sábado, junho 30, 2007

"Motu Proprio"



Está oficialmente confirmada a publicação do "motu proprio" papal que liberta a celebração da Missa de rito latino-gregoriano, tridentino ou de São Pio V, das amarras que a prendiam desde a promulgação da reforma litúrgica de Paulo VI, em 1969. Uma magnífica notícia que era há muito aguardada, num misto de esperança e ansiedade, pelos católicos tradicionais do mundo inteiro, os quais vêem assim frutificar longos e duros anos de intensa oração. Agora, só resta esperar com tranquilidade a dita publicação, a fim de aquilatar o seu efectivo conteúdo, e continuar a rezar para que o Santo Padre Bento XVI, no ano em que se comemora o centenário da "Pascendi", de São Pio X, possa prosseguir firmemente a sua intenção de restaurar a Igreja Católica.

sexta-feira, junho 29, 2007

Sobre Tony Blair, los negros horizontes y la alta probabilidad de martirio

Resulta imposible no reproducir la muy sensata reflexión que nos plantea Cruz y Fierro desde las Españas argentinas.
Plantea primero las reticencias “del sistema británico” a cualquier católico. Que nadie se engañe: bajo un barniz de tolerancia el anti-catolicismo ambiental aquí en Gran Bretaña sigue siendo una realidad. Ya sea el palo tremendo que ha supuesto cerrar la extensa red de instituciones católicas dedicadas a la adopción por negarse éstas a dar niños a los “matrimonios” (prefiero gaymonios) homosexuales; ya sea la inhabilitación para ciertos cargos que conlleva el ser católico; ya sea el veto sordo y tremendamente efectivo que la masonería –potente en Albión- pone a cualquier católico; ya sea la tupida red elitista de “Public Schools” (aquí llaman así a las privadas, pero también conducen por la izquierda) y su capacidad de segregación y expulsión de los católicos; ya sea la enseñanza e incitación a la homosexualidad impuesta sobre todo el sistema educativo, incluídas las escuelas católicas concertadas, etc. La consecuencia es siempre idéntica: el Cuerpo Místico de Nuestro Señor sufre siempre en Gran Bretaña. ¡Ay Inglaterra! ¡Ay, mi Escocia querida del alma! ¡Ay, Gales! ¡Dios tenga piedad de vosotras, naciones otrora tan cristianas y hasta tan monásticas!
En la segunda parte Cruz y Fierro va un punto más allá. El ambiente a nivel mundial se empieza a enrarecer. Es cada vez más asfixiantemente anti-cristiano. El martirio seco ya está aquí y su intensidad no cesa de acrecentarse. Cualquier cosa que sea la defensa del Decálogo, incluso del mero Derecho Natural, va a sufrir. Hago, pues, mía la pregunta final de Cruz y Fierro: “¿Estamos preparados o nos estamos preparando (en los planos espiritual y también material) para lo que se viene? ¿Estamos preparando a nuestras familias y a nuestras amistades?”

Rafael Castela Santos


“En los últimos días, como creo que casi todos saben, se viene hablando de la conversión de Tony Blair, hasta anteayer Primer Ministro del Reino Unido y uno de los líderes del Laborismo británico. En realidad hace más de un año que anda dando vueltas este rumor que ahora se va concretando.
Más allá de lo sincero o no de su conversión y de qué actitud asumirá ahora en especial respecto a aquellas cuestiones político-legales relacionadas con la Ley Natural, la familia y la vida; me llama a la reflexión el hecho de que una conversión implique la renuncia a una primera magistratura.
Es conocida la frase atribuida a San Alfonso María de Ligorio de que convertir a un soberano es más efectivo que el envío de cientos de misioneros; pero ¿si el soberano se ve obligado a renunciar por convertirse?
No sé qué es lo que obliga a renunciar a Blair, quizás la supervivencia en la Gran Bretaña de pleno siglo XXI ultra-tolerante de los prejuicios ‘anti-papistas’ (prejuicios que subsisten en las leyes que excluyen a los herederos a la corona que sean católicos [también existe el rumor desde hace más de una década sobre los deseos de convertirse al catolicismo del Príncipe de Gales]).
¿O se trata simplemente de que Mr Blair ha constatado que es imposible para un católico coherente, íntegro e integral, ser parte de "el sistema"? ¿Se encuentra vedada la política para los católicos y deberemos contentarnos con una participación testimonial hasta que "el sistema" se harte de nosotros?
¿Somos ya una minoría segregada que deberá acostumbrarse a vivir en un régimen tipo Apartheid (por el momento) de facto, aún en los países supuestamente "católicos"? (recordemos que el mismísimo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana ha recibido varias amenazas de vida, y sus amenazadores -y quienes se solidarizan con ellos- siguen completamente impunes).
¿Estamos sufriendo ya un martirio incruento (en nuestras posibilidades profesionales, familiares, económicas, sociales y/o políticas)? ¿En qué momento se cruzará el Rubicón y empezará la persecución cruenta? (recientemente un sacerdote alemán fue encerrado en la cárcel por homofobia)
¿Estamos preparados o nos estamos preparando (en los planos espiritual y también material) para lo que se viene? ¿Estamos preparando a nuestras familias y a nuestras amistades?
Ave Crux, spes nostra!”

Cruz y Fierro

quarta-feira, junho 27, 2007

En defensa de la Hermandad de San Pío X

(A la Hermandad de San Pío X, con agradecimiento eterno)

Hace más de tres lustros que gracias a mucha lectura y algunas buenas compañías (e incluso alguna novia entonces) –pero sobre todo merced a la Gracia de Dios, la cual no merezco en absoluto- decidí engrosar ese Pusillus Grex de la Tradición. Soy católico. Y español. Hay maneras y maneras de ser católico. Para un ibérico (ya portugués, ya español) ser católico significa adherirse a Roma. Mi intención es estar en las filas de la Tradición para ser más romano. No para serlo menos, sino más. Sigo diciendo que soy católico, apostólico y romano. Subrayo lo de romano.
Reconozco que sufrí una crisis sedevacantista al poco de la barrabasada de Asís. Fácil caer en esto, pero –la verdad- Juan Pablo II no ayudaba con un ecumenismo tan grosero como contrario a la Fe.
Normalmente voy a Misa a una Capilla de la Hermandad de San Pío X. En Estados Unidos iba también a otro cura tradicionalista independiente. También fui mientras viví en Chicago a la Misa “indultada” (¿pero no quedamos en que son sólo los criminales los que son indultados? ¿Es acaso la Misa de siempre, la Tridentina, un crimen?). Dejé de ir a la Misa indultada porque los sermones eran una retahíla modernista y la falta de respeto a la Misa (7 de la mañana un domingo, no dejaban paz para hacer la Acción de Gracias tras la Comunión, etc.) me llegaron a herir. La mano del infame Cardenal Bernardin era alargada y trascendía incluso su muerte.
Me cuesta ir a Misa dos horas y media cada domingo. Preferiría tener una Misa Tridentina más cerca. Después de mucha reflexión y no poco estudio llegué a la conclusión de que yo no pintaba nada en el Novus Ordo: tengo el convencimiento íntimo y en conciencia de que desagrado a Dios si asisto a este culto.
Sin embargo nunca me he sentido “fuera de la Iglesia”. Precisamente por ser tradicionalista me siento más adherido a la Iglesia que en mis tiempos de semiagnosticismo. O mucho más que cuando frecuentaba una Parroquia modernista, tan del Obispo ellos y tan de guitarra ellos. Y eso que encontré muchas virtudes cristianas en esa Parroquia, las cosas como son. Pero Fe, lo que se dice Fe, la justita. Los Hermanos Maristas, en los que me eduqué, casi me quitan la Fe de puro modernistas y hasta liberacionistas que eran algunos. Acabé tonteando con el budismo zen gracias a ellos. Conste: había hermanos que eran excepciones honrosísimas al modernismo. Dios les bendiga y Dios les bendiga porque –salvo en religión- nos dieron una formación estupenda. Nunca, como después de estos años de Tradición, me he sabido y me siento tan parte del Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo. Jamás.
Lamento, por ejemplo, ciertos excesos de algún miembro de la Hermandad de San Pío X, quienes creen tener cierta jurisdicción canónica. No creo en ello. A lo mucho sería jurisdicción supletoria, con muchos condicionantes, y eso porque Roma –digámoslo claro- no cumple su deber. Un ejemplo: los Matrimonios celebrados por la Hermandad. Pregunta para Roma y para la Hermandad: ¿Cómo es posible que las Ordenaciones celebradas por la Hermandad sean válidas al punto que Roma lidia con los problemas canónicos de los Sacerdotes de la Hermandad pero no con los Matrimonios? ¿Acaso hay Sacramentos de primera y otros de segunda … o todos son Sacramentos? Madre Roma: os suplicamos humildemente seriedad, y sobre todo coherencia, en todo esto. Hermandad de San Pío X: sois lo que sois, fundada para lo que vuestro Santo fundador os fundó (preservación de la Fe y de la Liturgia), pero nada más.
Digo Roma, pero habría que decir que son las Conferencias Episcopales. O los Obispos, a veces de un modernismo tan rampante que ceden Catedrales y templos a musulmanes y protestantes, pero que no cederían ni una capilla para la celebración de una Misa Tridentina. He vivido todo esto. Doy fe y soy testigo de que conozco más de uno y más de dos casos de este tipo.
No conocí a Monseñor Lefebvre. Cuanta más gente conozco que le trató, más me convence que fue un Santo. A cualquier corazón de buena fe esto se le antojará obvio.
Quien quiera encontrar peros porque tiene un apriorismo que “demostrar”, lo torcerá todo. Allá cada cual y su conciencia. Dios, y la Iglesia –que es eterna, que durará hasta el último día del mundo-, son al final las únicas opiniones que cuentan. Aquí va una sugerencia para Roma que, me consta, ya se le ha ocurrido a algún ilustre Cardenal de la Curia: Roma no tiene que pedir perdón (personalmente diría que sería imprudente hacerlo en este momento) a la Tradición, pero puede simplemente beatificar a Monseñor Lefebvre. A buen entendedor … Eso, combinado con una estructura canónica que blinde a la Tradición de las iras de tanto Obispo modernista, y Roma misma notaría el cambio.
Tampoco voy a entrar en el tema de la iniquidad de las excomuniones a Lefebvre, Castro Mayer (¡quién le hubiera conocido, Monseñor!), o los cuatro Obispos de la Hermandad. Ni en Roma mismo creen en ellas. Y si no que vean la Tesis Doctoral del Padre Murray, un Cum Laude de la Universidad papal por excelencia, donde ponía en tela de juicio la validez de esas excomuniones. Por no hablar del mal latín de Juan Pablo II, que en el documento de excomunión (¡el sentido del humor del Espíritu Santo es tremendo!), puso mal un acusativo. Leyéndolo literalmente el entonces Papa se excomulga a sí mismo.
La mayoría de la gente que va a Misa en la Hermandad son fieles bastante normales. Quieren estar en la Roma Eterna, con la Iglesia, no fuera de ella. La situación actual, por su anomalía canónica, nos resulta incómoda a casi todos.
Roma haría bien en darse cuenta de lo obvio: la Hermandad sigue siendo una de las poquísimas asociaciones u órdenes que siguen creciendo en estos tiempos de sequía de vocaciones. La Hermandad haría más bien dentro de la Iglesia que fuera, como en Roma se sitúa a la Hermandad a menudo. Roma necesita de la Tradición para rejuvenecerse y reedificarse. La Iglesia oficial, al menos en Occidente, está decrépita en todos los sentidos.
A todos los que, incluso desde bitácoras próximas y amigas, no hacen sino criticar a Monseñor Lefebvre convendría recordarles las palabras de un Cardenal a quien admiro, incluso a pesar de mis discrepancias con él en algún punto concreto, como es el Cardenal Castrillón Hoyos. Su Eminencia dijo lo siguiente de Monseñor Lefebvre:

“Retracing the complete life story of Archbishop Lefebvre, we are certain of the great esteem and appreciation of the Church for him. He was considered worthy of being an Archbishop, Apostolic Delegate, Superior General of his religious congregation; by speaking to people who knew him during the exercise of his ministry, the fecundity of his life is discovered.”

Y a esos mismos que se les llena la boca de papismo barato, habrá que recordarles las palabras del Santo Padre Benedicto XVI, quien al recibir a Monseñor Fellay dijo de Monseñor Lefebvre: “Nuestro Venerable Hermano …”. El Papa, incluso, no se cortó un pelo en laudar el trabajo y la obra de Monseñor Lefebvre.
A pesar de los claroscuros de la Hermandad de San Pío X, los 35 años de su existencia arrojan un saldo positivo. Se ha logrado aglutinar un núcleo duro en defensa de la Tradición sin caer en el sedevacantismo loco y militante y sin ser engullidos por el modernismo, cosa que algunos desde Roma bien han deseado. Gracias a la Hermandad de San Pío X (HSPX) existe la Hermandad de San Pedro. Sin la HSPX la de San Pedro hubiera sido laminada por los modernistas que se asientan en Roma ipso facto. Gracias a la HSPX no pocas Ordenes tienen la continuidad posible que sólo gracias a un Episcopado tradicional es posible. Gracias a la HSPX
Y a todos esos a los que se llena la boca con el Motu Proprio recordadles que esto no hubiera sido posible sin las décadas de sufrimiento (y, ¡Dios mío!, qué sufrimiento a veces) de tantos y tantos Sacerdotes y fieles de la Hermandad. Sin ese capital de cruz, de martirio seco, el Motu Proprio no estaría en una agenda más que probable y ciertamente próxima. Así que mejor dejarse en paz de crear divisiones en la Tradición, porque hay mucho de Tradición –y bueno- fuera de la Hermandad de San Pío X. Como ese joven Sacerdote con menos de treinta años de Madrid que me dijo el otro día que él amaba y quería decir la Misa Tridentina, aunque no sabía cómo decirla.
A la Hermandad de San Pío X, gracias por haber mantenido la llama de la Tradición cuando estaba casi completamente apagada. No sólo por eso, sino por haber hecho posible que la Tradición, aquí y allá, en pequeños números, empiece a florecer. Y por haber hecho posible que un alma como la mía, que estaba muy descarriada, no se perdiera. Por todo ello, mi agradecimiento eterno.

Rafael Castela Santos

terça-feira, junho 26, 2007

Thank you, Tony

Tony, from The Muniment Room, has translated the Carta a minha filha. Da Europa à Anti-Europa, originally published in Portuguese in the 7th issue of Alameda Digital, into English. In this way the now called Letter to My Daughter: from Europe to Anti-Europe is now in three languages: Portuguese, Spanish and English. I reckon this has become “the most internationally acclaimed” original piece of mine. Tony had already threatened last May with translating it.
Well, this translation with a British flavour is a real treat for somebody like me, always opposed to that big heresy of the Webster’s Dictionary and American spelling, similar to the Vatican II of the English language. As I stick to the Old Missal, I stick to the Oxford’s.
Interestingly, and pro-Confederate as I am, it has always been a landmark in Southern ladies and gentlemen to also continue the tradition of the Oxford’s Dictionary and allegiance to the original English. Another reason to support the Confederation and wish all that crap and no-good-offspring-of-female-canines also known as yankees to go to hell.
Thank you very much, Tony. Muito obrigado! I do appreciate this wee gift indeed.
Confederately yours in Christ the King of all nations and Mary Queen,

RCS

“Dear daughter,

I write because you really are European; because you were conceived in Portugal, in Fatima; because Spanish, French and German blood runs through your veins; because you grew up in the United Kingdom; because you speak several languages, including a bit of Latin; and because your father, who loves you profoundly, sees a certain Carolingian idea reflected in you which fills him with longing. And above all, because you are Catholic, which is the True Faith: the One True, as I often have you repeat, petite chouanne. Because the only real way of being European is to be Catholic. Those who aren’t, and those who fight our True Religion are the destroyers of Europe, whether they know it or not.
About two thousand years ago, a noble people, the Romans, conquered Europe. They were excellent civil engineers and excellent soldiers. Remember the bridges and aqueducts we have seen in Spain, and the Roman roads and ruins we have seen in Cirencester, in Metz, in Salamanca, in Merida, and in Evora. Apart from all of this, they left us their laws, Roman Law, an impressive monument, which continues to inspire us. I’ll explain one day, but this is all about what your Dad says to you about being fair, about being fair to our neighbours, or about your being fair to the other girls at school.
You know how I go on about how in Spain and Portugal the Roman influence penetrated deeper than in the rest of the Empire. It’s as though we are more Roman than the rest of the Romans. You know that reverential love that I have for your grandparents, my parents? You know how the first thing that I do when I take you to Spain is to go to the cemetery? Well, sweetheart, that is something that comes from our religion, but also from the Romans. When I’m old, I want you to respect me in the same way that I respect your grandparents, and when I die, I want you to pray for me in the same way as I pray for all our dead. I’m not asking this for me particularly, nor for you, but that you remember your roots; and because by honouring your parents and your ancestors, you honour your country as well.
I always tell you that you should think about things, that you should use your reason; because of all the powers your soul possesses, reason is the most important. The Greeks taught us this, and the Romans, as they developed and invaded other lands, were not stupid, and realised that the Greeks were very clever and precise. The Romans were amazed by the Greeks. Do you remember Socrates whose death was so serene? Aristotle, of whom I have spoken to you, who had the greatest intellect of Antiquity? Well – they were Greeks. One day, God Willing, we will read them together and discuss them. But the Greeks lacked life. There was too much death and cruelty. There was slavery. Above all, there was darkness. All this because our first parents, Adam and Eve, sinned. This human race need to be restored, but only God could seal off the offence which we humans had committed against God. And from among a people chosen by God, the Jewish people, whose blood also runs through your veins, the Messiah, the Redeemer was born: Our Lord Jesus Christ. But Israel, called to be the light of the world, turned its back on the most sublime Son of the chosen people and his message came to Rome, to the Gentiles.
And on that assumed obligation of loving God before all other obligations, they built, over centuries, the greatest civilisation that had ever been: Christian Civilisation. Think of the Cathedrals and castles we have seen together, all of which had Jesus Christ, True God and True Man at their centre. Think of the beauty of the things they made. The saint to whom we always pray, St Thomas Aquinas, wrote, a guiding work. A genius, the poet Dante, wrote the Divine Comedy. I remember as one of the greatest moments of my life sitting beside your crib and rereading the Divine Comedy. The Blessed Virgin spread her blue protective veil across that civilisation.
But men fell away, and Europe – Christianity – stopped being Christianity. Anti-Europe, Anti-Christianity began. In the same way as when Moses descended from Sinai and found the people worshipping the golden calf, the idea that money and trade were the most important thing began to gain ground. The knights who protected maidens in castles, as in the stories I have read to you, were no more; and kings and the powerful exploited the poor and the weak instead of defending them as is their duty.
People began to think strange things. They emptied words of their meanings and began to do ugly things. Up to then, God, Jesus Christ, had been the centre of all things. But they began to put Man at the centre of things and stopped thinking of God as so important. There were some awful men, like Luther, who split Europe in two. And as you will have noticed in Alsace, there are Lutheran villages which at first look cleaner on the outside, but end up looking uglier than Catholic villages.
Then horrible things happened, as in France, your other mother country, where some miserable revolutionaries built a world out of hatred of God and the Holy Catholic Church. Anti-Europe, Anti-Christianity began to show its true face. Now do you understand why, whenever we travel through France, I get angry and start shouting whenever we see statues of people like Eckermann, Kleber or Napoleon, murderers of the worst kind?
But there was resistance in every country. We resisted in the Vendee, in France, in the way that I hope that you, petite chouanne, will resist. We resisted in Spain, with the Carlist heroes, right up to the Last Crusade in 1936. In the other Spains, which are also European, we also suffered greatly, for example in Argentina, or later the Cristeros, martyrs in the lands of Our Lady of Guadalupe. We also stood up in Portugal to republicans, masons and liberals. In Italy we did what we could against Garibaldi and the Carbonarios, orcs who issued forth from Hell.
Meanwhile in Russia, Sauron was in incubation. Even if in Europe he has lost his power, little by little he has taken over in Asia, China and Russia. Communism, the penultimate heresy, but the worst so far, has triumphed in these countries. One day, if we follow the message of Fatima, Russia will return to the Faith and the Church. That is the day when Europe will arise.
What they call Europe today – the European Union – is no more than a few steps towards the Antichrist, the man of perdition. Do not believe in it.
I am not well and perhaps will not live to see Europe arisen. But I have given to you the best of what I know and am able to give. Europe is Christianity: nothing else. Whatever is not Christianity isn’t Europe; it is de facto Anti-Europe. Be virtuous; fight for virtue, even if it costs you your life. Pass this on to your children, my grandchildren and if you become a nun – and how pleased I would be if you did! – pass it on to your spiritual children, the ones who call you Mother.
Fight phariseeism, a cancer which corrodes the spirit. Be hopeful. We are living through bad times, but victory will be Christ’s and nobody else’s. Europe will be Christian again and there will be a shout of joy, great as the centuries have never known, and there will be peace in Christ. I’ve already taught you the Latin: Pax Christi.
Oh! One more thing: don’t eat so much chocolate.
From your father, who loves you with all his soul and all his being, and who blesses you in the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Ghost”

Rafael Castela Santos

domingo, junho 24, 2007

Un ejército de 200 millones de hombres

En el Apokalypsis se habla de un ejército de 200 millones de hombres en los últimos tiempos, en los cuales nos encontramos.
Es evidente que esto era descabellado en los tiempos de San Juan. Las batallas más duras de la Antigüedad sumaban unas muchas docenas de miles de guerreros, a lo sumo. Incluso las poblaciones de entonces y la falta de adecuados medios de comunicación hacían inviable el reclutar tal ejército.
Entre la interpretación alegorista del Apokalypsis y la literal, nos dice el Padre Castellani, esta última prevalece. La interpretación alegorista, a menudo rezumando racionalismo, llega a contradecirse a sí misma y viola, además, las reglas de la interpretación de las Sagradas Escrituras que ya dejara escritas San Agustín. Tomemos, pues, la literalidad de un ejército de 200 millones de hombres.
Ni siquiera en tiempos modernos, ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial, hubo tantos combatientes. Empero hay dos hechos que no se comentan mucho.
El primero de ellos son las recientes maniobras militares conjuntas sino-indias. Desde el punto de vista geopolítico es interesante, porque India siempre estuvo en la esfera soviética (y en menor medida en la británica), mientras que en su particular lucha regional con Pakistán el valedor de Islamabad fue siempre China. Quizás haya que entender esta aproximación de India a China con el segundo dato en la mano, que no es otro que el tratado de amistad y cooperación entre Rusia y China, firmado el año pasado. En este momento el crecimiento militar de China e India no tiene precedentes. China se ha reforzado con tecnología de última generación, y la renovación de la flota aérea china contando con los más modernos aparatos rusos acordada el año pasado no debería pasar desapercibida. India, con 1000 millones de seres humanos dentro de sus fronteras, se ha convertido en el país hegemónico del Indico, desplazando a Australia claramente de ese espacio geopolítico. Aunque en estos días la India ha desarrollado una enorme tecnología militar propia, sigue contando con el apoyo ruso.
¿A qué vienen estas disquisiciones militares en una bitácora que se ocupa de religión? Pues a tratar de demostrar que hoy día, sí, es ya posible que una combinación de India y China puedan poner en pie de guerra –y en un periodo relativamente corto- un ejército de 200 millones, tal y como predice el Apokalypsis. Ni toda la OTAN puede hacer semejante cosa.
Quizás sea este ejército, el de los 200 millones, aquel con que Occidente, apóstata y traidor, será castigado.

Rafael Castela Santos

sexta-feira, junho 22, 2007

Un denario

Dice la prensa, siguiendo estadísticas oficiales, que el salario de los españoles ha bajado un 1,4 % en los últimos dos años y medio. Es un secreto a voces la bajada del poder adquisitivo de los sueldos. Mi madre, una amiga que llamó ayer o mi prima me confirman (incluso sin que yo les pregunte nada) algo de esto. Es más, creo que no están de acuerdo con el 1,4 %. Ellas, que hacen la compra y están al tanto de los precios, saben que la pérdida es mayor, al menos para las clases media y media-baja, las más numerosas en la pirámide socioeconómica española.
Pese a las apariencias en España ya se empiezan a notar cosas: más y más ventas en los supermercados del segmento bajo, menos vacaciones de los españoles, etc. La economía se desacelera en España. No está mal tampoco, porque los españoles hemos caído en un mundanismo y un materialismo atroces. Una cura de pobreza (¡quiera Dios que nunca llegue a la miseria!) no nos vendrá nada mal. San Francisco sabía de esto y salvó aquellos tiempos de hierro medievales, plagados de iguales males y del de la simonía.
Lo cierto es que cada vez el dinero da para menos. Toda la cantinela de los políticos –cada vez más ligados a potentes grupos financieros y empresariales- es “congelar los sueldos”, “abaratar el despido”, “flexibilizar el mercado laboral” e historias semejantes. La inmigración incontrolada no hace sino favorecer el deterioro de las condiciones sociolaborales de los que viven en España y la globalización machaca lo que debe ser el objetivo básico una economía de corte humano: producir lo necesario (que no producir más y más), lo más cerca posible (nada de deslocalizaciones que encubren esclavitudes encubiertas) para satisfacer las necesidades del ser humano concreto (no las de Mamonna ni las de ninguna oligarquía usurera).
La Doctrina Social de la Iglesia es clara al respecto: dar el justo salario al obrero. Para las generaciones jóvenes de españoles esto ya es impensable, porque capas enteras de la población son “milheuristas” (ganan mil euros al mes). De ahí que muchos jóvenes ni se planteen tener vivienda propia ni siquiera el tener familia. Está claro que no se paga el justo salario al obrero. Compárese esto con la maldita, horrorosa y terrible dictadura franquista, cuando un obrero podía fácilmente comprar una vivienda propia en 5 años.
Hilaire Belloc ya anunció esto en su libro The Servile State. En dicha obra definía al nuevo siervo de la gleba como “alguien incapaz de crear patrimonio”. Y aseveraba por 1912 que la conclusión lógica del capitalismo sería, precisamente, la creación de una masa de asalariados incapaces de crear patrimonio, sino sólo de pagar lo estrictamente necesario para subsistir. En otras palabras: neoesclavitud vía sueldo.
León Bloy, mi querido y siempre admirado León Bloy, decía que el no miraba la prensa porque para enterarse de las últimas noticias leía el Apokalypsis. Allí San Juan habla de que en los últimos tiempos se pagará un denario a los trabajadores. Un denario, es decir, el salario de un día del obrero que apenas le cubre las necesidades más básicas y elementales. Esto, queridos lectores, ya se ha cumplido prácticamente para muchos y estamos ya muy cerca de que se produzca para casi todos.
Por cierto, antes de que se me olvide: un apunte breve sobre Teología Católica elemental. No pagar el justo salario al obrero es uno de los pecados que clama venganza al Cielo, es decir, de aquellos que atrae particularmente la ira de Dios y castigos duros y especiales.

Rafael Castela Santos

terça-feira, junho 19, 2007

El noble, el soldado y el monje

Doña Olga Horia, la viuda de Vintila Horia (VH), falleció hace unos pocos días en Madrid. Descanse en paz esta culta y políglota mujer que tanta bonhomía y tanta hospitalidad derrochó. Y desde estas humildes páginas, también, nuestro más sincero pésame a las hijas de Vintila y Olga Horia: Dominica y Cristina.
Empero la obra de Vintila Horia es imperecedera. Uno de las iniciativas más loables es sacar al internet el mucho y denso trabajo de VH desde las páginas del extinto diario “El Alcázar”. Allí Vintila Horia, ya firmando con su propio nombre ya con el pseudónimo de Juan Dacio, redondeaba ensayos soberbios en el formato del artículo corto, don ciertamente poco frecuente. Hay que agradecer a Jesús Sanz Rioja que recupere desde su bitácora Vintila Horia, perdón por la redundancia, a Vintila Horia. Es posible encontrar no poco en rumano en el internet de VH, pero era hora en español de que la obra que duerme el sueño de los justos en las hemerotecas quede a disposición de todos. Vintila Horia nació rumano y quiso morir español. Entremedias dejó también buena parte de su obra en francés y hasta en italiano.
Como para muestra basta un botón, aquí queda un soberbio artículo de VH que habla de monjes y soldados, todos de corazón noble, donde se refleja un mundo que nada tiene que ver con este de plutócratas y adoradores del dinero y de lo material. Porque la Weltanschauung de estos soldados y monjes es teocéntrica, o sea, lo opuesto de hoy día. En estos tiempos que vivimos se ha llegado a que de puro antropocentrismo ya estamos entronizando a Lucifer.
Queden, pues, con Vintila Horia.

Rafael Castela Santos


«Si nos acercamos a la historia literaria de España nos encontramos de repente ante una realidad característica: los escritores más grandes del Siglo de Oro fueron soldados o monjes. La Iglesia y el Ejército hicieron posible el imperio ecuménico. Y gran parte de unos y otros pertenecieron a la nobleza. En un libro publicado recientemente en Italia, Il soldato gentiluomo –Autoritratto d´una societá guerriera: la Spagna del Cinquecento, Bolonia 1984, el profesor Rafaelle Puddu vuelve sobre el tema, en páginas de una gran sutileza crítica y de una gran actualidad. En un momento en que se nos quiere convertir a una sociedad de masas, cada vez más fantasmal y despegada de la realidad, este libro demuestra claramente que el hombre español lo que ambicionó a lo largo de sus mejores siglos fue convertirse en noble. Mientras en Francia todo fluye hacia la sociedad burguesa y el ejército mismo de la revolución iba a ser un ejército pequeño-burgués, empapado de ideales revolucionarios, destructores de cualquier libertad en Francia como en Europa, el ejército español se convirtió en una milicia de la pequeña nobleza, ambiente ideal para la creación de una nueva aristocracia y que llevará el peso de las grandes batallas tanto ante Granada, como en Pavía y Mühlberg. Las mejores tropas de Carlos I fueron las españolas, vencedoras en todos los frentes. Si pensamos en Sancho Panza, como ejemplo, nos damos cuenta de que, al final de la primera parte del Quijote, el plebeyo campesino se había transformado poco a poco, en contacto con los ideales aristocráticos de un amo, en un pequeño caballero, tal como aparecerá a lo largo de toda la segunda parte de la novela cervantina.
Mientras Francia y otros países europeos, dirigidos por el espíritu maquiavélico condensado en El príncipe, van hacia una masificación del espíritu militar, en España, escribe Puddu, “la máxima aspiración de los populares no era la de derribar a la jerarquía del linaje, del poder o de la riqueza, sino de conquistar un status lo más posible aristocrático sirviendo al soberano, único patrono digno de un gentilhombre. El espíritu público castellano estaba caracterizado por el respeto de la tradición, de la ortodoxia y de la autoridad. “La diferencia social entre unos ejércitos, educados en un espíritu cada vez más burgués, como sucedió no sólo en Francia, sino también en la Inglaterra de Cromwell, y el ejército español ceñido a la idea de élite, fue grande a lo largo de muchos siglos.” En su libro El hidalgo y el honor, Alfonso García Valdecasas demostró lo mismo, poniendo de relieve la misma ambición que aguijoneaba a las clases bajas, en los siglos XVI y XVII en España y las empujaba a través del sentimiento de la honra, hacia ideales aristocráticos. El teatro de Lope de Vega supo ilustrar esta pugna.
Es así como España, sobre todo a través de Castilla, se vuelve una nación militar con ideales propios y transforma a los españoles en hidalgos, ante una sociedad europea cada vez más apegada a ideales materialistas y comerciales. Por este motivo, quizá los españoles no simpatizaron con Erasmo de Rotterdam, famoso por su antimilitarismo, entre otras cosas, y tampoco con un Maquiavelo cínico y ateo, cuya manera de enfocar el Estado no coincidía con la de los españoles. Durante dos siglos, los ideales españoles se imponen a los demás, justamente porque los ideales aristocráticos que empapaban la mentalidad de los tercios fueron capaces de crear un tipo humano de una valentía sin par, movido por ideas y convicciones evidentemente superiores a las de las demás naciones. También la disciplina de los tercios hundía sus raíces en la misma realidad.
El monje es complementario de este espíritu. Su actuación se integra también en una milicia, que se volverá “compañía” con Ignacio de Loyola, pero dominicos, franciscanos o jerónimos forman parte de la misma mentalidad que procede de las órdenes caballerescas de la Edad Media y que encuentran en España y sobre todo en Castilla un terreno muy propicio para el cultivo de sus principios. Se puede ser monje perteneciente a una orden humilde, basada en la plegaria y la limosna, pero el “esprit de corps” es el mismo. Y el escritor pertenecerá a la misma idea de servir con sus escritos en el marco de la misma sumisión, en el sentido medieval de la palabra. Por este motivo, la historia de España en general, como la de la literatura española en especial, son tan genuinas y originales. Cualquier actuación implicaba aquí una actitud caballeresca que se traducía en batallas y milicias en nombre de algo que era, unificados los ideales en un solo fin: Realeza, Estado, Letras, Religión se volvían una sola fe. Por este motivo, resulta imposible separar la Iglesia de lo que fue España, sobre todo en sus momentos de mejor entrega a sí misma.»

Vintila Horia

terça-feira, junho 12, 2007

Germinans germinabit

La Diócesis de Barcelona es, sin duda, una de las más afligidas por el proceso imparable de secularización que sufre España en estos tiempos de hierro que nos toca sufrir. Creo haber dicho ya alguna vez desde A Casa de Sarto que Cataluña es la región española donde más se ha perdido la Fe. A día de hoy la práctica regular del catolicismo por los catalanes (hablamos de un 85 % de católicos, al menos nominales) no llega ni al 5 %.
Me encontré con Germinans germinabit como recomendación de uno de nuestros “Sacerdotes de cabecera”, un Sacerdote tradicionalista que sigue A Casa de Sarto regularmente, que nos apoya con sus oraciones y al que hemos recurrido a veces para consultarle en materias que nos son más desconocidas.
Y les recomiendo efusivamente esta página. Los autores de Germinans germinabit no se identifican, pero claramente son un grupo de Sacerdotes diocesanos de Barcelona. No son tradicionalistas, pero me planteo, de verdad, si es mucha la distancia que les separa de la Tradición. Salvo alguna cuestión de matiz yo, personalmente, suscribiría la mayor parte de sus aseveraciones, al igual que hace nuestro “Sacerdote de cabecera”.
Sus consideraciones sobre el movimiento litúrgico, que se continúan en la sección de “El fiador”, las Crónicas Ibéricas, el Adversus Haereses, sus críticas a un Obispado empecinado en la destrucción de la Fe, etc., no tienen desperdicio. De particular valor, que no puedo enlazar, porque hay que hacerlo desde dentro de la página, es la historia del movimiento litúrgico y de su desviación, embrión de la debacle litúrgica que dictaminó el Concilio Vaticano II.
Da gusto reconocer que existen rescoldos de Fe por doquier, incluso en aquellos sitios donde la Fe parecía muerta. Los buenos Sacerdotes serán capaces de forjar, Gracia mediante, una feligresía piadosa y devota. Eso sí, que nadie se engañe: ser buen Sacerdote exige –presupone- una Fe sin mácula. Precisamente el trabajo sólido y callado durante años de Sacerdotes como los de Germinans germinabit es lo que reconstruirá la Iglesia.
Les dejo, pues, con Germinans germinabit.

Rafael Castela Santos

quarta-feira, junho 06, 2007

Carta a mis lectores

Pido disculpas por la menor actualización de la bitácora A Casa de Sarto en la parte que me corresponde.
Una serie de motivos profesionales y familiares están haciendo este 2007 uno de los años de más apretada agenda de mi vida. Me cuesta cada vez más encontrar tiempo para escribir y, sobre todo, para encontrar la necesaria paz para poder comunicar algo de interés. A menudo, también, hemos enlazado desde A Casa de Sarto materiales que nos parecieron que debían ser compartidos, pero también mi actividad lectora está bajo mínimos en estos tiempos. A esto se añade un problema grave en mi disco externo, que ha hecho que pierda años de trabajo y de archivos que han sido siempre la mina de donde se ha inspirado mi contribución a A Casa de Sarto.
No obstante, y aunque la frecuencia de mis entradas sea menor, quiero seguir manteniendo mi contribución a este blog dirigido por JSarto.
Agradezco de corazón a todos los que se toman el esfuerzo y molestia de leernos y de dejarnos algún comentario.
En estos tiempos donde el Juicio de las Naciones ya se palpa, queremos seguir manteniendo la bandera de la Tradición, de la Roma Eterna, desde este pobre rincón del ciberespacio.
Quiera la Santísima Virgen, a la que está consagrada la actividad de esta bitácora, extender su manto protector sobre todos nosotros y nuestras familias: Vds. que nos leen y JSarto y yo, que escribimos.
Redoblemos pues nuestros esfuerzos de oración y penitencia.
Cordialmente en Cristo Rey y María Reina,

Rafael Castela Santos