sexta-feira, julho 13, 2012

Tres reflexiones y tres metarreflexiones sobre el Capítulo General de la FSSPX



Ante todo quisiera decir que se ha procurado desde A Casa de Sarto el mantenerse a un lado del Capítulo General de la FSSPX. Miles y un servidor creemos infinitamente más en el poder de la oración, del ayuno (aunque un servidor no cumpla todo lo que debiera en este respecto) o del sacrificio, que en el de la verborrea internetera. Parece que algunos han hecho del grito, del ruido, de la cacofonía y de la logorrea su status normal. En A Casa de Sarto hemos creído que esto no era, ciertamente, lo más cristiano.
No voy a exhibir ningún galón, pero ahí están las informaciones sobre temas de la FSSPX, donde nuestras fuentes en Roma y Menzingen nos han permitido estar siempre bien informados. Pudiéramos haber hablado más del Capítulo General, pero decidimos no hacerlo. No es nuestra misión ni es el sitio de A Casa de Sarto, donde –con la proa enfilada hacia los 10 años de funcionamiento- sólo hemos tratado de cooperar humildísimamente desde la Doctrina a la salvación de las almas. Ni más ni menos es nuestro propósito. Llamar la atención para la pureza de la Fe, pero sin creernos puros. Reivindicar la Tradición, pero sabiendo que no por ello éramos mejores. Antes bien, por haber recibido la gracia de la Fe y la gracia rarísima de la Tradición en estos momentos de la historia, estamos obligados a más. Quien es católico a la vieja usanza, tradicional, es el que recibió 10 talentos. Sin embargo les garantizo que quien firma este artículo es un pecador redomado de tomo y lomo, y públicamente lo confieso, así que si algún alma caritativa tiene a bien rezar por mí, para que me arrepienta más y mejor y enderece mis caminos, no sabe cuantísimo se lo agradezco.

No sólo fuimos los primeros en dar alguna noticia, creo casi que a nivel mundial, sino que hemos señalado algunas informaciones erróneas de otros porque la mentira ya era flagrante. Quien quiera mirar entradas anteriores, va a encontrar un buen elenco donde esto se prueba. A diferencia de otros, irresponsables en el menor de los casos, muy irresponsables, que se permiten dar opiniones como si fueran dogmas o de aquellos que hacen caso al rumor, la calumnia, la mentira y la sedición, y las promueven, con lo grave que esto es, nosotros seguimos con nuestro perfil bajo y dándole las gracias a nuestra media de 300 lectores diarios. Ojalá que este pequeño esfuerzo de A Casa de Sarto sirva para edificarles más. A mí ya la sola amistad de mi hermano en la Fe Miles, con cuya coincidencia en asuntos cruciales y difíciles no deja de sorprenderme y asombrarme, y el saberme que no estoy casi solo, como pensaba en el ya distante 2003, me compensa de todo. Que en el Cielo me imputen estos ratos dedicados a esta modestísima bitácora como dedicados al apostolado, y que esto pague por alguno de mis muchos pecados.

Basta de introducción.

En relación al Capítulo General de la FSSPX la primera reflexión que se me ocurre es que Monseñor Fellay se ha negado a firmar nada con Roma en tres ocasiones de cuatro, si la memoria no me falla. Escribo a vuelapluma ya llegando al aeropuerto y a punto de salir para Gran Bretaña, y con una pésima y lentísima conexión a internet en el móvil, así que no puedo corroborar lo dicho. Mi memoria me dice que, más o menos en Septiembre, el Superior General de la Hermandad de San Pío X rechazó en una primera ocasión las ofertas de Roma. Hubo una segunda negativa allá por Enero del 2012, si mi memoria no me falla. Justamente ahí se produjo un acercamiento de posturas que dio lugar a un borrador que era firmable por ambas partes, como nos contaban nuestras fuentes romanas. Aunque poquísima gente sabía el texto preciso (nosotros tampoco), sí parecían saberse algunos parámetros del mismo. Personalmente pensé que era correcto y deseable firmarlo, y así lo sigo pensando, porque los parámetros de los que nos habían informado eran que se respetaba el apostolado de la Hermandad y que no había imposiciones. Apenas quedaba el asunto de la erección de nuevas casas, que querían someter a la aprobación de los Obispos Diocesanos (verdaderas bestias negras en la práctica de la FSSPX), lo cual era un escollo no menor pero que estoy seguro con buena voluntad por ambas partes se hubiera podido solventar. Lamentablemente cuando todo parecía abocado a que se firmara en algún momento del mes de Junio (se barajaron incluso las fechas del 16 y del 29 de dicho mes), Roma hizo una maniobra torticera y taimada donde ponía a Fellay a los pies de los caballos. Monseñor Fellay, lógicamente, no podía firmar algo que comprometía a la Hermandad en su apostolado, que le imponía inaceptables trágalas con respecto al Vaticano II y al Novus Ordo (aspecto este que había desaparecido ya en Enero y del que, en aras a un bien mayor, se obviaba) y que, de hecho, era peor que el preámbulo inicial que se manejó durante el otoño pasado. En esa maniobra torticera vaticana estaban implicados varios, pero jugaron un papel destacable Ladaria (el herejote del Pecado Original, y al parecer, ¡pobre Cataluña!, obispable de Barcelona, a quien ya aludimos veladamente en A Casa de Sarto por sus escritos donde sostiene que el Pecado Original no se transmite por la descendencia, sino que acontece “por la inmersión en la Historia” [sic]) y Becker, el jesuita, cuyo nombramiento ya resultó en extremo polémico. Hubo más cosas, como la presión de la Conferencia Episcopal alemana, pero quiero centrarme en lo sustancial según las informaciones de que disponemos de fuentes romanas en A Casa de Sarto. Reiteramos lo dicho en A Casa de Sarto: la culpa en este momento de la no-firma del “acuerdo” la tiene sólo y en exclusiva Roma, que la boicoteó.

Sea como fuere, pregunto a esos que están contra el posible “acuerdo” que Fellay había ayudado a forjar y le califican de traidor. ¿Es un traidor quien se niega a firmar aquello que compromete? ¿Es un traidor quien tiene claras líneas que no pueden cruzarse e imposiciones por las que no va a pasar? ¿Es un traidor quien ha defendido lo mejor que ha podido o ha sabido, y de buena fe, como los hechos avalan, a la institución de la que es Superior General? ¿O son más bien traidores quienes filtran noticias, mienten abyectamente, hacen daño al bien común y –sobre todo- no es que están contra ESTE “acuerdo”, sino contra cualquier “acuerdo” porque para ellos la de facto única raison d’être de su existencia es el oponerse a Roma?

¿Es posible para un católico, que se dice tal, el querer permanecer fuera de la Iglesia de modo permanente o cuasi-permanente, más aún si el estado de necesidad ya no se da? ¿Por qué no se marchan los que así piensan y forman su propia secta veterocatólica, o novocatólica, o protestante, si así les place?

Segunda y terceras reflexiones. El nombramiento de Di Noia y de Müller. Del Cardenal Müller, sustituto de Levada, se pueden decir varias cosas, todas ellas ciertas: simpatizante de la Teología de la Liberación, odiador a muerte de la Tradición y más aún de la FSSPX y antiguo Obispo de Ratisbona, justamente el sitio donde tuvieron lugar los polémicos juicios contra Monseñor Williamson. De Augustine Di Noia se pueden decir otras: buen tomista, amante del fútbol americano, buen gourmet y con claras simpatías hacia la Tradición y hacia la FSSPX (y bastante incapaz para el italiano, a pesar del tiempo que lleva en Roma). Dejemos de lado las desafortunadísimas, y puntuales, declaraciones de Monseñor Di Noia acerca de su deseo de “convertir a la FSSPX al pensamiento conciliar”. Me temo que eso no se va a dar porque ya empiezan a abundar en Roma mentes preclaras que se van distanciando y separando del pensamiento conciliar, y que van a más, pese a los tóxicos deseos de Su Excelencia; y ni los miembros de la FSSPX ni los seglares que recibimos su apostolado estamos por tal labor de autodemolición no ya de la FSSPX, sino de la Iglesia, que es lo verdaderamente importante. En todo caso, justo es decirlo, consta a esta bitácora que Di Noia ha cooperado y ayudado de manera discreta a la FSSPX en varias instancias desde dentro de Roma, lo que ha supuesto más de un disgusto y quebradero de cabeza para Monseñor Di Noia.

Hay, sin embargo, particularidades romanas (digamos claro: putadas sublimes de guante blanco) que no pueden pasarse por alto. Di Noia ha ocupado, en virtud de su Episcopado, el despacho de Pozzo, todavía Presidente de Ecclesia Dei, pese a que Monseñor Di Noia es el Vicepresidente. Ahora Pozzo se va a ir a tomar por saco, en román –o romano- paladino –de palacio-, porque ni siquiera tiene lugar en el siempre exiguo espacio de Ecclesia Dei. En Roma están francamente descontentos de la pésima labor llevada a cabo por Monseñor Pozzo, quien además ha interferido constantemente en el mandato que había recibido de llevar a buen puerto la regularización de la FSSPX con sus continuas pretensiones al Episcopado. Me temo que Pozzo se va a quedar sin ser Obispo. Por tóxico. Y se va a ir a tomar por saco de Ecclesia Dei, aunque sea –me temo que ya sólo nominalmente- el Presidente. Por tóxico también. Bien merecido. Y, según nos cuentan, el Papa está notoriamente cabreado con Pozzo. No es para menos. En resumen: las altas instancias romanas desaprueban la no regularización de la FSSPX, y de modo discreto –al más puro estilo romano- asumen que han cometido errores con respecto a cómo han llevado este tema.

En teoría Müller debería llevar el expediente de la FSSPX. Con tamaño enemigo, la posibilidad de una regularización está prácticamente descartada. Pero … siempre hay un pero. Como nos han advertido delicadamente desde el Vaticano, una instancia de orden inferior no tiene obligación de remitir a la superior un expediente si quien está al frente de la instancia inferior es un Obispo. Y, ¡hete aquí!, que Di Noia es Obispo. La maniobra del nombramiento de Monseñor Di Noia no sólo es una desautorización de Pozzo, sino una neutralización de Müller a este respecto. El día que Di Noia lidie con el expediente de la FSSPX no tendrá que pasárselo a Müller. Pozzo (que no era Obispo) tenía que pasar el expediente a Levada, sí o sí. Di Noia, que es Obispo, no tiene que pasarle dicho expediente a la Congregación presidida por Müller. Di Noia lidia con el caso, y ahí se queda, que para eso es Obispo. Y dominico, para más señas.
Esto supone que las altas instancias romanas han vuelto a reabrir una ventana de esperanza para una posible regularización de la Hermandad, “acuerdo” que dicen (incorrectamente, dicho sea de paso). El mensaje es tan sutil como importante, pero Roma vuelve a desear tender una mano.

Y ahora tres metarreflexiones.

Perdónenme los que me leen habitualmente por mis repeticiones. Pero no puedo dejar de decir, por penúltima vez, que mucho –y cada día más- me acuerdo de Castrillón. El verdadero calibre de Su Eminencia quizás sólo emerja del todo después de muerto. Hombre bueno, y generoso, manejó con increíble prudencia y sabiduría el tema de la FSSPX. Me dice alguien muy, muy cercano a Monseñor Fellay que en la más estricta intimidad ahora le echa de menos a SE Castrillón Hoyos. Espero que Fellay entienda que tiene que purgar sus errores. Su error craso de no haber hecho más caso a Castrillón. ¡Cuántos problemas nos hubiéramos evitado todos! Pero la obstinación, y la arraigada tendencia a la procrastinación, de Monseñor Fellay ha llevado a esto. Me dicen que Monseñor Fellay está pasando por un auténtico purgatorio personal. Bien merecido en algún aspecto y estoy seguro que le hará mucho bien espiritual. Pero tristemente sufren otros muchos por sus errores, muchos inocentes, y, además, hubiera sido evitable.

En segundo lugar el sempiterno affaire Williamson. ¿Hace falta que vuelva a molestar a mis lectores habituales que es el Obispo de los cuatro que mejor me cae, y con diferencia? ¿Hace falta que diga que es un caballero, un señor, un gentleman y un Obispo de punta a punta? ¿Hace falta que insista que es, de los cuatro Obispos de la FSSPX, el que tiene más sentido y virtud de la Romanitas, aunque últimamente lo ejerza poco? ¿Hace falta que diga que no comparto sus puntos de vista sobre el genocidio contra los judíos? ¿Es necesario insistir que su imprudencia puso a toda la Iglesia a los pies de los caballos de ciertos judíos, tan poderosos como malintencionados y anticristianos? ¿Hace falta que reitere que últimamente ha perdido los estribos y está actuando de manera no sólo incorrecta, sino gravemente lesiva para el bien común no sólo de la FSSPX sino de la Iglesia? ¿Hace falta que sostenga una vez más que no me ha parecido nada bien cómo le ha tratado Monseñor Fellay y que creo que el Superior General no ha sido a veces justo con Monseñor Williamson? ¿Hace falta que exprese lo obvio, que es una situación y caso muy difícil y peliagudo de manejar para Monseñor Fellay? ¿Hace falta que les cuente mi dolor por la pérdida, en términos pragmáticos, de su Episcopado?

¿Quieren que les diga que echo de menos a Monseñor Williamson? ¿Quieren que, en baja voz, afirme que la soledad y el aislamiento de Monseñor Williamson están siendo muy lesivas para él y más todavía para la FSSPX y que muchas de las barbaridades con que se ha prodigado últimamente no hubieran sido proclamadas urbi et orbi de no haber estado tan aislado y acosado?

En tercer lugar, es cierto, hay ríos de tinta virtual en el internet sobre la interna que está aconteciendo en la Hermandad. Es obvio que hay disensiones. Pero poco, o nada, se habla de las disensiones y la interna brutal que está aconteciendo en Roma. Ahí se está dando la lucha real, la lucha del mal contra el Bien. La lucha de los enemigos de Cristo y de la Iglesia contra los verdaderos amantes de Nuestro Señor y de Su Esposa Mística. Más nos valdría fijarnos en esta lucha que en las menudencias de la Hermandad. En este último caso, encima, se entremezclan algunos asuntos personales con otros, lo cual no es muy edificante (pero Pozzo es un caso de esto en Roma también).

Mis queridos lectores: la lucha es ya abiertamente apocalíptica. Y está en el corazón de la Iglesia, en Roma, no en Menzingen. Ofuscarse por un detalle, un detalle crucial, como el de la Hermandad y verlo todo a través del prisma de la FSSPX es harto peligroso. Para empezar es un paradigma erróneo: creer que la Iglesia es la FSSPX. Y, lamentablemente, hay quien implícita o explícitamente lo piensa.

Y en Roma a nombrar Cardenales liberacionistas como Müller y a barajar como obispables para Barcelona a herejes y heresiarcas, como Ladaria. Creo que últimamente se ha puesto de moda llamar “conservadores” a los herejes, como Ladaria, y “progresistas” a los heresiarcas. ¿Será Müller uno de estos últimos?
Quo vadis, Roma?

CODAS: (1) Por cierto, Roma … ¡ya vale con los Obispos portugueses! A ver si se nombra uno, sólo uno, que sea medianamente potable. Porque lo de la Patria hermana lusa ya clama al Cielo. ¡Qué Episcopado más rastrero, ruin, mezquino e ignorante! (2) ¿Y para cuándo la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón? Ya sé que mis fuentes romanas me dicen que este Papa ha rehusado hacerla. Pero es mi misión seguir recordando los deseos de la Santísima Virgen. Oportuniter et importuniter.

Rafael Castela Santos

5 comentários:

Anónimo disse...

Às vezes os detalhas fazem toda a diferença...

Contudo, a FSSPX não é um... detalhezinho apenas!

E que ela não é a Igreja, todos sabemos, mas que ela é de algum modo a melhor parte (pelo menos do que há de organizado), não há dúvida. D. Lefebvre mesmo nos dizia que as notas da Igreja não estão em Romas, mas nos meios tradicionalistas (entenda-se: especialmente, na Fraternidade).

Mas voltemos aos detelhes, que fazem a diferença:

Pozzo é Secretário da Ecclesia Dei.

Di Noia é Vice-Presidente.

Müller é o Presidente da Ecclesia Dei (além de ser o Prefeito da Congregação para a Doutrina da Fé).

Mas... alguém terá a coragem de responder esta pergunta: Fellay rompe flagrantemente com as diretrizes traçadas por D. Lefebvre?

D. Lefebvre disse ou não que antes de qualquer contato com Roma, esta deveria fazer uma profissão pública de Fé?

O resto é... resto.

Anónimo disse...

Vatican Information Service:

"Ha nominato il Vescovo Gerhard Ludwig Müller, Prefetto della Congregazione per la Dottrina delle Fede, Presidente della Pontificia Commissione "Ecclesia Dei", della Pontificia Commissione Biblica e della commissione Teologica Internazionale, elevandolo in pari tempo alla dignità di Arcivescovo. Finora Vescovo di Regensburg (Repubblica Federale di Germania), succede al Cardinale William Joseph Levada, del quale il Santo Padre ha accolto la rinuncia ai medesimi incarichi, presentata per raggiunti limiti d'età."

Hermenegildo disse...

Guido Pozzo no es ni ha sido nunca Presidente de "Ecclesia Dei". Ha sido solamente secretario de esta Pontificia Comisión.

Anónimo disse...

Hágase ver un un buen psiquiatra. Si el Papa nombra a herejes y heresiarcas, es que Él mismo lo es; no diga más tonterías sin sentido hombre.

Hermenegildo disse...

Benedicto XVI en persona entregó la última versión del Preámbulo doctrinal al Cardenal Levada para que éste, a su vez, la sometiera a la firma de Monseñor Fellay. ¿Quiere esto decir que el Papa se deja influir y manipular por colaboradores suyos como Ladaria o Becker? No lo creo.