a cabo por Monseñor
Pozzo, quien además ha interferido constantemente en el mandato que había
recibido de llevar a buen puerto la regularización de la FSSPX con sus continuas
pretensiones al Episcopado. Me temo que Pozzo se va a quedar sin ser Obispo.
Por tóxico. Y se va a ir a tomar por saco de Ecclesia Dei, aunque sea –me temo
que ya sólo nominalmente- el Presidente. Por tóxico también. Bien merecido. Y, según
nos cuentan, el Papa está notoriamente cabreado con Pozzo. No es para menos. En
resumen: las altas instancias romanas desaprueban la no regularización de la
FSSPX, y de modo discreto –al más puro estilo romano- asumen que han cometido
errores con respecto a cómo han llevado este tema.
En teoría Müller debería llevar el expediente de la FSSPX.
Con tamaño enemigo, la posibilidad de una regularización está prácticamente descartada.
Pero … siempre hay un pero. Como nos han advertido delicadamente desde el
Vaticano, una instancia de orden inferior no tiene obligación de remitir a la
superior un expediente si quien está al frente de la instancia inferior es un
Obispo. Y, ¡hete aquí!, que Di Noia es Obispo. La maniobra del nombramiento de
Monseñor Di Noia no sólo es una desautorización de Pozzo, sino una
neutralización de Müller a este respecto. El día que Di Noia lidie con el
expediente de la FSSPX no tendrá que pasárselo a Müller. Pozzo (que no era
Obispo) tenía que pasar el expediente a Levada, sí o sí. Di Noia, que es
Obispo, no tiene que pasarle dicho expediente a la Congregación presidida por
Müller. Di Noia lidia con el caso, y ahí se queda, que para eso es Obispo. Y
dominico, para más señas.
Esto supone que las altas instancias romanas han vuelto a
reabrir una ventana de esperanza para una posible regularización de la
Hermandad, “acuerdo” que dicen (incorrectamente, dicho sea de paso). El mensaje
es tan sutil como importante, pero Roma vuelve a desear tender una mano.
Y ahora tres metarreflexiones.
Perdónenme los que me leen habitualmente por mis
repeticiones. Pero no puedo dejar de decir, por penúltima vez, que mucho –y cada
día más- me acuerdo de Castrillón. El verdadero calibre de Su Eminencia quizás
sólo emerja del todo después de muerto. Hombre bueno, y generoso, manejó con increíble
prudencia y sabiduría el tema de la FSSPX. Me dice alguien muy, muy cercano a
Monseñor Fellay que en la más estricta intimidad ahora le echa de menos a SE
Castrillón Hoyos. Espero que Fellay entienda que tiene que purgar sus errores.
Su error craso de no haber hecho más caso a Castrillón. ¡Cuántos problemas nos
hubiéramos evitado todos! Pero la obstinación, y la arraigada tendencia a la
procrastinación, de Monseñor Fellay ha llevado a esto. Me dicen que Monseñor
Fellay está pasando por un auténtico purgatorio personal. Bien merecido en
algún aspecto y estoy seguro que le hará mucho bien espiritual. Pero
tristemente sufren otros muchos por sus errores, muchos inocentes, y, además,
hubiera sido evitable.
En segundo lugar el sempiterno affaire Williamson. ¿Hace
falta que vuelva a molestar a mis lectores habituales que es el Obispo de los
cuatro que mejor me cae, y con diferencia? ¿Hace falta que diga que es un
caballero, un señor, un gentleman y un Obispo de punta a punta? ¿Hace falta que
insista que es, de los cuatro Obispos de la FSSPX, el que tiene más sentido y
virtud de la Romanitas, aunque últimamente lo ejerza poco? ¿Hace falta que diga
que no comparto sus puntos de vista sobre el genocidio contra los judíos? ¿Es
necesario insistir que su imprudencia puso a toda la Iglesia a los pies de los
caballos de ciertos judíos, tan poderosos como malintencionados y
anticristianos? ¿Hace falta que reitere que últimamente ha perdido los estribos
y está actuando de manera no sólo incorrecta, sino gravemente lesiva para el
bien común no sólo de la FSSPX sino de la Iglesia? ¿Hace falta que sostenga una
vez más que no me ha parecido nada bien cómo le ha tratado Monseñor Fellay y
que creo que el Superior General no ha sido a veces justo con Monseñor
Williamson? ¿Hace falta que exprese lo obvio, que es una situación y caso muy
difícil y peliagudo de manejar para Monseñor Fellay? ¿Hace falta que les cuente
mi dolor por la pérdida, en términos pragmáticos, de su Episcopado?
¿Quieren que les diga que echo de menos a Monseñor
Williamson? ¿Quieren que, en baja voz, afirme que la soledad y el aislamiento
de Monseñor Williamson están siendo muy lesivas para él y más todavía para la
FSSPX y que muchas de las barbaridades con que se ha prodigado últimamente no
hubieran sido proclamadas urbi et orbi de no haber estado tan aislado y acosado?
En tercer lugar, es cierto, hay ríos de tinta virtual en el
internet sobre la interna que está aconteciendo en la Hermandad. Es obvio que
hay disensiones. Pero poco, o nada, se habla de las disensiones y la interna
brutal que está aconteciendo en Roma. Ahí se está dando la lucha real, la lucha
del mal contra el Bien. La lucha de los enemigos de Cristo y de la Iglesia
contra los verdaderos amantes de Nuestro Señor y de Su Esposa Mística. Más nos
valdría fijarnos en esta lucha que en las menudencias de la Hermandad. En este
último caso, encima, se entremezclan algunos asuntos personales con otros, lo
cual no es muy edificante (pero Pozzo es un caso de esto en Roma también).
Mis queridos lectores: la lucha es ya abiertamente
apocalíptica. Y está en el corazón de la Iglesia, en Roma, no en Menzingen.
Ofuscarse por un detalle, un detalle crucial, como el de la Hermandad y verlo
todo a través del prisma de la FSSPX es harto peligroso. Para empezar es un
paradigma erróneo: creer que la Iglesia es la FSSPX. Y, lamentablemente, hay
quien implícita o explícitamente lo piensa.
Y en Roma a nombrar Cardenales liberacionistas como Müller y
a barajar como obispables para Barcelona a herejes y heresiarcas, como Ladaria.
Creo que últimamente se ha puesto de moda llamar “conservadores” a los herejes,
como Ladaria, y “progresistas” a los heresiarcas. ¿Será Müller uno de estos
últimos?
Quo vadis, Roma?
CODAS: (1) Por cierto, Roma … ¡ya vale con los Obispos
portugueses! A ver si se nombra uno, sólo uno, que sea medianamente potable.
Porque lo de la Patria hermana lusa ya clama al Cielo. ¡Qué Episcopado más
rastrero, ruin, mezquino e ignorante! (2) ¿Y para cuándo la Consagración de Rusia al Inmaculado
Corazón? Ya sé que mis fuentes romanas me dicen que este Papa ha rehusado
hacerla. Pero es mi misión seguir recordando los deseos de la Santísima Virgen.
Oportuniter et importuniter.
Rafael Castela Santos
5 comentários:
Às vezes os detalhas fazem toda a diferença...
Contudo, a FSSPX não é um... detalhezinho apenas!
E que ela não é a Igreja, todos sabemos, mas que ela é de algum modo a melhor parte (pelo menos do que há de organizado), não há dúvida. D. Lefebvre mesmo nos dizia que as notas da Igreja não estão em Romas, mas nos meios tradicionalistas (entenda-se: especialmente, na Fraternidade).
Mas voltemos aos detelhes, que fazem a diferença:
Pozzo é Secretário da Ecclesia Dei.
Di Noia é Vice-Presidente.
Müller é o Presidente da Ecclesia Dei (além de ser o Prefeito da Congregação para a Doutrina da Fé).
Mas... alguém terá a coragem de responder esta pergunta: Fellay rompe flagrantemente com as diretrizes traçadas por D. Lefebvre?
D. Lefebvre disse ou não que antes de qualquer contato com Roma, esta deveria fazer uma profissão pública de Fé?
O resto é... resto.
Vatican Information Service:
"Ha nominato il Vescovo Gerhard Ludwig Müller, Prefetto della Congregazione per la Dottrina delle Fede, Presidente della Pontificia Commissione "Ecclesia Dei", della Pontificia Commissione Biblica e della commissione Teologica Internazionale, elevandolo in pari tempo alla dignità di Arcivescovo. Finora Vescovo di Regensburg (Repubblica Federale di Germania), succede al Cardinale William Joseph Levada, del quale il Santo Padre ha accolto la rinuncia ai medesimi incarichi, presentata per raggiunti limiti d'età."
Guido Pozzo no es ni ha sido nunca Presidente de "Ecclesia Dei". Ha sido solamente secretario de esta Pontificia Comisión.
Hágase ver un un buen psiquiatra. Si el Papa nombra a herejes y heresiarcas, es que Él mismo lo es; no diga más tonterías sin sentido hombre.
Benedicto XVI en persona entregó la última versión del Preámbulo doctrinal al Cardenal Levada para que éste, a su vez, la sometiera a la firma de Monseñor Fellay. ¿Quiere esto decir que el Papa se deja influir y manipular por colaboradores suyos como Ladaria o Becker? No lo creo.
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