Nuestro buen amigo Andrés Hermosa, de quien Pedro Guedes sigue esperando la prometida colaboración sobre la historia de la “vera derecha” española (a lo que sigue resistiéndose pese a nuestras admoniciones), nos envía vía postal un artículo sacado de la revista carlista “Ahora Información” (número 66, Nov-Dic 2003) que le agradecemos profundamente. El título es “Carlistas en la Guerra Civil americana”, 1861-1865, firmado por el historiador militar catalán David Odalric de Caixal i Mata.
Conexión profunda entre quienes defienden un orden tradicional
En este artículo se desempolva una historia no suficientemente conocida, pero que añade a lo que venimos sosteniendo desde A Casa de Sarto: que existe una ligazón entre los carlistas españoles, los miguelistas portugueses, los federales argentinos, los nobles combatientes vendeanos, los cristeros mexicanos, los sureños italianos (que resistieron a la canalla garibaldina), los cavaliers de la Guerra Civil inglesa, los Confederados norteamericanos y algún otro grupo que ahora me dejo en el tintero.
Causa última de todas las derrotas
El lector sagaz se habrá dado cuenta de que si hay un denominador común entre todos los grupos anteriormente citados éste es el de haber sido derrotados, con la notabilísima excepción de los carlistas españoles durante la Cruzada de 1936-1939.
La razón de ello la ha dado el Padre Leonardo Castellani, verdadero santo y seña de A Casa de Sarto. No es otra que la posición que ahora ocupamos en la historia, la Quinta Iglesia, a decir del Padre Castellani en su profunda obra sobre el Apokalypsis. A esta Iglesia, la actual, nos ha sido dado la consigna de “mantener lo que [nos] ha sido dado, aunque haya de morir”. Es decir, la defensa de la Tradición, pese a que en términos intramundanos suframos una derrota, una muerte. Estos son los tiempos donde al Padre de la Mentira se le ha dado un poder como nunca antes, donde las fuerzas del Maligno han sido liberadas. Misterio grande, como misterio fue que Job fuera tentado de la manera que fue en el bello libro veterotestamentario. El proceso revolucionario iniciado en el Renacimiento está alcanzando ya su clímax y bien pudiera ser que nos aproximáramos a una velocidad mucho mayor de la imaginada a los días de dominio del Anticristo.
Muerte aparente, porque hay Resurrección, como comentamos al final. Pero vayamos con estos carlistas reciclados en “Rebels”.
El Sur: más inclinado a lo tradicional en religión
En unos grupos a los que la Providencia ha favorecido por historia y por geografía, como a los carlistas, esta defensa de la Tradición acontece en un estado químicamente puro. En otros, más contaminados, como los Confederados, esto es quizás menos perceptible. Pero no dejaría de ser interesante el profundizar sobre los aspectos religiosos, tanto desde el punto de vista católico como del protestante, de la Guerra de Agresión Yanqui (mal llamada Guerra Civil).
La divisoria religiosa, perceptible incluso hoy día en las diferencias teológicas de denominaciones tales como los Southern Baptists o los United Methodists de Missouri, es patente: mientras en el Norte se lanzaron a un experimento sincretista y descafeinado (prueba de ello es el éxito de denominaciones tan apartadas como los Unitarios) al sur de la Mason-Dixon las denominaciones protestantes permanecieron más fieles a su ideario original, menos proclives al cambio permanente, marca de fábrica de la Revolución.
Otro tanto pudiera decirse de la veta modernista del campo católico. Por ejemplo las tesis de los protomodernistas Cardenal Gibbons y demás secuaces, que siempre alcanzaron más predicamento en el Norte, quintaesencialmente liberal y masón, que en el Sur; y aludiré como prueba la recepción en las distintas comunidades católicas, Norte versus Sur, del nefando Congreso de las Religiones de Chicago de 1870, verdadera zahúrda de Plutón.
Cifras y causas del apoyo carlista a la Confederación
Muchos carlistas, entre 4000 y 7000 según la bibliografía consultada, se unieron a las tropas confederadas al inicio de la Guerra de Agresión Yanqui. Es posible que esta cifra pudiera ser incluso superior, dado que otros contingentes se unieron mediada la contienda e incluso en los estadios finales de la Guerra de Agresión Yanqui.
Era lógica esta afinidad: defensa de un orden tradicional y agrario, defensa de los derechos de los estados, descentralización y subsidiariedad, reconocimiento de los cuerpos intermedios, rechazo a un experimento neognóstico universal que los federales y su maldito partido seccional –el republicano- han ejecutado a rajatabla y que el Padre Castellani no dudó en calificar como el “Último Imperio, el del Anticristo”, etc. Y que, además, no perseguía a los católicos, como tantas veces había ocurrido en esa sucursal del Infierno del noreste de los Estados Unidos.
Añádase a esto el interés que había –que se llegó a discutir en el Parlamento de la Confederación en Richmond, Virginia- en proclamar la Confederación como una República Cristiana, donde todas las leyes tendrían que estar en consonancia con los Mandamientos de la Ley de Dios.
Era pues lógico que los exiliados carlistas se sintieran proclives a abrazar esta causa.
Falacia de la esclavitud como causa de la Guerra de Agresión Yanqui
Huelga decir que los carlistas, como buenos católicos, sentían profunda aversión por la institución de la esclavitud, “la oprobiosa institución” como los Papas la habían denominado secularmente.
Como aversión por la misma sentían el General Robert E. Lee o el Presidente Jefferson Davis, que habían dado libertad a sus esclavos en los años anteriores a la Guerra de Agresión Yanqui, a diferencia del inicuo individuo, por sobrenombre Abraham Lincoln, que dictaba la libertad de los negros esclavos en los territorios que no controlaba militarmente, pero no en la zona yanqui que él presidía. Tan adictos a la esclavitud eran algunos “protectores de los esclavos” que el alcohólico (al parecer luego rehabilitado) y criminal de guerra Ulysses Grant, General y luego Presidente de los Estados Unidos, seguía con sus esclavos particulares en 1866, cuando ya había sido dictada la liberación de todos los negros no sólo en el Sur ocupado, sino también en el Norte. A modo de inciso no es éste el único Presidente norteamericano que se ha caracterizado por sus problemas con el alcohol y se ha distinguido después como hopeado criminal de guerra.
Pero no es momento de detenernos en las falacias de la esclavitud y su propaganda, especialmente cuando casi la totalidad del comercio de esclavos de Norteamérica estaba centralizado en un estado como Rhode Island, que como todo el mundo “sabe”, era plenamente sureño y confederado, y el 100 % de los buques dedicados al comercio de esclavos estaban registrados en los estados de Nueva Inglaterra y en manos yanquis.
Paralelos y similitudes entre la Confederación y el Carlismo
El ethos confederado era demasiado cercano al ethos carlista, demasiado próximo como para resistirse a la llamada de defenderlo:
“The virtues more praised [in the Confederation] were not those of the world of commerce but those of the landed gentry of the Old World and the vanished age of chivalry -not efficiency, shrewdness, and aggressiveness but honor, generosity and good manners. By and large the leading Southerners found their models in the past, while the Northerners looked forward to a new age of business and boundless progress.” (Dumas Malone & Basil Rauch, Crisis of the Union)
Y si el Carlismo ya había señalado de largo con la fuerza de un Santo Tomás de Aquino que las virtudes pasivas eran superiores a las activas, y que la contemplación era la forma más elevada de actividad humana, los confederados habían descubierto algo similar vía derecho natural. Ambos preconizaban un modo de vida donde el eje no es la ganancia a ultranza:
“The life of the South was leisurely and unhurried for the planter, the yeoman, or the landless tenant. It was a way of life, not a routine of planting and reaping merely for gain.” (Frank L. Owsley & John C. Ransom, The Ideal of an Agrarian Society)
Tanto el Carlismo como la Confederación se hallaban harto distantes de esa corrupción por y de la usura, que tanto permeaba a los puritanos yanquis y que ha acabado por infectar todo el orbe gracias a la maquinaria de amplificación norteamericana. De ahí que en el más puro estilo platónico-aristotélico ambas concepciones daban gran importancia a sus sabios y a sus guerreros, a quien consideraban intrínsecamente superiores a los productores, como ocurre en toda sociedad sana:
“Southern aristocrats inherited an appreciation for the military spirit and a sense of chivalry from the authentic European nobility. Jaher writes: ‘Southern patricians shared with the European gentry and nobility an inclination for military training, a legacy of the age of chivalry notably absent in northern and western urban commercial elites ... In accord with the European aristocratic tradition, southerners constituted a majority of the cavalry officers.’” (Nobility and Analogous Traditional Elites)
Aquellos carlistas, perseguidos en su España natal hasta el punto del exilio, no cejaron en su empeño generoso por una causa justa. Y cuando la Confederación, después de más de 25 años, o incluso casi un siglo, de luchar por evitar la opresión, rapiña y usura del Norte centralista, jacobino, liberal y tirano desde todas las instancias políticas, como queda reflejado en autores como Patrick Henry, John Randolph of Roanoke o Calhouln, entre otros, se alzó en armas como único recurso para sobrevivir, los carlistas se unieron a las fuerzas confederadas.
España en los años previos a la Guerra de Agresión Yanqui
En aquel quinquenio maldito de 1858-1863 España cayó en manos de liberales, cuya proclividad hacia sociedades secretas enemigas declaradas de la Iglesia Católica y hacia la rapiña, era de sobra conocida y la historia de demostrar, como la Desamortización o sus matanzas de Sacerdotes en el Madrid del 1830.
Para muchos españoles carlistas, especialmente aquellos vascos y catalanes que habían luchado en la Segunda Guerra Carlista, conocida como “Guerra dels Matiners” en el Principado de Cataluña, la situación se hizo insostenible. De ahí que el contingente de carlistas emigrados a la Confederación fuera mayoritariamente catalán, valenciano, navarro y vascongado, regiones hispánicas donde esta guerra fue particularmente virulenta. Familias españolas enteras, incluyendo mujeres, niños y ancianos, volvieron a hollar los mismos territorios otrora del Imperio Español en Texas, Louisiana, Florida y otros estados sureños. Territorios y gentes que ya habían sido comprados a precio de sangre mártir española para nuestra Santa Religión y para la Iglesia, como la del Padre Juan Padilla a principios del siglo XVI y martirizado en lo que hoy día sería el estado de Kansas.
Acciones de guerra de los carlistas en territorio norteamericano
David Odalric nos da cuenta prolija de uniformes y acciones de guerra, pero el dato más sorpresivo de su artículo es que muchos carlistas españoles combatieron con voluntarios franceses, hijos espirituales de los combatientes vendeanos, que emigraban a América dada la política oficial anticatólica de la revolucionaria y liberal III República. Esto recuerda la gesta de ese otro hispano transatlántico, el ilustre y muy católico Santiago de Liniers, de sangre vendeana, frente a la chusma liberal de los Ribadavia y Sarmiento de Argentina. Como la íntima unión entre Francia y Castilla en el Medioevo contra el secular enemigo musulmán. Esto prueba que Francia es un aliado formidable de España cuando el ethos común es inspirado por la Santa y Verdadera Religión Católica. Y un enemigo declarado cuando hace del proyecto nacional-galicanista y pro-musulmán el norte de su política.
Más aún muchos carlistas militaron en los archifamosos “Louisiana Tigers”, la división más condecorada, brava y valiente de la Guerra de Agresión Yanqui, compuesta en su gran mayoría por voluntarios irlandeses. De estos dijo el General Robert E. Lee con lágrimas el día de su rendición, y en frente de su propio Ejército de Northern Virginia, que si todos sus soldados hubieran sido como ellos, hace tiempo que la victoria hubiera caído del lado confederado. No es extraño esto, pues la herencia celta española es a menudo negada, y es sabido que irlandeses, escoceses, franceses del oeste y los pueblos celtíberos de la Península están entre los guerreros más fieros del mundo, al menos históricamente (ya no sé si este dictum es aplicable). De igual manera que la disciplina y capacidad de encajar sufrimiento de los soldados germanos los convierte de suyo en excelentes tropas.
Añade el autor:
“La participación heroica de los carlistas españoles con las tropas confederadas en la Guerra Civil americana llevó a que Jefferson Davis les concediera la ciudadanía norteamericana y el mando directo de Echegaray.”
El general español Echegaray mandó un cuerpo de tropas carlistas: los piquetes confederados de la Segunda División de Tennessee. La gesta de Echegaray venciendo a los federales en West Woods para a continuación morir en otra acción de campaña donde se enfrentaron gallardamente a fuerzas diez veces superiores en número, es recordada en los anales de la historia militar sureña.
Como es digno de reseñarse la impresión que dejaron los voluntarios carlistas que se unieron al Ejército de Northern Virginia. De éstos, muchos de ellos combatientes de la legendaria Brigada Zumalacárregui que a punto estuvo de derribar el gobierno liberal y anticatólico de Madrid, dijo el general confederado Ambrose Power Hill: “Mis toscos, harapientos y valerosos leones de la Providencia …”. Parece ser que estos antiguos y veteranos combatientes de las montañas españolas lucharon en tierras americanas llegando a tocar con sus boinas rojas el uniforme confederado que vestían. Estos herederos de la Brigada Zumalacárregui fueron los que consiguieron la toma épica de la colina de Malvern Hill, a partir de la cual los carlistas recibieron siempre un trato especial dentro del Ejército de la Confederación y estuvieron ya siempre al mando de un español, nunca más de un oficial extranjero.
Otro episodio de los carlistas españoles en suelo americano constituyó la defensa y freno de la Segunda División Federal, los Regimientos 89º de Illinois y los 32º y 39º de Indiana, al mando del general August Willich (criminal revolucionario del que algún día hablaremos) en Harpers Ferry. El Regimiento 35º de Tennessee de requetés –que ya había sido rebautizado con el imperial nombre de “Regimiento Nueva España”, como el Virreinato al que estos territorios pertenecieron en origen- frenó el avance de las tropas federales, permitiendo la marcha del 19º de Arkansas que permitió al General Lee, que mandaba también las tropas requetés, infligir una severa derrota al General McLellan. Las bajas de las tropas tradicionalistas españolas, especialmente de los fusileros de Navarra (el 41º de Tennessee), fueron altísimas.
En 1863 entró en combate otro Regimiento, los Húsares del Maestrazgo, que traían el eco lejano de la comarca castellonense donde los carlistas se habían batido con fiereza contra las tropas liberales y habían infligido contundentes derrotas al excremento liberal-masónico-anticatólico hasta el punto de generar en estas comarcas un estado paralelo y completamente autónomo que no precisaba del [des]gobierno liberal de Madrid para nada.
Pero, en fin, dejemos aquí la pluma para no ser demasiado exhaustivos. Nos quedan las hazañas en el puente de Burnside de los capitanes carlistas Uriarte, Puig y Alfaro. Como los plenos honores dispensados a los soldados y oficiales carlistas en el Cementerio Nacional de Antietam. Será en otra ocasión.
Confederación e Iglesia Católica
Anticipo a nuestros lectores que ya se ha descargado algún material reciente para elaborar una nueva entrada para A Casa de Sarto sobre la Confederación y la Iglesia Católica. El presente post, que demuestra la inequívoca lealtad de los carlistas hacia el Sur, como el otro que está urdiéndose, demuestran que la ortodoxia católica estaba mucho más cerca de la Confederación que de los asquerosos e inmundos yanquis.
No en vano el Santo Padre, Pío IX, profundo conocedor de la tragedia que se ceñía sobre la humanidad, calificó en su correspondencia privada a Lincoln de “tirano y usurpador”, como escribió a los Cardenales de Nueva York y Nueva Orleáns.
El pensamiento sureño: necesidad de su revisión y proyecto de futuro
Dios, que provee en su Infinita Misericordia, les ha dejado a los norteamericanos de hoy día lo que pueden ser las claves para su propia resurrección y enmienda. Evidentemente necesitan revisión, porque no es puro. Porque la fundación de los USA tiene errores digamos, estructurales, desde su fundación. Un país que es el primero que nace para dar la espalda a Dios evidentemente tiene fallas graves. Incluso autores modernos como Russell Kirk, otro norteño simpatizante del Sur quien fundamentaba el nacimiento de los Estados Unidos desde la óptica más benigna y tradicional posible, han sido criticados por autores neoconfederados como Mark Henrie:
“Kirk sostiene en efecto que América está bien-fundada porque no está realmente ‘fundada’, sino ‘crecida’ en los fértiles suelos de Jerusalén, Atenas y Roma. Pero, ¿a qué atribuir entonces las evidentes enfermedades que últimamente han crecido en nuestra sociedad? ... Queda pues la posibilidad de que el régimen norteamericano fuera mal-fundado. Si esto fuera así, la pietas conservadora hacia la Tradición requeriría impiedad selectiva hacia algunas tradiciones.” (Mark C. Henrie, Russell Kirk’s Unfounded America)
El Profesor Genovese, norteño convencido de la justa causa del Sur –auténtico “Copperhead” de los que tanto necesitamos en estos tiempos donde proliferan los “carpetbaggers” y los “scalawags”-, deja constancia de esas claves:
“The perspectives offered by southern conservatives ... remain alive: opposition to finance capitalism and, more broadly, to the attempt to substitute the market for society itself; opposition to the radical individualism that is today sweeping America; support for broad property ownership and a market economy subject to socially determined moral restraints; adherence to a Christian individualism that condemns personal license and demands submission to a moral consensus rooted in elementary piety; and an insistence that every people must develop its own genius, based upon special history, and must reject siren calls to an internationalism –or rather, a cosmopolitanism– that would eradicate local and national cultures and standards of personal conduct by reducing morals and all else to commodities.” (Eugene D. Genovese, The Southern Tradition)
Dado el actual grado de corrupción y caída es previsible que no serán capaces de levantarse sin una debacle previa que desperece sus almas. Un sano régimen de salubridad religiosa, filosófica y política sólo puede pasar por esas coordenadas que historiador norteamericano Newby sostiene y que plenamente suscribo:
“Only its religion had been wrong: the Old South had been Protestant when by everything in the Agrarian prescription it should have been Catholic. Protestantism was the religion of individualism and liberal capitalism, not traditionalism and authority, or as [Allen] Tate put it, ‘hardly a religion at all, but a result of secular ambition.’ The Old South had thus been an anomaly, ‘a feudal society without a feudal religion,’ which was one of the reasons its way of life had not survived military defeats … The Confederates were attempting an anomaly, a conservative revolution, a political change to prevent social and economical change. Unlike other modern movements for independence and nationhood, theirs was conservative and counterrevolutionary rather than radical and revolutionary.” (Idus A. Newby, The South: A History)
Epílogo
Lanzo aquí el guante a mi amigo O Corcunda, para que desde la siempre cabal atalaya de O Pasquim da Reacçao nos ilustre, Eric Voegelin en mano, acerca del por qué y cómo el Protestantismo, y el puritanismo en particular, desemboca por directo en la Revolución Francesa, en la Revolución Comunista y en esta quinta fase de la Revolución Nihilista que ahora padecemos.
Honor y Gloria, y una oración, para los caídos por cualesquiera causas justas.
Miremos ahora para adelante. Es nuestro cometido el transmitir lo que nos ha sido transmitido, lo de nuestros mayores, nuestros abuelos, bisabuelos, y así hasta tiempos inmemoriales. Para nosotros, los católicos, es la Tradición que se remonta a los Apóstoles y que hunde sus raíces en Cristo, Señor y Rey de la Creación y del Tiempo, de las naciones y de la historia. Es momento de resistir, de preservar, de expandir en pequeños círculos. Es momento de cooperar con Dios en ser parte de este Pusillus Grex al que todos estamos llamados. Estamos llamados a la lucha, y sobre ella no podemos invocar la corona de la Victoria, como bien nos recordaba Juan Donoso Cortés.
Ahora bien, poderoso es Dios, Padre Omnipotente, que a su debido tiempo trocará la derrota de los nuestros en Victoria y la muerte de los nuestros no habrá sido nunca en vano. Las batallas que hemos perdido en el campo de batalla –sean nuestras derrotas en las Guerras Carlistas o la derrota de la Guerra de Agresión Yanqui- hemos de ganarlas ahora más que nunca en el campo de las ideas. Y preservar las ideas, transmitirlas; o sea, defender la Tradición. Con ojos metahistóricos son batallas, y no guerras. Y esto es algo que debemos recordar, porque del lado de Cristo está la Victoria final y última de esta guerra que Satán lleva librando contra el Todopoderoso.
Anticipando ese momento, para el cual debemos disponernos –y para el cual debemos ya empezar a preparar los materiales para la re-edificación de la Ciudad de Dios, la Civitas Dei agustiniana-, de la formidable Restauración Católica que nos ha sido prometida, y al que llegaremos no sin innombrables sufrimientos y padecimientos, gritemos “the South will rise again” en defensa de todo lo bueno que la Confederación encarnaba y encarna; y en un tono tan hispánico como universal llenemos nuestras vidas con el grito de combate más noble y más tomista de todos: “¡Viva Cristo Rey!”.
Rafael Castela Santos
quarta-feira, dezembro 28, 2005
sábado, dezembro 24, 2005
O Padre Leonardo Castellani e Monsenhor Marcel Lefebvre
Evocou o imprescindível Manuel Azinhal, a fundamental conferência proferida por Monsenhor Marcel Lefebvre, em Buenos Aires, no ano de 1981. A este propósito, recordei-me que em anterior visita que o arcebispo francês fez à Argentina, corria o ano de 1977, o Padre Leonardo Castellani saudou em vivos termos o seu combate tradicionalista, dedicando-lhe o livro que então havia acabado de publicar "El Ruiseñor Fusilado".
Sobre tal episódio, conta-nos o extraordinário sítio "Stat Veritas":
"Conforme a la consigna enunciada por el Padre Leonardo Castellani, Monseñor Marcel Lefebvre se levantó contra la destrucción de las instituciones cristianas. En 1977, el Padre Castellani le dedicó un libro emblemático, a sabiendas de su condición de "suspendido a divinis". Como fructuoso y meritorio paso por la Argentina, y tal como fuese profetizado, un cuarto de siglo después la Fraternidad Sacerdotal San Pío X cuenta en el país con un Seminario, un Noviciado, cinco Prioratos, dos Escuelas, numerosos centros de Misa y fecundas familias consagradas a los Corazones de Jesús y de María."
JSarto
Sobre tal episódio, conta-nos o extraordinário sítio "Stat Veritas":
"Conforme a la consigna enunciada por el Padre Leonardo Castellani, Monseñor Marcel Lefebvre se levantó contra la destrucción de las instituciones cristianas. En 1977, el Padre Castellani le dedicó un libro emblemático, a sabiendas de su condición de "suspendido a divinis". Como fructuoso y meritorio paso por la Argentina, y tal como fuese profetizado, un cuarto de siglo después la Fraternidad Sacerdotal San Pío X cuenta en el país con un Seminario, un Noviciado, cinco Prioratos, dos Escuelas, numerosos centros de Misa y fecundas familias consagradas a los Corazones de Jesús y de María."
JSarto
O futebol como metáfora do cavalheirismo católico
O futebol como metáfora do cavalheirismo católico, assim se poderia intitular a tradução deste interessante artigo do blogue tradicionalista norte-americano "Fiddleback Fever", que dedico sucessivamente ao Pedro Guedes, ao FGSantos, ao Misantropo, ao Corcunda e, claro, ao Rafael. E porque a blogosfera da área nacional está demasiado carregada de tons encarnados e azuis de Belém, misturados com as tendências "hooliganescas" de um certo liberal, em 2006, irei começar a matizá-la de verde, que também é cor merecedora de defesa. Esforço, Dedicação, Glória! Que belíssimo lema, autêntico mote de toda a tradição!
JSarto
JSarto
A prenda do Corcunda
E porque estou em maré de agradecimentos, o meu muito obrigado também ao Corcunda pela excelente prenda de Natal que me ofereceu, prometendo-lhe que tão breve quanto possível me irei debruçar sobre ela. E isto porque, entretanto, tenho andado com a leitura ocupada por São Tomás de Aquino, e mais exactamente com este volume da sua obra magna.
JSarto
JSarto
Melhor blogue sectorial - Religião
Com injusto atraso, agradeço ao Patrick Blease, de "Anjos e Demónios", a nomeação d"A Casa de Sarto" para melhor blogue no sector da religião. Num ano em que este espaço se tem pautado pela irregularidade, quer quanto à quantidade quer à qualidade do material publicado, é sempre agradável receber esta distinção, ainda que talvez imerecidamente. Pela minha parte, tudo farei para que no ano novo que se avizinha possa o mesmo estar à altura da distinção agora recebida.
JSarto
JSarto
sexta-feira, dezembro 23, 2005
Oración de preparación a la Santa Misa y Feliz Navidad
Los sábados, día donde siempre recordamos a la Virgen María, me gusta rezar esta oración en preparación de la Santa Misa de mañana. Y mucho más mañana, que es Nochebuena. Y debo decir que por cualesquiera razones que sean, y que yo del todo no acierto a comprender, el Latín tiene siempre un sabor especial.
Es como si la plegaria aprovechara doble.
Oratio ad B. Mariam Virginem ante Missam
Indulgentia trium annorum. Pius Pp. XI, 3 Octobris 1936
O Mater pietatis et misericordiæ, beatissima Virgo Maria, ego miser et indignus peccator ad te confugio toto corde et affectu; et precor pietatem tuam, ut, sicut dulcissimo Filio tuo in Cruce pendenti astitisti, ita et mihi, misero peccatori, et sacerdotibus omnibus, hic et in tota sancta Ecclesia hodie offerentibus, clementer assistere digneris, ut, tua gratia adiuti, dignam et acceptabilem hostiam in conspectu summæ et individuæ Trinitatis offerre valeamus. Amen.
Y dicho esto quisiera, en nombre de JSarto y en el mío propio, el desearle unas muy Felices Navidades a todos nuestros lectores.
Que el Niño Dios nazca en nuestros corazones, en nuestras sociedades, y en nuestras naciones, especialmente en esa parte que fue siempre el hogar del que Nuestro Señor Jesucristo no fue nunca rechazado hasta épocas recientísimas: la Hispanidad, que tiene por cimientos a Portugal y a España.
Rafael Castela Santos
Es como si la plegaria aprovechara doble.
Oratio ad B. Mariam Virginem ante Missam
Indulgentia trium annorum. Pius Pp. XI, 3 Octobris 1936
O Mater pietatis et misericordiæ, beatissima Virgo Maria, ego miser et indignus peccator ad te confugio toto corde et affectu; et precor pietatem tuam, ut, sicut dulcissimo Filio tuo in Cruce pendenti astitisti, ita et mihi, misero peccatori, et sacerdotibus omnibus, hic et in tota sancta Ecclesia hodie offerentibus, clementer assistere digneris, ut, tua gratia adiuti, dignam et acceptabilem hostiam in conspectu summæ et individuæ Trinitatis offerre valeamus. Amen.
Y dicho esto quisiera, en nombre de JSarto y en el mío propio, el desearle unas muy Felices Navidades a todos nuestros lectores.
Que el Niño Dios nazca en nuestros corazones, en nuestras sociedades, y en nuestras naciones, especialmente en esa parte que fue siempre el hogar del que Nuestro Señor Jesucristo no fue nunca rechazado hasta épocas recientísimas: la Hispanidad, que tiene por cimientos a Portugal y a España.
Rafael Castela Santos
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Rafael Castela Santos
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sexta-feira, dezembro 23, 2005
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terça-feira, dezembro 20, 2005
Breves - 17
1) Ao que leio no sempre recomendável "Último Reduto", anda alguma direita embevecida com a candidatura presidencial de Manuel Alegre. Parece-me atitude completamente errada, própria de uma corrente política com notória vocação suicida. É verdade que Cavaco não é, nem nunca foi um homem de direita, denotando evidente desconforto no combate ideológico e na guerra cultural, facto no qual não se distingue em nada da média habitual no PSD, dos Borges aos Frasquilhos, dos Cadilhes aos Belezas, adversa a tudo o que ultrapasse os horizontes estritos de uma postura de guarda-livros requintado. Porém, não é com Manuel Alegre que a direita irá bem servida, pelo menos, aquela que se pretende séria, que da outra - a das comezainas, fados e touradas - não curo aqui. A verdade é que nenhuma direita de valores se pode rever e sentir representada nestes factos gravíssimos, de que dão conta o BOS e o Camisa Negra. Por mim, acrescento tão-só o seguinte: jamais ponderarei votar em alguém que reagiu com fúria desvairada contra o seu próprio grupo parlamentar, nos idos de 1997, em consequência da votação que reprovou o projecto de lei que intentava liberalizar o aborto em Portugal. E isto parece-me bem mais grave do que quaisquer tergiversações que Cavaco possa ter sobre a legalização das parelhas de homossexuais, por muito deploráveis que estas sejam..
2) Lendo este artigo do FGSantos, relembrei-me de uma frase do imorredoiro Padre Leonardo Castellani, ele mesmo um notável nacionalista argentino: "Nacionalista, como podes amar a Pátria que não vês, se não amas primeiro os teus compatriotas que vês?"
3) Já não me recordo quando foi a última vez que comprei um pasquim infame chamado "Expresso", verdadeiro ABC da canalhice pulhítica, mas sucedendo pôr-lhe gratuitamente a mão em cima, como me ocorreu no passado fim-de-semana em casa de familiar que ainda não se libertou de vício tão nefasto para a higiene mental, corroboro sistematicamente a opinião que de tal publicação tenho: em caso de aflição súbita e inesperada, e à falta de algo mais suave, sempre serve para limpar uma determinada região do corpo.
Posto isto, noto que o esquerdista José António Lima elogia em tal folha abjecta D. Jorge Ortiga, presidente da Conferência Episcopal Portuguesa, pela "postura moderada e racional", sem o "fanatismo dos sectores extremistas", com que esta abordou a questão da retirada dos crucifixos. Realmente, há elogios que são autênticos vitupérios para quem os recebe.
Quanto ao escrevinhador Lima, esse consabidamente é que não é nenhum fanático extremista do tolerantismo, do indiferentismo e do relativismo, em suma, do niilismo, pois claro que não…
4) Fala o Pedro Guedes, de Rui Mateus e de um projecto de ditadura disfarçada: é ideia que já vem de longe, como se pode comprovar pela leitura deste "Socialisme Maçonnique", um dos livros que tenho entre mãos neste momento, e que recomendo vivamente. Escrito sob pseudónimo - AG Michel - por um sacerdote católico em meados dos anos 30, nem por isso perdeu uma vírgula de actualidade.
5) A finalizar, para o Rafael: de nada, o prazer foi todo meu!
JSarto
2) Lendo este artigo do FGSantos, relembrei-me de uma frase do imorredoiro Padre Leonardo Castellani, ele mesmo um notável nacionalista argentino: "Nacionalista, como podes amar a Pátria que não vês, se não amas primeiro os teus compatriotas que vês?"
3) Já não me recordo quando foi a última vez que comprei um pasquim infame chamado "Expresso", verdadeiro ABC da canalhice pulhítica, mas sucedendo pôr-lhe gratuitamente a mão em cima, como me ocorreu no passado fim-de-semana em casa de familiar que ainda não se libertou de vício tão nefasto para a higiene mental, corroboro sistematicamente a opinião que de tal publicação tenho: em caso de aflição súbita e inesperada, e à falta de algo mais suave, sempre serve para limpar uma determinada região do corpo.
Posto isto, noto que o esquerdista José António Lima elogia em tal folha abjecta D. Jorge Ortiga, presidente da Conferência Episcopal Portuguesa, pela "postura moderada e racional", sem o "fanatismo dos sectores extremistas", com que esta abordou a questão da retirada dos crucifixos. Realmente, há elogios que são autênticos vitupérios para quem os recebe.
Quanto ao escrevinhador Lima, esse consabidamente é que não é nenhum fanático extremista do tolerantismo, do indiferentismo e do relativismo, em suma, do niilismo, pois claro que não…
4) Fala o Pedro Guedes, de Rui Mateus e de um projecto de ditadura disfarçada: é ideia que já vem de longe, como se pode comprovar pela leitura deste "Socialisme Maçonnique", um dos livros que tenho entre mãos neste momento, e que recomendo vivamente. Escrito sob pseudónimo - AG Michel - por um sacerdote católico em meados dos anos 30, nem por isso perdeu uma vírgula de actualidade.
5) A finalizar, para o Rafael: de nada, o prazer foi todo meu!
JSarto
domingo, dezembro 18, 2005
sábado, dezembro 17, 2005
Profecías de San Nilo
San Nilo fue un Santo del siglo V que vivió como un monje cuasi-ermitaño en el Monte Sinaí. Casado y con dos hijos se convirtió en discípulo nada menos que de San Juan Crisóstomo, figura señera de la Patrística. En un momento dado pidió la dispensa de su Matrimonio y se fue al monte Sinaí junto con uno de sus hijos para convertirse en un monje. Curiosamente su esposa y su otro hijo terminaron abrazando la vida religiosa en Egipto. San Nilo destacó en su faceta exegética. El pasado 15 de Diciembre celebramos su Festividad en el nuevo calendario, aunque en el antiguo (al que procuro atenerme) es el 12 de Noviembre.
Recordé que hacía varios años había leído y guardado en mi disco duro la profecía que él realizó hace 1500 años sobre nuestros tiempos. Está reproducida a continuación. Léanla, y si les apetece dejen un comentario si es que encuentran algún lejano parecido entre lo que dice y los tiempos que actualmente vivimos.
Rafael Castela Santos
«Después del 1900, hacia mediados del siglo XX, las personas de ese tiempo se volverán irreconocibles. Cuando el tiempo del advenimiento del Anticristo se acerca, las mentes de las personas crecerán en confusión por las pasiones carnales, y el deshonor y la injusticia se volverán más fuertes. Entonces el mundo será irreconocible. La apariencia de las personas cambiará, y será imposible distinguir a los hombres de las mujeres debido a su inmodestia en el vestido y estilo de pelo. Estas personas serán crueles y serán como los animales salvajes debido a las tentaciones del Anticristo. No habrá respeto por padres ni superiores, el amor desaparecerá, y los pastores cristianos, Obispos y Sacerdotes se volverán hombres vanos, fallando completamente en distinguir el camino recto del errado. En ese momento, las morales y tradiciones de los cristianos y de la Iglesia cambiarán. Las personas abandonarán la modestia, y la dispersión reinará. La falsedad y la codicia alcanzarán grandes proporciones, y desgracias vendrán a aquéllos que amontonen tesoros. Lujuria, adulterio, homosexualidad, hechos secretos y asesinatos gobernarán en la sociedad.
En ese momento del futuro, debido al poder de tan grandes crímenes y libertinaje, se privarán las personas de la gracia del Espíritu Santo que recibieron en el Santo Bautismo e igualmente el remordimiento.
Las Iglesias de Dios serán privadas del temor de Dios y de pastores piadosos, y desgracia vendrá a los cristianos que permanezcan en el mundo en ese momento; ellos perderán su fe completamente porque les faltará la oportunidad de ver la luz del conocimiento en ninguna persona. Entonces se separarán del mundo e irán a santos refugios buscando aliviar sus sufrimientos espirituales, pero por todas partes encontrarán obstáculos y constreñimiento. Y todo esto resultará del hecho de que el Anticristo quiere ser Señor de todo y convertirse en gobernante del universo entero. Producirá milagros y señales fantásticas. Dará también sabiduría depravada a un infeliz para que descubra una manera de que el hombre pueda mantener una conversación con alguien de un extremo de la tierra al otro. En aquel tiempo, los hombres también volarán a través del aire como los pájaros y descenderán al fondo del mar como los peces. Y cuando hayan logrado todo eso, estas personas infelices gastarán sus vidas en medio del confort sin saber, pobres almas, que esto es un engaño del Anticristo. ¡Ay, el impío! Así completará la ciencia con la vanidad que se saldrá del camino correcto y guiará a las personas a perder la fe en la existencia de Dios en tres hipóstasis.
Entonces el bondadoso Dios verá la caída de la raza humana y acortará los días por causa de esos pocos que serán salvados, porque el enemigo quiere incluso llevar al escogido a la tentación, si eso es posible ... entonces la espada del castigo aparecerá de repente y matará a los pervertidores y a sus sirvientes.»
Recordé que hacía varios años había leído y guardado en mi disco duro la profecía que él realizó hace 1500 años sobre nuestros tiempos. Está reproducida a continuación. Léanla, y si les apetece dejen un comentario si es que encuentran algún lejano parecido entre lo que dice y los tiempos que actualmente vivimos.
Rafael Castela Santos
«Después del 1900, hacia mediados del siglo XX, las personas de ese tiempo se volverán irreconocibles. Cuando el tiempo del advenimiento del Anticristo se acerca, las mentes de las personas crecerán en confusión por las pasiones carnales, y el deshonor y la injusticia se volverán más fuertes. Entonces el mundo será irreconocible. La apariencia de las personas cambiará, y será imposible distinguir a los hombres de las mujeres debido a su inmodestia en el vestido y estilo de pelo. Estas personas serán crueles y serán como los animales salvajes debido a las tentaciones del Anticristo. No habrá respeto por padres ni superiores, el amor desaparecerá, y los pastores cristianos, Obispos y Sacerdotes se volverán hombres vanos, fallando completamente en distinguir el camino recto del errado. En ese momento, las morales y tradiciones de los cristianos y de la Iglesia cambiarán. Las personas abandonarán la modestia, y la dispersión reinará. La falsedad y la codicia alcanzarán grandes proporciones, y desgracias vendrán a aquéllos que amontonen tesoros. Lujuria, adulterio, homosexualidad, hechos secretos y asesinatos gobernarán en la sociedad.
En ese momento del futuro, debido al poder de tan grandes crímenes y libertinaje, se privarán las personas de la gracia del Espíritu Santo que recibieron en el Santo Bautismo e igualmente el remordimiento.
Las Iglesias de Dios serán privadas del temor de Dios y de pastores piadosos, y desgracia vendrá a los cristianos que permanezcan en el mundo en ese momento; ellos perderán su fe completamente porque les faltará la oportunidad de ver la luz del conocimiento en ninguna persona. Entonces se separarán del mundo e irán a santos refugios buscando aliviar sus sufrimientos espirituales, pero por todas partes encontrarán obstáculos y constreñimiento. Y todo esto resultará del hecho de que el Anticristo quiere ser Señor de todo y convertirse en gobernante del universo entero. Producirá milagros y señales fantásticas. Dará también sabiduría depravada a un infeliz para que descubra una manera de que el hombre pueda mantener una conversación con alguien de un extremo de la tierra al otro. En aquel tiempo, los hombres también volarán a través del aire como los pájaros y descenderán al fondo del mar como los peces. Y cuando hayan logrado todo eso, estas personas infelices gastarán sus vidas en medio del confort sin saber, pobres almas, que esto es un engaño del Anticristo. ¡Ay, el impío! Así completará la ciencia con la vanidad que se saldrá del camino correcto y guiará a las personas a perder la fe en la existencia de Dios en tres hipóstasis.
Entonces el bondadoso Dios verá la caída de la raza humana y acortará los días por causa de esos pocos que serán salvados, porque el enemigo quiere incluso llevar al escogido a la tentación, si eso es posible ... entonces la espada del castigo aparecerá de repente y matará a los pervertidores y a sus sirvientes.»
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sábado, dezembro 17, 2005
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quinta-feira, dezembro 15, 2005
Recensión de la biografía de Monseñor Lefebvre
La biografía realizada por Monseñor Tissier de Mallerais se encuentra reseñada en este punto de Catholic Family News. Es una buena recensión y uno de esos aperitivos que abre el apetito de la lectura de la biografía de este gran hombre, este San Atanasio de nuestros tiempos.
Catholic Family News suele rotar los archivos bastante frecuentemente, así que dense prisa en leer la recensión … y en comprar el libro.
Y en leerlo, claro.
Rafael Castela Santos
Catholic Family News suele rotar los archivos bastante frecuentemente, así que dense prisa en leer la recensión … y en comprar el libro.
Y en leerlo, claro.
Rafael Castela Santos
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quinta-feira, dezembro 15, 2005
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La Hermandad de San Pío X no es cismática
Lo dice quien preside la Comisión Ecclesia Dei. El Cardenal Castrillón Hoyos ya había hecho unas declaraciones similares a 30 Giorni, la revista del grupo Comunión y Liberación.
Es bueno que se diga esto porque si no son herejes y no son cismáticos, ¿cuál es el fundamento de la excomunióna a los cuatro Obispos de la Hermandad? ¿El no haber contado con la aprobación expresa de Roma cuando ellos creían estar en estado de necesidad, supuesto ya contemplado en el Código de Derecho Canónico y que en modo alguno se castiga con la excomunión?
Definitivamente algo se mueve en Roma. Esperemos que sigan por esta senda y que todos los Católicos podamos finalmente acabar en el redil de la Santa Tradición, de la que nunca debimos salir.
Recemos para que el Santo Padre consagre a Rusia al Inmaculado Corazón. Este acto espiritual puede atraer más bienes sobre la Iglesia que cualquiera otro.
Rafael Castela Santos
Es bueno que se diga esto porque si no son herejes y no son cismáticos, ¿cuál es el fundamento de la excomunióna a los cuatro Obispos de la Hermandad? ¿El no haber contado con la aprobación expresa de Roma cuando ellos creían estar en estado de necesidad, supuesto ya contemplado en el Código de Derecho Canónico y que en modo alguno se castiga con la excomunión?
Definitivamente algo se mueve en Roma. Esperemos que sigan por esta senda y que todos los Católicos podamos finalmente acabar en el redil de la Santa Tradición, de la que nunca debimos salir.
Recemos para que el Santo Padre consagre a Rusia al Inmaculado Corazón. Este acto espiritual puede atraer más bienes sobre la Iglesia que cualquiera otro.
Rafael Castela Santos
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quinta-feira, dezembro 15, 2005
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quarta-feira, dezembro 14, 2005
Com bispos destes...
Pronunciou-se a Conferência Episcopal Portuguesa sobre a polémica envolvendo a retirada dos crucifixos das salas de aulas das escolas primárias: conforme se pode ler nesta notícia, fê-lo em termos tão deploráveis que melhor teria sido manter o seu silêncio. Impressiona pela negativa a postura assumida pelos bispos portugueses, tal a frouxidão, tibieza e pusilanimidade que demonstram, próprias de quem no seu âmago até concorda com a medida governamental, mas que se envergonha assumir esse facto às claras, com o único fito de evitar o escândalo de fiéis bem intencionados, mas pouco esclarecidos, quanto à verdadeira natureza daqueles que os chefiam.
Esclareça-se que a preocupação dos bispos é só uma: salvaguardarem a qualquer custo os erros modernistas, por eles idolatrados, da falsa liberdade de religião e do ecumenismo consagrados pelo Concílio V2, razão pela qual optam por desprezar toda a tradição católica e renegar a Realeza Social de Cristo, tal como o Papa Pio XI a definiu na Encíclica "Quas Prima". É caso para dizer que com um episcopado desta jaez, em plena abjuração da fé, a Igreja não precisa de ter inimigos…
JSarto
Esclareça-se que a preocupação dos bispos é só uma: salvaguardarem a qualquer custo os erros modernistas, por eles idolatrados, da falsa liberdade de religião e do ecumenismo consagrados pelo Concílio V2, razão pela qual optam por desprezar toda a tradição católica e renegar a Realeza Social de Cristo, tal como o Papa Pio XI a definiu na Encíclica "Quas Prima". É caso para dizer que com um episcopado desta jaez, em plena abjuração da fé, a Igreja não precisa de ter inimigos…
JSarto
terça-feira, dezembro 13, 2005
Para além ...
Que quede constancia: ni mucho menos todo está perdido.
Desde la bitácora de Aliança Nacional se dejó constancia en este post de la impresionante manifestación mariana por calles lisboetas, al tiempo que se hacía una reflexión veraz sobre la situación en España. Es en la Fe sencilla y al mismo tiempo profunda e integral del pueblo portugués donde posiblemente residan los recursos más valiosos para la regeneración no sólo de Portugal, sino de Europa y del mundo. Es sólo en la Fe marcial de los españoles que España podrá volver a renacer de sus actuales cenizas. Para eso hace falta espíritu de oración y espíritu de martirio, de los que hay sobrados ejemplos en las dos naciones ibéricas.
No nos resistimos a transcribirlo a continuación.
Rafael Castela Santos
“Quinhentas mil pessoas mostraram a semana passada, de várias formas, o seu interesse ou adesão ao Congresso Internacional para a Nova Evangelização, celebrado em Lisboa.
Terão sido seguramente mais de trezentas mil pessoas – há quem as estime em 500.000 – as que, no Sábado, assistiram ou participaram na procissão da Imagem de Nossa Senhora de Fátima, transformando Lisboa, por algumas horas, como escreveu alguém, num gigantesco Santuário de Maria …
Nunca uma manifestação religiosa em Lisboa, de minha lembrança, assumiu esta grandiosidade!
Nem talvez a inauguração do Monumento a Cristo-Rei, em 1955 (?).
Ontem também, em Madrid, milhão e meio de pessoas concentraram-se e desfilaram, aparentemente bastante maldispostas, se assim pode dizer-se, para protestar contra uma tal nova lei do ensino, pelos manifestantes considerada como ‘uma tentação totalizadora do Estado, que marginaliza a nossa (dos Espanhóis) melhor tradição cultural’.
Em pouco tempo, é a 3ª grande manifestação do campo católico contra posições do governo espanhol actual.
As outras duas foram, uma contra a lei que aprovou o ‘casamento’ de homossexuais; e a segunda contra uma ‘suposta negociação do executivo com a ETA’.
O governo Português, como a Câmara Municipal de Lisboa, parece tudo terem feito, creio, para que a organização da manifestação de Domingo a nossa Senhora e a de todo o Congresso Internacional para a Nova Evangelização corressem sem quaisquer embaraços da sua parte e no que estava nos seus poderes.
O governo Espanhol parece apostado em provocar os Católicos espanhóis.
Como se quisesse ainda tirar vingança da derrota dos seus antepassados, na Guerra Civil, a derrota deles que nos salvou do comunismo, a nós e a muitos Europeus…
Quem lhe terá passado mandato?
Também parece ignorar a excepcionalíssima História da Igreja em terras de Espanha na Evangelização do Mundo e da própria Europa, nestes, nestes… é rigorosamente verdade… nestes quase dezassete séculos!
Estranhamente, também simula (?) não se aperceber de que o Catolicismo na Península (Portugal e Espanha) não teme hoje em nada os seus adversários ou detractores, porque é talvez tão puro e profundo como nas melhores das suas épocas passadas de militância ardorosíssima.”
A.C.R.
Desde la bitácora de Aliança Nacional se dejó constancia en este post de la impresionante manifestación mariana por calles lisboetas, al tiempo que se hacía una reflexión veraz sobre la situación en España. Es en la Fe sencilla y al mismo tiempo profunda e integral del pueblo portugués donde posiblemente residan los recursos más valiosos para la regeneración no sólo de Portugal, sino de Europa y del mundo. Es sólo en la Fe marcial de los españoles que España podrá volver a renacer de sus actuales cenizas. Para eso hace falta espíritu de oración y espíritu de martirio, de los que hay sobrados ejemplos en las dos naciones ibéricas.
No nos resistimos a transcribirlo a continuación.
Rafael Castela Santos
“Quinhentas mil pessoas mostraram a semana passada, de várias formas, o seu interesse ou adesão ao Congresso Internacional para a Nova Evangelização, celebrado em Lisboa.
Terão sido seguramente mais de trezentas mil pessoas – há quem as estime em 500.000 – as que, no Sábado, assistiram ou participaram na procissão da Imagem de Nossa Senhora de Fátima, transformando Lisboa, por algumas horas, como escreveu alguém, num gigantesco Santuário de Maria …
Nunca uma manifestação religiosa em Lisboa, de minha lembrança, assumiu esta grandiosidade!
Nem talvez a inauguração do Monumento a Cristo-Rei, em 1955 (?).
Ontem também, em Madrid, milhão e meio de pessoas concentraram-se e desfilaram, aparentemente bastante maldispostas, se assim pode dizer-se, para protestar contra uma tal nova lei do ensino, pelos manifestantes considerada como ‘uma tentação totalizadora do Estado, que marginaliza a nossa (dos Espanhóis) melhor tradição cultural’.
Em pouco tempo, é a 3ª grande manifestação do campo católico contra posições do governo espanhol actual.
As outras duas foram, uma contra a lei que aprovou o ‘casamento’ de homossexuais; e a segunda contra uma ‘suposta negociação do executivo com a ETA’.
O governo Português, como a Câmara Municipal de Lisboa, parece tudo terem feito, creio, para que a organização da manifestação de Domingo a nossa Senhora e a de todo o Congresso Internacional para a Nova Evangelização corressem sem quaisquer embaraços da sua parte e no que estava nos seus poderes.
O governo Espanhol parece apostado em provocar os Católicos espanhóis.
Como se quisesse ainda tirar vingança da derrota dos seus antepassados, na Guerra Civil, a derrota deles que nos salvou do comunismo, a nós e a muitos Europeus…
Quem lhe terá passado mandato?
Também parece ignorar a excepcionalíssima História da Igreja em terras de Espanha na Evangelização do Mundo e da própria Europa, nestes, nestes… é rigorosamente verdade… nestes quase dezassete séculos!
Estranhamente, também simula (?) não se aperceber de que o Catolicismo na Península (Portugal e Espanha) não teme hoje em nada os seus adversários ou detractores, porque é talvez tão puro e profundo como nas melhores das suas épocas passadas de militância ardorosíssima.”
A.C.R.
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terça-feira, dezembro 13, 2005
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segunda-feira, dezembro 12, 2005
La tristeza mucho me embarga
Compuse este soneto de verso alejandrino el pasado día de la Inmaculada. Ahora lo comparto con los fieles lectores de esta Casa, la de Sarto.
¡Virgen María! La tristeza mucho me embarga.
A ti voy, Madre Mía, tan de ti apartado,
de pecados y desamores apesadumbrado,
de culpa y cicatrices una pesada carga
que han hecho de mi alma una finca amarga.
Nada pido, ya nada quiero, estoy callado
Sólo suplico que quiero estar a tu lado
En este mundo ya sé mi condena es larga
Y en el venidero el Purgatorio me arredra.
Justo es Dios, tu Hijo, Madre del alma.
Mi paladar seco ya no musita palabra.
No te apartes de mí, Virgencita del alma.
La mirada de Cristo mi ser todo taladra
y tu Inmaculado Corazón es ya mi palma.
Rafael Castela Santos
¡Virgen María! La tristeza mucho me embarga.
A ti voy, Madre Mía, tan de ti apartado,
de pecados y desamores apesadumbrado,
de culpa y cicatrices una pesada carga
que han hecho de mi alma una finca amarga.
Nada pido, ya nada quiero, estoy callado
Sólo suplico que quiero estar a tu lado
En este mundo ya sé mi condena es larga
Y en el venidero el Purgatorio me arredra.
Justo es Dios, tu Hijo, Madre del alma.
Mi paladar seco ya no musita palabra.
No te apartes de mí, Virgencita del alma.
La mirada de Cristo mi ser todo taladra
y tu Inmaculado Corazón es ya mi palma.
Rafael Castela Santos
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segunda-feira, dezembro 12, 2005
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domingo, dezembro 11, 2005
Actualização
Alerto os meus pacientes visitantes e leitores para o facto de que este espaço foi actualizado, e logo com quatro novos artigos. À leitura, pois!
JSarto
JSarto
Os sem-abrigo da Igreja
Fez-me este impressionante postal do Pedro Guedes, recordar imediatamente uma frase de Santo Atanásio: "Eles têm as igrejas, mas nós temos a Fé!" Ou esta outra de Monsenhor Ducaud-Bourget, o indomável sacerdote católico que reconquistou a igreja de Saint Nicholas du Chardonnet, em Paris, para a tradição: "J'ai préféré être méprisé dans la maison de mon Dieu plutôt que d'être honoré dans les tabernacles des pécheurs." Nem mais!
JSarto
JSarto
Pequeno Presépio de Poemas de Natal
Adquiri aqui mesmo em Leiria, e uns dias antes do seu lançamento oficial, o livro "Pequeno Presépio de Poemas de Natal", da autoria de Rodrigo Emílio. Curiosamente, na livraria onde o comprei, descobri-o num escaparate junto aos "Cantos" de Ezra Pound, num feliz acaso que, suponho, Rodrigo Emílio não desdenharia. Numa primeira leitura sumária do mesmo, agradou-me especialmente este "Ceia de Natal", datado de 1973:
Quer aqui,
quer noutro lado
- Só de Ti para Ti
eu sou chamado!
Que Tu Te assinales,
a toda a extensão
dos montes e vales
do meu coração.
No Céu Te procuro
com todo o fervor,
ó meu escuro
possuidor!
O Dom que me destes,
ofereço-o, inteiro,
a Teu celeste
celeiro!
E confiadamente
a Ti me entrego,
como um vidente
cego!...
Em motim Te circundo,
perseguindo-Te, assim,
até ao fim do mundo
- e no fundo de mim…
JSarto
Quer aqui,
quer noutro lado
- Só de Ti para Ti
eu sou chamado!
Que Tu Te assinales,
a toda a extensão
dos montes e vales
do meu coração.
No Céu Te procuro
com todo o fervor,
ó meu escuro
possuidor!
O Dom que me destes,
ofereço-o, inteiro,
a Teu celeste
celeiro!
E confiadamente
a Ti me entrego,
como um vidente
cego!...
Em motim Te circundo,
perseguindo-Te, assim,
até ao fim do mundo
- e no fundo de mim…
JSarto
Da necessidade de um poder temporal cristão
A Igreja nunca deixou de ter, tem e sempre há-de ter inimigos: é uma realidade que decorre das próprias palavras de Cristo, consequência da acção do mistério da iniquidade no mundo, que a recente polémica envolvendo a retirada dos crucifixos das salas de aulas das escolas primárias nos vem relembrar uma vez mais. Sem prejuízo, é legítimo questionar se parte do ambiente da hostilidade contra os sinais e as manifestações públicas de fé religiosa cristã que se sente um pouco por todo o Ocidente, e também no nosso País, não terá sido catapultado por um clero infestado pelo modernismo, o qual, fruto directo dos ensinamentos do Concílio V2 acerca da liberdade de religião e do ecumenismo, não hesita em sufragar publicamente o indiferentismo e relativismo religiosos ao lado de ministros de outros cultos e até de notórios jacobinos. Ora, uma Igreja que aceita a doutrina da cristandade anónima de Jacques Maritain, que abdica da existência de um poder temporal cristão, que renega a Realeza Social de Cristo, é uma Igreja que prescinde da sua tradição e semeia ventos para colher as tempestades que se começam a vislumbrar. Afinal se é a própria Igreja a afirmar que todos os cultos são igualmente bons entre si, e que os mesmos, sem excepção, são caminhos de salvação, de verdade e vida, por que não levar à prática tal visão das coisas?...
A talhe de foice, e para reflexão, deixamos aqui transcrito um texto de Jean Madiran, extraído do seu livro "Une Civilisation Blessée au Coeur", publicado pelas Éditions Sainte-Madeleine, Le Barroux, no ano de 2002:
"Il n'y a donc plus d'Etat chrétien en Europe. Voici l'Eglise et les chrétiens ramenés à la situation que tant de théologiens et d'évêques ont tellement souhaitée depuis cinquante ans et davantage: une situation antérieure à l'empereur Constantin et au "constantinisme", où le pouvoir politique n'apporte à la religion chrétienne aucune espèce de soutien temporel, car un tel soutien serait un élément impur venant dégrader l'indépendance nécessaire à son authentique spiritualité.
(...) L'Eglise a besoin aussi, a besoin d'abord d'avoir en face d'elle un pouvoir temporel qui soit politiquement autonome; et elle a vitalement besoin que ce pouvoir, autonome en son domaine, reconnaisse la divinité de Jésus-Christ ou, au moins, la souveranité de la loi naturelle: s'il la viole, que ce soit accidentellement et non point par un refus de principe. A partir de Constatin Ier le Grand, empereur de l'an 306 à l'an 337 de notre ère, la religion chrétienne a pu devenir la religion de l'Etat. Les pays de'Europe furent ceux où régnait un Prince chrétien. On a denommé "constantinisme" la doctrine et les situations où le Prince chrétien assure chrétiennement l'ordre temporel. La fin de ce "constantinisme" a créé une situation nouvelle qui laisse l'Eglise désemparée.
Car l'Eglise a besoin d'un bras temporel et même de beaucoup plus. Partout où elle n'a pas la collaboration sincère d'un pouvoir politique indépendant d'elle, elle ne peut plus survivre qu'en redevenant mystiquement, puis physiquement, une Eglise du silence, une Eglise des martyrs. [destaques nossos]
Et la reciprocité est certaine. L'ordre naturel ne peut être maintenu dans la vie sociale et culturelle que par un constant appui politique de l'Eglise militante.
En France, tout au long du XX éme síècle, l'Eglise a de plus en plus refusé d'apporter un soutien militant aux organisations politiques qui défendaient le mariage, l'institution familiale, l'école chrétienne. On a donc eu le développement du divorce, une école publique marxisée jusqu'à l'os, l'institution du "droit" à l'avortement et au mariage homosexuel. L'Eglise et l'ordre naturel ont payé trés cher la condamnation de l'Action Française en 1926. Levée en 1939, la condamnation a cependant été maintenue en fait par la majeure partie de l'épiscopat, du clergé et des mouvements catholiques. La référence à Maurras, au nationalisme, au mouvement national y demeure une disqualification morale.
Il y a des solidarités inscrites dans l'ordre naturel des choses et verifiées par l'expérience historique. Nous l'avons vu. L'universel déluge sociologique par lequel l'athéisme l'a emporté en Europe a submergé ensemble la philosophie chrétienne, le catéchisme traditionnel, la liturgie sacrée, le nationalisme, la culture classique des élites, la sainteté du clergé, les bonnes moeurs du peuple chrétien. Il existait d'étroites solidarités temporelles, qui n'étaient ni illégitimes ni arbitraires, entre la théologie thomiste, le nationalisme à la française, le catholicisme romain, la culture gréco-latine des élites, les bonnes moeurs générales. Ces solidarités étaient d'ailleurs des filiations et des cousinages. On a eu tort de les méconnaître. Elles ont eu tort de se méconnaître mutuellement. Elles composaient une civilisation. Face à la subversion, face à l'inversion diabolique, elles étaient dans le même champ. Elles ont été submergées ensemble.
Toute concertation entre le pouvoir temporel et le pouvoir spirituel est infirme, ou trompeuse, quand le pouvoir temporel est sans foi ni loi morale. La concertation n'est fructueuse, pour le bien commun des sociétés, qu'entre l'Eglise et le pouvoir temporel du laïcat chrétien.
Pour exister en tant que tel, soit dans l'opposition aux tyrannies, soit dans le gouvernement de la cité, le pouvoir temporel du laïcat chrétien a besoin du soutien militant de l'Eglise. Et l'Eglise, pour n'être pas radicalement sans influence sur le droit familial, sur l'instruction publique, sur la morale civique, a besoin d'un pouvoir temporel du laïcat chrétien."
JSarto
A talhe de foice, e para reflexão, deixamos aqui transcrito um texto de Jean Madiran, extraído do seu livro "Une Civilisation Blessée au Coeur", publicado pelas Éditions Sainte-Madeleine, Le Barroux, no ano de 2002:
"Il n'y a donc plus d'Etat chrétien en Europe. Voici l'Eglise et les chrétiens ramenés à la situation que tant de théologiens et d'évêques ont tellement souhaitée depuis cinquante ans et davantage: une situation antérieure à l'empereur Constantin et au "constantinisme", où le pouvoir politique n'apporte à la religion chrétienne aucune espèce de soutien temporel, car un tel soutien serait un élément impur venant dégrader l'indépendance nécessaire à son authentique spiritualité.
(...) L'Eglise a besoin aussi, a besoin d'abord d'avoir en face d'elle un pouvoir temporel qui soit politiquement autonome; et elle a vitalement besoin que ce pouvoir, autonome en son domaine, reconnaisse la divinité de Jésus-Christ ou, au moins, la souveranité de la loi naturelle: s'il la viole, que ce soit accidentellement et non point par un refus de principe. A partir de Constatin Ier le Grand, empereur de l'an 306 à l'an 337 de notre ère, la religion chrétienne a pu devenir la religion de l'Etat. Les pays de'Europe furent ceux où régnait un Prince chrétien. On a denommé "constantinisme" la doctrine et les situations où le Prince chrétien assure chrétiennement l'ordre temporel. La fin de ce "constantinisme" a créé une situation nouvelle qui laisse l'Eglise désemparée.
Car l'Eglise a besoin d'un bras temporel et même de beaucoup plus. Partout où elle n'a pas la collaboration sincère d'un pouvoir politique indépendant d'elle, elle ne peut plus survivre qu'en redevenant mystiquement, puis physiquement, une Eglise du silence, une Eglise des martyrs. [destaques nossos]
Et la reciprocité est certaine. L'ordre naturel ne peut être maintenu dans la vie sociale et culturelle que par un constant appui politique de l'Eglise militante.
En France, tout au long du XX éme síècle, l'Eglise a de plus en plus refusé d'apporter un soutien militant aux organisations politiques qui défendaient le mariage, l'institution familiale, l'école chrétienne. On a donc eu le développement du divorce, une école publique marxisée jusqu'à l'os, l'institution du "droit" à l'avortement et au mariage homosexuel. L'Eglise et l'ordre naturel ont payé trés cher la condamnation de l'Action Française en 1926. Levée en 1939, la condamnation a cependant été maintenue en fait par la majeure partie de l'épiscopat, du clergé et des mouvements catholiques. La référence à Maurras, au nationalisme, au mouvement national y demeure une disqualification morale.
Il y a des solidarités inscrites dans l'ordre naturel des choses et verifiées par l'expérience historique. Nous l'avons vu. L'universel déluge sociologique par lequel l'athéisme l'a emporté en Europe a submergé ensemble la philosophie chrétienne, le catéchisme traditionnel, la liturgie sacrée, le nationalisme, la culture classique des élites, la sainteté du clergé, les bonnes moeurs du peuple chrétien. Il existait d'étroites solidarités temporelles, qui n'étaient ni illégitimes ni arbitraires, entre la théologie thomiste, le nationalisme à la française, le catholicisme romain, la culture gréco-latine des élites, les bonnes moeurs générales. Ces solidarités étaient d'ailleurs des filiations et des cousinages. On a eu tort de les méconnaître. Elles ont eu tort de se méconnaître mutuellement. Elles composaient une civilisation. Face à la subversion, face à l'inversion diabolique, elles étaient dans le même champ. Elles ont été submergées ensemble.
Toute concertation entre le pouvoir temporel et le pouvoir spirituel est infirme, ou trompeuse, quand le pouvoir temporel est sans foi ni loi morale. La concertation n'est fructueuse, pour le bien commun des sociétés, qu'entre l'Eglise et le pouvoir temporel du laïcat chrétien.
Pour exister en tant que tel, soit dans l'opposition aux tyrannies, soit dans le gouvernement de la cité, le pouvoir temporel du laïcat chrétien a besoin du soutien militant de l'Eglise. Et l'Eglise, pour n'être pas radicalement sans influence sur le droit familial, sur l'instruction publique, sur la morale civique, a besoin d'un pouvoir temporel du laïcat chrétien."
JSarto
Barbiconi
Barbiconi é o nome da mais afamada alfaiataria eclesiástica de Roma. Neste estabelecimento, um negócio familiar na quarta geração, é possível encontrar todos aqueles pormenores de estilo que os modernistas abominam, tais como sotainas, biretas, capelos ou casulas romanas, e que constituem poderosos auxiliares para a afirmação da dignidade da tradição.
Sobre esta matéria, nada melhor do que recordar o magistério de Dom António de Castro Mayer e o seu "Catecismo de Verdades Oportunas que se opõem a Erros Contemporâneos":
"Proposição impugnada: No ambiente de majestade e distinção aristocrática que cerca a Hierarquia há uma imitação dos príncipes tradicionais. Ora, o Bispo é pastor e não príncipe, pelo que lhe convém, não as aparências de príncipe, mas a simplicidade e a pobreza de pastor.
Proposição certa: Dado o fato de o homem ter sensibilidade, é preciso que as exterioridades revelem a natureza das instituições. Por isto, quanto mais alto for um cargo, tanto mais solene deve ser a atmosfera que o cerca. O Bispo tem o principado na Igreja de Deus. E o principado eclesiástico é de uma dignidade mais eminente do que o principado civil. Assim, tem o Bispo obrigação de se cercar do esplendor conveniente a seu munus. Como homem privado, porém, deve ser exímio na prática do desapego de todas as coisas terrenas.
Explanação: A sentença impugnada impressiona por um jogo de palavras. Faz do pastor a imagem do Bispo, mas insinua uma identidade entre as duas condições, quando entre elas há apenas analogia. O pastoreio dos homens tem uma dignidade obviamente maior do que o governo de ovelhas. Pelo que, seria contra a ordem das coisas que um príncipe ou um Bispo se apresentasse em tudo e por tudo como um pastor de rebanho. Indiretamente, nivelaria os homens aos animais. É bem evidente que o esplendor episcopal de maneira nenhuma é incompatível com a mansidão, a humildade, o desprendimento e o trato paterno que devem distinguir o Bispo. Assim, pode e deve o verdadeiro Bispo, conservando a dignidade do seu cargo, ser o pai de todos e de cada um dos seus diocesanos."
JSarto
Sobre esta matéria, nada melhor do que recordar o magistério de Dom António de Castro Mayer e o seu "Catecismo de Verdades Oportunas que se opõem a Erros Contemporâneos":
"Proposição impugnada: No ambiente de majestade e distinção aristocrática que cerca a Hierarquia há uma imitação dos príncipes tradicionais. Ora, o Bispo é pastor e não príncipe, pelo que lhe convém, não as aparências de príncipe, mas a simplicidade e a pobreza de pastor.
Proposição certa: Dado o fato de o homem ter sensibilidade, é preciso que as exterioridades revelem a natureza das instituições. Por isto, quanto mais alto for um cargo, tanto mais solene deve ser a atmosfera que o cerca. O Bispo tem o principado na Igreja de Deus. E o principado eclesiástico é de uma dignidade mais eminente do que o principado civil. Assim, tem o Bispo obrigação de se cercar do esplendor conveniente a seu munus. Como homem privado, porém, deve ser exímio na prática do desapego de todas as coisas terrenas.
Explanação: A sentença impugnada impressiona por um jogo de palavras. Faz do pastor a imagem do Bispo, mas insinua uma identidade entre as duas condições, quando entre elas há apenas analogia. O pastoreio dos homens tem uma dignidade obviamente maior do que o governo de ovelhas. Pelo que, seria contra a ordem das coisas que um príncipe ou um Bispo se apresentasse em tudo e por tudo como um pastor de rebanho. Indiretamente, nivelaria os homens aos animais. É bem evidente que o esplendor episcopal de maneira nenhuma é incompatível com a mansidão, a humildade, o desprendimento e o trato paterno que devem distinguir o Bispo. Assim, pode e deve o verdadeiro Bispo, conservando a dignidade do seu cargo, ser o pai de todos e de cada um dos seus diocesanos."
JSarto
terça-feira, dezembro 06, 2005
Sobre el divorcio
Un extraordinariamente bien redactado y construído repaso sobre el divorcio, en inglés, que recomendamos vivamente. La verdad es que es de una de esas cosas que bien mereciera la traducción al portugués y al español.
Todo lo fundamental sobre el mismo desde el punto de vista católico y de la moral natural puede encontrarse en ese artículo que acabamos de enlazar.
Son de esas cosas que no deben dormir el sueño virtual de la pantalla, sino que deben imprimirse y encuadernarse. Y vivir, encarnados en papel, en nuestros anaqueles. No merecen la lectura rápida e informática a matacaballo, sino aquella otra reposada, con la pipa y el vaso de vino por escoltas en medio de la música callada.
Les dejo con un punto extractado de dicho artículo acerca de lo que la historia nos enseña acerca de la legalización del divorcio.
“As soon as the road to divorce began to be made smooth by law, at once quarrels, jealousies and judicial separations largely increased; and such shamelessness of life followed that men, who had been in favour of these divorces, repented of what they had done and feared that if they did not carefully seek a remedy by repealing the law, the State itself might come to ruin.
The Romans of old are said to have shrunk with horror from the first examples of divorce; but ere long, all sense of decency was blunted in their soul, the meagre restraint of passion died out and the marriage vow was so often broken that what some writers affirmed would seem to be true - namely, women used to reckon years not by the change of consuls but of their husbands.
In like manner, at the beginning, Protestants allowed legalized divorce in certain restricted cases; and yet, from the affinity of the circumstances of like kind, the cases for divorce increased to such extent in Germany, America and elsewhere, that all wise thinkers deplored the boundless corruption of morals and judged the recklessness of the laws to be simply intolerable.
Even in Catholic States, the same evil existed. For whenever at any time, divorce was introduced, the abundance of misery that followed exceeded all that the framers of the law could have foreseen. In fact, many set about to contrive all kinds of fraud and device and by accusations of cruelty, violence and adultery, to feign grounds for the dissolution of the matrimonial bond of which they had grown weary; and all this with so great havoc to morals that an amendment of the laws was deemed to be urgently needed.
Can any one, therefore, doubt that laws in favour of divorce would have a result equally baneful and calamitous were they to be passed in these, our days? There exists not, indeed, in the projects and enactments of men, any power to change the character and tendency which things have received from nature. Those men, therefore, show but little wisdom in the idea they have formed of the well-being of the commonwealth, who think that the inherent character of marriage can be perverted with impunity and who, disregarding the sanctity of religion and of the Sacrament, seem to wish to degrade and dishonour marriage more basely than was done even by heathen laws. Indeed, if they do not change their views, not only private families but all public society will have unceasing cause to fear lest they should be miserably driven into that general confusion and overthrow of order which is even now the wicked aim of Socialists and Communists.
Thus we most clearly see how foolish and senseless it is to expect any public good from divorce when, on the contrary, it tends to the certain destruction of Society.”
(Leo XIII: Encycl. Arcanum Divinae Sapientiae, Feb. 10, 1880, M. 181-183.)
Rafael Castela Santos
Todo lo fundamental sobre el mismo desde el punto de vista católico y de la moral natural puede encontrarse en ese artículo que acabamos de enlazar.
Son de esas cosas que no deben dormir el sueño virtual de la pantalla, sino que deben imprimirse y encuadernarse. Y vivir, encarnados en papel, en nuestros anaqueles. No merecen la lectura rápida e informática a matacaballo, sino aquella otra reposada, con la pipa y el vaso de vino por escoltas en medio de la música callada.
Les dejo con un punto extractado de dicho artículo acerca de lo que la historia nos enseña acerca de la legalización del divorcio.
“As soon as the road to divorce began to be made smooth by law, at once quarrels, jealousies and judicial separations largely increased; and such shamelessness of life followed that men, who had been in favour of these divorces, repented of what they had done and feared that if they did not carefully seek a remedy by repealing the law, the State itself might come to ruin.
The Romans of old are said to have shrunk with horror from the first examples of divorce; but ere long, all sense of decency was blunted in their soul, the meagre restraint of passion died out and the marriage vow was so often broken that what some writers affirmed would seem to be true - namely, women used to reckon years not by the change of consuls but of their husbands.
In like manner, at the beginning, Protestants allowed legalized divorce in certain restricted cases; and yet, from the affinity of the circumstances of like kind, the cases for divorce increased to such extent in Germany, America and elsewhere, that all wise thinkers deplored the boundless corruption of morals and judged the recklessness of the laws to be simply intolerable.
Even in Catholic States, the same evil existed. For whenever at any time, divorce was introduced, the abundance of misery that followed exceeded all that the framers of the law could have foreseen. In fact, many set about to contrive all kinds of fraud and device and by accusations of cruelty, violence and adultery, to feign grounds for the dissolution of the matrimonial bond of which they had grown weary; and all this with so great havoc to morals that an amendment of the laws was deemed to be urgently needed.
Can any one, therefore, doubt that laws in favour of divorce would have a result equally baneful and calamitous were they to be passed in these, our days? There exists not, indeed, in the projects and enactments of men, any power to change the character and tendency which things have received from nature. Those men, therefore, show but little wisdom in the idea they have formed of the well-being of the commonwealth, who think that the inherent character of marriage can be perverted with impunity and who, disregarding the sanctity of religion and of the Sacrament, seem to wish to degrade and dishonour marriage more basely than was done even by heathen laws. Indeed, if they do not change their views, not only private families but all public society will have unceasing cause to fear lest they should be miserably driven into that general confusion and overthrow of order which is even now the wicked aim of Socialists and Communists.
Thus we most clearly see how foolish and senseless it is to expect any public good from divorce when, on the contrary, it tends to the certain destruction of Society.”
(Leo XIII: Encycl. Arcanum Divinae Sapientiae, Feb. 10, 1880, M. 181-183.)
Rafael Castela Santos
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terça-feira, dezembro 06, 2005
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domingo, dezembro 04, 2005
What we have lost
A ver aqui, definitivamente! É boa parte do que temos escrito neste espaço transformado em filme!
JSarto
JSarto
sexta-feira, dezembro 02, 2005
¿Lefebvre rehabilitado?
Sacado de Minuto Digital.
“A comienzos de los años setenta surgió estridente en la apoteosis post-conciliar la voz del Arzobispo de Dakar, Monseñor Marcel Lefebvre, con su «Yo acuso al Concilio», estruendosa como trueno. La línea de aquella protesta no era, como pensaron los inducidos por los medios progresistas, la ostentación de más catolicidad que nadie ni la recidiva de amenazas galicanas. A muchos más nos pareció que en el obispo francés no había protesta sino alarma, no hubo arrogancia sino firmeza, no hubo rebeldía sino tristeza y, sobre todo, no hubo soberbia sino la oblación de su brillante carrera eclesiástica arriesgándola toda como dique ante las audacias del protestantismo infiltrado en la cúpula Vaticana. Su enfrentamiento a Roma no fue la inmadurez de un joven Lutero sino el salto sin otra red que su fe para defender lo que creyó en su conciencia salvaría la permanencia de la Tradición apostólica. Para un gran número de católicos la excomunión a Monseñor Lefebvre fue tan injusta como la que se hubiera propuesto en los tiempos primitivos contra San Pablo por enfrentarse a San Pedro; como la efectiva contra San Atanasio, plantado ante césares y papas semi-arrianos; como la intentada contra Santa Teresa de Jesús por sus hermanos carmelitas. Para muchos católicos la “summum jus” contra Lefebvre fue tan injusta como la inferida a otros santos en circunstancias parecidas; tan parecidas que los excomulgantes se apoyaron de forma unánime en los mismos argumentos de disciplina e ignoraron los superiores de que un estado de necesidad determina un derecho de oposición. Creo que una interesante tesis sobre la santidad podría elaborarse investigando los casos de excomulgados que más tarde fueron rehabilitados y canonizados. La oposición de Lefebvre a los decretos y constituciones del Concilio no partía sólo de los mismos, por sus textos sino, más ciertamente, de sus aplicaciones, por el desgobierno que amparaban, por el peligro que anunciaban de demolición de la Iglesia y por la inmediata descomposición de su cuerpo doctrinal; de la sorpredente promoción directa y coactiva de liberalismo relativista afincado “en el lugar santo” por acción de hábiles y secretos (o discretos) poderes. Las razones del Lefebvre de entonces están hoy a la vista con sólo comparar esta Iglesia indigestada de proletarismo comunista y la anterior a las aplicaciones post-conciliares; y, a la par, la consecuencia visible de una Iglesia sin religión viene a denunciar la verdadera justificación en que se soportaron los argumentos canónicos de su fulminación en 1988.
El pasado 29 de agosto Monseñor Bernard Fellay, superior de la Fraternidad de San Pío X, fundada por Monseñor Lefebvre, fue recibido por el Santo Padre, Benedicto XVI, en respuesta a su solicitud. De aquella visita, celebrada de un lado por el Papa y el Cardenal Castrillón Hoyos, Presidente de la Comisión Pontificia “Ecclesia Dei”y, del otro, por el citado superior y el sacerdote Franz Schmidberger, apenas se conocieron detalles. Aparentemente seguían las posturas irrenunciables... hasta que la revista 30GIORNI, editada por Comunión y Liberación, nos dio en septiembre un atisbo de posible entendimiento. En un reportaje de nada menos que diez páginas, edición italiana, que podemos resumir en dos muestras, se nos transcriben las declaraciones de Msr. Fellay: «Nosotros no queremos imponer condiciones previas a la Santa Sede.» Y las no menos optimistas del cardenal Castrillón Hoyos que afirma: «El retorno [aunque] por etapas no es atropellado pero tampoco lento».
Pero no sólo es esto. Pocas semanas después, que en en el tiempo vaticano son como días o, tal vez, horas, se han producido nuevas manifestaciones. Así, las del citado cardenal a la televisión francesa revelándonos que en aquella audiencia del pasado agosto hubo mucho más que protocolo. Sus declaraciones a la cadena TV-5, el 13 de noviembre, se significan en las siguientes palabras:
«La Fraternidad de San Pio X está en la Iglesia. La comunión existe.»
«No estamos delante de una herejía. No se puede decir en términos correctos, exactos, precisos, que haya un cisma.»
« (...) Ellos están en la Iglesia. Como fue dicho en el encuentro con Mons. Fellay, falta apenas una plena, una más perfecta comunión, una más plena comunión puesto que la comunión ya existe.”
Tomemos nota de que por dos veces dice el Cardenal: “Están en la Iglesia”, y que dos veces más afirma que “La comunión ya existe”. Luego, un lector con sentido común puede entender que la excomunión lanzada contra el fundador de la Fraternidad de San Pío X ya ha sido revocada en la práctica. Sin embargo, nada se nos dice en forma oficial. De estos juegos de lenguaje eclesial se deduce que la tal comunión no es plena sino incompleta, y que lo de estar en la Iglesia es un ser y un no ser. Por tanto, uno se pregunta: Si falta una más plena comunión es que no hay comunión plena. ¿Cómo puede usarse la palabra plena para que no se entienda plena? No existe una plenitud de nada que sea inconclusa o parcial. Con todo el respeto que nos merece el Cardenal Castrillón, nosotros los fieles corrientes necesitamos que se nos hable un idioma más claro sin las restricciones de la ambivalencia, del sí pero no, o del no pero sí. De la manera en que se expresa el cardenal Castrillón no sabemos si los lefebvristas siguen excomulgados o si ya los podemos considerar liberados de su condena. De sus palabras colegimos que la situación es ésta: Siguen excomulgados porque la excomunión no se ha levantado pero, dado que también están dentro de la Iglesia, en un cierto grado de “comunión plena”, parece que los fieles podemos acercarnos a la Fraternidad de San Pío X y apoyarla, sin por ello herir ni actuar a la contra de la Iglesia. «Bueno —me dirá algún lector—, es que entre las huestes eclesiales es muy normal hablar así, tienen sus propios adjetivos para conceptos que les son propios.» Pues no, eso no es de recibo para “somostodos”. En el caso de que exista un lenguaje con el que se entienden entre sí los miembros del clero no se aprobaría su uso en unas declaraciones de audiencia pública. Porque si para las máximas autoridades de la Iglesia consta que no existe cisma propiamente dicho, si a la vez dicen que los lefebvristas están en la Iglesia, es una crueldad infamante mantener oficialmente la excomunión “al arzobispo Marcel Lefebvre, a los obispos por él consagrados y a los fieles seguidores que sostengan la Fraternidad”, que es a lo que obligaba el Motu Proprio anatemizador. No obstante, después de las declaraciones del Cardenal es un hecho, no todavía un Derecho, que ya no son herejes ni cismáticos y que la excomunión, aunque sigan excomulgados, ya no es excomunión plena sino sólo un cuarto de kilo, y la acusación de cisma simple retórica sin reconocimiento práctico. Es decir, lo ininteligible de las declaraciones permitirá que unos obispos y sacerdotes sigan señalando a la Fraternidad fundada por Monseñor Lefebvre con el dedo de su intransigencia liberal (unánime disciplina de la progresía) y que otros obispos y otros sacerdotes podrán hacer lo contrario, sin que en ninguno de los casos se peque contra la autoridad....
Por supuesto, el Papa Benedicto XVI no puede arreglar de un golpe este caos disciplinar que se manifiesta, incluso, en las declaraciones comentadas. Nada se hace en la Iglesia a trompicones. Con todo, el último número de 30GIORNI es, sin duda, una esperanza para toda la Iglesia; incluidos los modernistas a la fuerza. Porque no ignoramos que la reposición de la Fraternidad de San Pío X, en vigencia, en facultades y en universal reconocimiento, será para la Iglesia una fuente de restauración católica que reorientará los vientos vocacionales y purificará los seminarios. Su existencia y el libre uso del ministerio sagrado reforzará los tiempos de dificilísima corrección a desarrollar en los próximos cincuenta años. Muchos piensan que estas congregaciones como la Fraternidad de Msr. Lefebvre, o el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, especialmente dedicados a la ortodoxia de la Tradición en doctrina y liturgia, serán como un seguro de vida en el caminar del Papa, muchas veces forzado a ser políticamente correcto.”
Pedro RIZO
(RCS)
“A comienzos de los años setenta surgió estridente en la apoteosis post-conciliar la voz del Arzobispo de Dakar, Monseñor Marcel Lefebvre, con su «Yo acuso al Concilio», estruendosa como trueno. La línea de aquella protesta no era, como pensaron los inducidos por los medios progresistas, la ostentación de más catolicidad que nadie ni la recidiva de amenazas galicanas. A muchos más nos pareció que en el obispo francés no había protesta sino alarma, no hubo arrogancia sino firmeza, no hubo rebeldía sino tristeza y, sobre todo, no hubo soberbia sino la oblación de su brillante carrera eclesiástica arriesgándola toda como dique ante las audacias del protestantismo infiltrado en la cúpula Vaticana. Su enfrentamiento a Roma no fue la inmadurez de un joven Lutero sino el salto sin otra red que su fe para defender lo que creyó en su conciencia salvaría la permanencia de la Tradición apostólica. Para un gran número de católicos la excomunión a Monseñor Lefebvre fue tan injusta como la que se hubiera propuesto en los tiempos primitivos contra San Pablo por enfrentarse a San Pedro; como la efectiva contra San Atanasio, plantado ante césares y papas semi-arrianos; como la intentada contra Santa Teresa de Jesús por sus hermanos carmelitas. Para muchos católicos la “summum jus” contra Lefebvre fue tan injusta como la inferida a otros santos en circunstancias parecidas; tan parecidas que los excomulgantes se apoyaron de forma unánime en los mismos argumentos de disciplina e ignoraron los superiores de que un estado de necesidad determina un derecho de oposición. Creo que una interesante tesis sobre la santidad podría elaborarse investigando los casos de excomulgados que más tarde fueron rehabilitados y canonizados. La oposición de Lefebvre a los decretos y constituciones del Concilio no partía sólo de los mismos, por sus textos sino, más ciertamente, de sus aplicaciones, por el desgobierno que amparaban, por el peligro que anunciaban de demolición de la Iglesia y por la inmediata descomposición de su cuerpo doctrinal; de la sorpredente promoción directa y coactiva de liberalismo relativista afincado “en el lugar santo” por acción de hábiles y secretos (o discretos) poderes. Las razones del Lefebvre de entonces están hoy a la vista con sólo comparar esta Iglesia indigestada de proletarismo comunista y la anterior a las aplicaciones post-conciliares; y, a la par, la consecuencia visible de una Iglesia sin religión viene a denunciar la verdadera justificación en que se soportaron los argumentos canónicos de su fulminación en 1988.
El pasado 29 de agosto Monseñor Bernard Fellay, superior de la Fraternidad de San Pío X, fundada por Monseñor Lefebvre, fue recibido por el Santo Padre, Benedicto XVI, en respuesta a su solicitud. De aquella visita, celebrada de un lado por el Papa y el Cardenal Castrillón Hoyos, Presidente de la Comisión Pontificia “Ecclesia Dei”y, del otro, por el citado superior y el sacerdote Franz Schmidberger, apenas se conocieron detalles. Aparentemente seguían las posturas irrenunciables... hasta que la revista 30GIORNI, editada por Comunión y Liberación, nos dio en septiembre un atisbo de posible entendimiento. En un reportaje de nada menos que diez páginas, edición italiana, que podemos resumir en dos muestras, se nos transcriben las declaraciones de Msr. Fellay: «Nosotros no queremos imponer condiciones previas a la Santa Sede.» Y las no menos optimistas del cardenal Castrillón Hoyos que afirma: «El retorno [aunque] por etapas no es atropellado pero tampoco lento».
Pero no sólo es esto. Pocas semanas después, que en en el tiempo vaticano son como días o, tal vez, horas, se han producido nuevas manifestaciones. Así, las del citado cardenal a la televisión francesa revelándonos que en aquella audiencia del pasado agosto hubo mucho más que protocolo. Sus declaraciones a la cadena TV-5, el 13 de noviembre, se significan en las siguientes palabras:
«La Fraternidad de San Pio X está en la Iglesia. La comunión existe.»
«No estamos delante de una herejía. No se puede decir en términos correctos, exactos, precisos, que haya un cisma.»
« (...) Ellos están en la Iglesia. Como fue dicho en el encuentro con Mons. Fellay, falta apenas una plena, una más perfecta comunión, una más plena comunión puesto que la comunión ya existe.”
Tomemos nota de que por dos veces dice el Cardenal: “Están en la Iglesia”, y que dos veces más afirma que “La comunión ya existe”. Luego, un lector con sentido común puede entender que la excomunión lanzada contra el fundador de la Fraternidad de San Pío X ya ha sido revocada en la práctica. Sin embargo, nada se nos dice en forma oficial. De estos juegos de lenguaje eclesial se deduce que la tal comunión no es plena sino incompleta, y que lo de estar en la Iglesia es un ser y un no ser. Por tanto, uno se pregunta: Si falta una más plena comunión es que no hay comunión plena. ¿Cómo puede usarse la palabra plena para que no se entienda plena? No existe una plenitud de nada que sea inconclusa o parcial. Con todo el respeto que nos merece el Cardenal Castrillón, nosotros los fieles corrientes necesitamos que se nos hable un idioma más claro sin las restricciones de la ambivalencia, del sí pero no, o del no pero sí. De la manera en que se expresa el cardenal Castrillón no sabemos si los lefebvristas siguen excomulgados o si ya los podemos considerar liberados de su condena. De sus palabras colegimos que la situación es ésta: Siguen excomulgados porque la excomunión no se ha levantado pero, dado que también están dentro de la Iglesia, en un cierto grado de “comunión plena”, parece que los fieles podemos acercarnos a la Fraternidad de San Pío X y apoyarla, sin por ello herir ni actuar a la contra de la Iglesia. «Bueno —me dirá algún lector—, es que entre las huestes eclesiales es muy normal hablar así, tienen sus propios adjetivos para conceptos que les son propios.» Pues no, eso no es de recibo para “somostodos”. En el caso de que exista un lenguaje con el que se entienden entre sí los miembros del clero no se aprobaría su uso en unas declaraciones de audiencia pública. Porque si para las máximas autoridades de la Iglesia consta que no existe cisma propiamente dicho, si a la vez dicen que los lefebvristas están en la Iglesia, es una crueldad infamante mantener oficialmente la excomunión “al arzobispo Marcel Lefebvre, a los obispos por él consagrados y a los fieles seguidores que sostengan la Fraternidad”, que es a lo que obligaba el Motu Proprio anatemizador. No obstante, después de las declaraciones del Cardenal es un hecho, no todavía un Derecho, que ya no son herejes ni cismáticos y que la excomunión, aunque sigan excomulgados, ya no es excomunión plena sino sólo un cuarto de kilo, y la acusación de cisma simple retórica sin reconocimiento práctico. Es decir, lo ininteligible de las declaraciones permitirá que unos obispos y sacerdotes sigan señalando a la Fraternidad fundada por Monseñor Lefebvre con el dedo de su intransigencia liberal (unánime disciplina de la progresía) y que otros obispos y otros sacerdotes podrán hacer lo contrario, sin que en ninguno de los casos se peque contra la autoridad....
Por supuesto, el Papa Benedicto XVI no puede arreglar de un golpe este caos disciplinar que se manifiesta, incluso, en las declaraciones comentadas. Nada se hace en la Iglesia a trompicones. Con todo, el último número de 30GIORNI es, sin duda, una esperanza para toda la Iglesia; incluidos los modernistas a la fuerza. Porque no ignoramos que la reposición de la Fraternidad de San Pío X, en vigencia, en facultades y en universal reconocimiento, será para la Iglesia una fuente de restauración católica que reorientará los vientos vocacionales y purificará los seminarios. Su existencia y el libre uso del ministerio sagrado reforzará los tiempos de dificilísima corrección a desarrollar en los próximos cincuenta años. Muchos piensan que estas congregaciones como la Fraternidad de Msr. Lefebvre, o el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, especialmente dedicados a la ortodoxia de la Tradición en doctrina y liturgia, serán como un seguro de vida en el caminar del Papa, muchas veces forzado a ser políticamente correcto.”
Pedro RIZO
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Rafael Castela Santos
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sexta-feira, dezembro 02, 2005
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quarta-feira, novembro 30, 2005
No centenário de Monsenhor Marcel Lefebvre
No dia 29 de Novembro de 1905, há exactamente cem anos, nascia na cidade francesa de Tourcoing, o futuro Arcebispo Marcel Lefebvre, o qual viria a desempenhar papel crucial na história da Igreja Católica no período subsequente ao encerramento do Concílio Vaticano II.
Cientes de que o seu percurso biográfico é por demais conhecido dos leitores, não tencionamos repeti-lo agora desnecessariamente. O nosso desiderato é outro: sabendo-se que a qualidade da árvore se avalia pelos bons ou maus frutos que dá, que frutos deu Monsenhor Lefebvre?
Não tendo sido o primeiro defensor da fé e tradição católicas no período pós-conciliar - essa honra pertence ao padre belga Gommar de Pauw, radicado nos Estados Unidos, que no ano de 1965 fundou o "Catholic Traditionalist Movement" -, Monsenhor Lefebvre foi todavia o seu mais insigne paladino, assumindo, após a subversão provocada pela heresia modernista no seio da Igreja, um papel semelhante aos de Santo Atanásio ou Santo Hilário de Poitiers durante a crise ariana do século IV, ou de São João Fisher na sequência da reforma anglicana no século XVI.
Depois do final do Concílio Vaticano II, e em consequência do clima favorável por este propiciado, já que o mesmo foi dominado na sua quase totalidade pelos sectores modernista e progressista que há muito planeavam a sua ofensiva (pelo menos, desde meados do século XIX) a partir do próprio interior da realidade eclesial, os erros por eles sustentados invadiram virulentamente a Igreja, com o fito de a protestantizar, jacobinizar e marxizar, bem como de demolir a sua tradição bimilenar, transmutando-a num mero instrumento ao serviço das tácticas de subversão revolucionária.
Ora, na prática, tais objectivos conduziram à adopção de conceitos estranhos a toda a tradição católica, como, por exemplo, o sobraçar de um ecumenismo mal-são, propiciador do relativismo e do indiferentismo religiosos, ou o sufragar de uma liberdade religiosa confundida erroneamente com a tolerância religiosa, sem se olvidar a promoção da desastrosa reforma litúrgica, obnubiladora de verdades fundamentais da fé católica e enfatizadora de realidades que lhe são espúrias, certamente a primeira e principal responsável pela abissal queda da prática religiosa entre os católicos, mormente por transformar aquela que deveria ser a mais solene manifestação de fé - a Missa -, não despiciendas vezes, num circo recheado de extravagâncias e excentricidades. Por outro lado, escusado mencionar a adesão de boa parte do clero pós-conciliar à mundividência da esquerda radical marxista…
Contra tudo isto se ergueu num labor titânico Monsenhor Lefebvre, reafirmando sem compromissos a verdade católica, obstando ao esvaimento da tradição, impedindo a desaparição da Missa tradicional de rito latino-gregoriano, ordenando sacerdotes tradicionais defensores do magistério bimilenar da Igreja através da Fraternidade Sacerdotal de São Pio X, enfim, consagrando numa situação de absoluto estado de necessidade da Igreja quatro bispos sem jurisdição, garantindo assim a continuidade da tradição para o século XXI.
Custou-lhe este último gesto uma excomunhão, cuja análise detalhada extravasaria de todo o âmbito deste artigo. Digamos apenas que a mesma se caracteriza pela sua manifesta injustiça e notória falta de fundamentação à luz do direito canónico, constituindo seguramente um dos momentos menos felizes do pontificado do Papa João Paulo II, que o seu actual sucessor, o Papa Bento XVI, há-de reparar num futuro que se supõe breve. Sem prejuízo, recordemos que o dever de obediência propugnado pela doutrina católica, mesmo relativamente à pessoa do Papa, não é em caso algum cego: ele cessa quando está posta em crise a defesa do depósito de fé divinamente revelado, que à Igreja urge conservar, defender e transmitir, mas não alterar ou inovar; nesta última situação, pelo contrário, impõe-se aos católicos um dever de resistência a quem ouse enveredar por tais caminhos, porventura ao Papa, como sempre o ensinaram doutrinariamente São Paulo, São Tomás de Aquino ou São Roberto Belarmino e como o demonstrou, a nível prático, a vida de Santo Atanásio e a sua oposição à heresia ariana. Em resumo: primeiro obedecer a Deus, e só depois aos homens.
E se, na sequência das polémicas consagrações, Roma concedeu uma margem de manobra muito maior à tradição, através criação da Pontifícia Comissão "Eclesia Dei" (regula as actividades dos católicos tradicionais no seio da Igreja), e da subsequente fundação de institutos religiosos tradicionais como a Fraternidade de São Pedro (www.fssp.org), o Instituto do Cristo-Rei (www.icrsp.com), ou a brasileira Administração Apostólica de São João Maria Vianney (www.adapostolica.org) que preservam a celebração da Missa de rito latino-gregoriano ou tridentina, ainda uma vez mais e sempre, na base disso tudo, está a pessoa de Monsenhor Marcel Lefebvre.
Ora, só este facto bastaria para demonstrar a justeza do seu combate, e qualidade dos frutos que o mesmo deu.
JSarto
(Texto originalmente publicado no jornal semanário de Lisboa, "O Diabo" (que nada tem a ver com o mafarrico…), em 29 de Novembro de 2005).
Cientes de que o seu percurso biográfico é por demais conhecido dos leitores, não tencionamos repeti-lo agora desnecessariamente. O nosso desiderato é outro: sabendo-se que a qualidade da árvore se avalia pelos bons ou maus frutos que dá, que frutos deu Monsenhor Lefebvre?
Não tendo sido o primeiro defensor da fé e tradição católicas no período pós-conciliar - essa honra pertence ao padre belga Gommar de Pauw, radicado nos Estados Unidos, que no ano de 1965 fundou o "Catholic Traditionalist Movement" -, Monsenhor Lefebvre foi todavia o seu mais insigne paladino, assumindo, após a subversão provocada pela heresia modernista no seio da Igreja, um papel semelhante aos de Santo Atanásio ou Santo Hilário de Poitiers durante a crise ariana do século IV, ou de São João Fisher na sequência da reforma anglicana no século XVI.
Depois do final do Concílio Vaticano II, e em consequência do clima favorável por este propiciado, já que o mesmo foi dominado na sua quase totalidade pelos sectores modernista e progressista que há muito planeavam a sua ofensiva (pelo menos, desde meados do século XIX) a partir do próprio interior da realidade eclesial, os erros por eles sustentados invadiram virulentamente a Igreja, com o fito de a protestantizar, jacobinizar e marxizar, bem como de demolir a sua tradição bimilenar, transmutando-a num mero instrumento ao serviço das tácticas de subversão revolucionária.
Ora, na prática, tais objectivos conduziram à adopção de conceitos estranhos a toda a tradição católica, como, por exemplo, o sobraçar de um ecumenismo mal-são, propiciador do relativismo e do indiferentismo religiosos, ou o sufragar de uma liberdade religiosa confundida erroneamente com a tolerância religiosa, sem se olvidar a promoção da desastrosa reforma litúrgica, obnubiladora de verdades fundamentais da fé católica e enfatizadora de realidades que lhe são espúrias, certamente a primeira e principal responsável pela abissal queda da prática religiosa entre os católicos, mormente por transformar aquela que deveria ser a mais solene manifestação de fé - a Missa -, não despiciendas vezes, num circo recheado de extravagâncias e excentricidades. Por outro lado, escusado mencionar a adesão de boa parte do clero pós-conciliar à mundividência da esquerda radical marxista…
Contra tudo isto se ergueu num labor titânico Monsenhor Lefebvre, reafirmando sem compromissos a verdade católica, obstando ao esvaimento da tradição, impedindo a desaparição da Missa tradicional de rito latino-gregoriano, ordenando sacerdotes tradicionais defensores do magistério bimilenar da Igreja através da Fraternidade Sacerdotal de São Pio X, enfim, consagrando numa situação de absoluto estado de necessidade da Igreja quatro bispos sem jurisdição, garantindo assim a continuidade da tradição para o século XXI.
Custou-lhe este último gesto uma excomunhão, cuja análise detalhada extravasaria de todo o âmbito deste artigo. Digamos apenas que a mesma se caracteriza pela sua manifesta injustiça e notória falta de fundamentação à luz do direito canónico, constituindo seguramente um dos momentos menos felizes do pontificado do Papa João Paulo II, que o seu actual sucessor, o Papa Bento XVI, há-de reparar num futuro que se supõe breve. Sem prejuízo, recordemos que o dever de obediência propugnado pela doutrina católica, mesmo relativamente à pessoa do Papa, não é em caso algum cego: ele cessa quando está posta em crise a defesa do depósito de fé divinamente revelado, que à Igreja urge conservar, defender e transmitir, mas não alterar ou inovar; nesta última situação, pelo contrário, impõe-se aos católicos um dever de resistência a quem ouse enveredar por tais caminhos, porventura ao Papa, como sempre o ensinaram doutrinariamente São Paulo, São Tomás de Aquino ou São Roberto Belarmino e como o demonstrou, a nível prático, a vida de Santo Atanásio e a sua oposição à heresia ariana. Em resumo: primeiro obedecer a Deus, e só depois aos homens.
E se, na sequência das polémicas consagrações, Roma concedeu uma margem de manobra muito maior à tradição, através criação da Pontifícia Comissão "Eclesia Dei" (regula as actividades dos católicos tradicionais no seio da Igreja), e da subsequente fundação de institutos religiosos tradicionais como a Fraternidade de São Pedro (www.fssp.org), o Instituto do Cristo-Rei (www.icrsp.com), ou a brasileira Administração Apostólica de São João Maria Vianney (www.adapostolica.org) que preservam a celebração da Missa de rito latino-gregoriano ou tridentina, ainda uma vez mais e sempre, na base disso tudo, está a pessoa de Monsenhor Marcel Lefebvre.
Ora, só este facto bastaria para demonstrar a justeza do seu combate, e qualidade dos frutos que o mesmo deu.
JSarto
(Texto originalmente publicado no jornal semanário de Lisboa, "O Diabo" (que nada tem a ver com o mafarrico…), em 29 de Novembro de 2005).
terça-feira, novembro 29, 2005
La impotente "derecha"
Los conceptos de “derecha” e “izquierda” son falsos en origen, pues sólo significan la posición de una serie de señores en la Asamblea francesa. No voy a entrar en ello y para los lectores avezados me referiré, por ejemplo, a las excelentes reflexiones de Vintila Horia en su libro “Consideraciones para un Mundo peor”, donde el hispanorrumano repasa y analiza el origen de estos vocablos.
Es Jesús Laínz, cada día más sagaz y agudo, quien nos obsequiaba con un artículo que era como un puñal y del que no me resisto a transcribirles unos párrafos:
“ […] la derecha es la izquierda con quince años de retraso. Porque, ¿no se ha fijado, amigo lector, en que la derecha asume como propias las ideas y principios que la izquierda defendió quince o veinte años atrás y a las que en aquel momento se opuso? Haga un poco de memoria y comprobará cómo, en cualquier campo de la política, los pasos dados por la izquierda –hasta los más demostradamente perniciosos–, a los que la derecha se opuso y contra los que protestó en su día, unos años después pasan a fosilizarse, a eternizarse como algo dado por la naturaleza de las cosas e inamovible por una derecha que, además, hasta los acabó haciendo suyos.
Creo que algo similar ya habíamos dicho en A Casa de Sarto: “El Mundo Obrero de 1940 no se atrevería a defender las cosas que hoy defiende el ABC.” Para los más desconocedores del panorama mediático español diremos que el Mundo Obrero era el periódico del Partido Comunista y que el ABC es el representante más o menos oficioso de esa derecha descafeinada y amorfa, encarnada en el acomplejado PP, que critica nuestro autor invitado.
Y Laínz, sin piedad, atiza hasta poner a la “derecha” en su sitio:
“Tan sólo dos ejemplos: el aborto (que ya nunca volverá a ser prohibido) y la catástrofe educativa (aunque ahora proteste contra lo que debió haber solucionado cuando gobernó). Y en cuanto a la aprobación de los matrimonios homosexuales, necesitarán bastante menos de quince años. No tardaremos en verlo.
Por eso la derecha llevará siempre las de perder. En primer lugar, porque la pillarán siempre con el paso cambiado. Y, en segundo, porque quien siempre niega y nunca da un paso al frente jamás levantará el entusiasmo de nadie por un proyecto político amorfo o simplemente inexistente. Y no sirven como excusa las últimas manifestaciones con las que parece que la derecha ha empezado a perder el miedo a salir a la calle a reivindicar sus principios, pues una vez más han ido contra iniciativas ajenas, no a favor de iniciativas propias.
‘Dicho al oído de los conservadores: No hay remedio: hay que ir hacia delante, quiero decir, avanzar paso a paso hacia la decadencia (ésta es mi definición del progreso moderno). Se puede poner obstáculos a esa evolución, y, con ellos, embalsar la degeneración misma, conjuntarla, hacerla más vehemente y repentina: más no se puede hacer’.”
¿Se dan cuenta por qué el Tradicionalismo tiene poco o nada que ver con eso que llaman la derecha? Porque para el verdadero tradicionalista, que lo es en un sentido religioso primariamente, pero también en uno político y en uno social (y hasta cultural), los principios son inmutables. Nada que ver con la derecha en el sentido de conservar un status quo adquirido, de fosilizar y congelar el tramo de la revolución hasta entonces cosechado.
Absolutamente nada.
La así llamada “derecha” no es más que la Revolución en primera o segunda velocidad. De marchas más largas se ocupan aquellos de la siniestra, o sea, de la izquierda.
No perdamos el tiempo con estas gentes. Están acabados. No perdamos el tiempo con esos tibios, a los que Dios está para vomitar de Su Boca.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Portugal! ¡Viva España! ¡Vivan los Fueros! ¡Vivan los Reyes legítimos de España y Portugal! O sea, “Dios, Patria, Fueros y Rey”, o “Dios, Patrias, Fueros y Reyes”, en este caso.
Y, ante todo, hagamos que Cristo reine verdaderamente en nuestras familias. Por ahí sí que podemos empezar a hacer política.
Y de la de verdad. De la de derechas, en corto y por derecho, con todo derecho, sin dar la derecha a torcer, con toda razón … because to be truly right is to be right.
Rafael Castela Santos
Es Jesús Laínz, cada día más sagaz y agudo, quien nos obsequiaba con un artículo que era como un puñal y del que no me resisto a transcribirles unos párrafos:
“ […] la derecha es la izquierda con quince años de retraso. Porque, ¿no se ha fijado, amigo lector, en que la derecha asume como propias las ideas y principios que la izquierda defendió quince o veinte años atrás y a las que en aquel momento se opuso? Haga un poco de memoria y comprobará cómo, en cualquier campo de la política, los pasos dados por la izquierda –hasta los más demostradamente perniciosos–, a los que la derecha se opuso y contra los que protestó en su día, unos años después pasan a fosilizarse, a eternizarse como algo dado por la naturaleza de las cosas e inamovible por una derecha que, además, hasta los acabó haciendo suyos.
Creo que algo similar ya habíamos dicho en A Casa de Sarto: “El Mundo Obrero de 1940 no se atrevería a defender las cosas que hoy defiende el ABC.” Para los más desconocedores del panorama mediático español diremos que el Mundo Obrero era el periódico del Partido Comunista y que el ABC es el representante más o menos oficioso de esa derecha descafeinada y amorfa, encarnada en el acomplejado PP, que critica nuestro autor invitado.
Y Laínz, sin piedad, atiza hasta poner a la “derecha” en su sitio:
“Tan sólo dos ejemplos: el aborto (que ya nunca volverá a ser prohibido) y la catástrofe educativa (aunque ahora proteste contra lo que debió haber solucionado cuando gobernó). Y en cuanto a la aprobación de los matrimonios homosexuales, necesitarán bastante menos de quince años. No tardaremos en verlo.
Por eso la derecha llevará siempre las de perder. En primer lugar, porque la pillarán siempre con el paso cambiado. Y, en segundo, porque quien siempre niega y nunca da un paso al frente jamás levantará el entusiasmo de nadie por un proyecto político amorfo o simplemente inexistente. Y no sirven como excusa las últimas manifestaciones con las que parece que la derecha ha empezado a perder el miedo a salir a la calle a reivindicar sus principios, pues una vez más han ido contra iniciativas ajenas, no a favor de iniciativas propias.
‘Dicho al oído de los conservadores: No hay remedio: hay que ir hacia delante, quiero decir, avanzar paso a paso hacia la decadencia (ésta es mi definición del progreso moderno). Se puede poner obstáculos a esa evolución, y, con ellos, embalsar la degeneración misma, conjuntarla, hacerla más vehemente y repentina: más no se puede hacer’.”
¿Se dan cuenta por qué el Tradicionalismo tiene poco o nada que ver con eso que llaman la derecha? Porque para el verdadero tradicionalista, que lo es en un sentido religioso primariamente, pero también en uno político y en uno social (y hasta cultural), los principios son inmutables. Nada que ver con la derecha en el sentido de conservar un status quo adquirido, de fosilizar y congelar el tramo de la revolución hasta entonces cosechado.
Absolutamente nada.
La así llamada “derecha” no es más que la Revolución en primera o segunda velocidad. De marchas más largas se ocupan aquellos de la siniestra, o sea, de la izquierda.
No perdamos el tiempo con estas gentes. Están acabados. No perdamos el tiempo con esos tibios, a los que Dios está para vomitar de Su Boca.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Portugal! ¡Viva España! ¡Vivan los Fueros! ¡Vivan los Reyes legítimos de España y Portugal! O sea, “Dios, Patria, Fueros y Rey”, o “Dios, Patrias, Fueros y Reyes”, en este caso.
Y, ante todo, hagamos que Cristo reine verdaderamente en nuestras familias. Por ahí sí que podemos empezar a hacer política.
Y de la de verdad. De la de derechas, en corto y por derecho, con todo derecho, sin dar la derecha a torcer, con toda razón … because to be truly right is to be right.
Rafael Castela Santos
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terça-feira, novembro 29, 2005
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domingo, novembro 27, 2005
Homilía en el Valle de los Caídos
Homilía del Abad Don Anselmo Navarrete, OSB, en la Basílica del Valle de los Caídos con motivo del pasado 20 de Noviembre.
“De nuevo habéis venido para llenar este templo con el homenaje de vuestra memoria y vuestra oración por cuantos reposan aquí, este año de manera especial por D. Francisco Franco, Jefe del Estado Español y fundador de este monumento, al cumplirse los treinta años de su fallecimiento. Cabe destacar hoy, como una de sus creaciones máximas, esta obra del Valle, que resume su espíritu como hombre y como cristiano.Los elementos que integran el monumento nos remiten a los símbolos más eminentes de la historia española y europea, lejos de cualquier simbología personal o bélica. Una Cruz, una Basílica y un Altar, un Monasterio encierran el emblema de lo que ha sido el alma de España y de Europa, en torno a los cuales se ha configurado su perfil espiritual y sus hechos históricos más sobresalientes. A través de tales símbolos se quiso enlazar con ese pasado y al mismo tiempo trascender el impacto de nuestra guerra en la que, a la sombra de un conflicto nacional, se debatía el cambio de la identidad cristiana de los pueblos europeos. Algo que hoy vuelve a plantearse en términos apremiantes.Pero el Valle evoca también la memoria de todos aquellos que, aquí o en cualquier lugar de nuestra geografía, descansan tras haber inmolado sus vidas por la causa de Dios o de España, o por ambas a la vez. En esa evocación común se recoge la voluntad de todos los que intervinieron en la creación del Valle de los Caídos al coincidir en el espíritu de reconciliación como finalidad fundamental del mismo.Por eso, los primeros brazos que estrecharon, unidos, a los españoles de la contienda fueron los de la Cruz; los primeros sepulcros que les acogieron bajo el mismo mármol, fueron los de esta Basílica; las plegarias que se alzan en sufragio único por unos y otros son las que todos los días resuenan bajo esta cúpula. El Valle no es el monumento a una victoria; es, mucho más, el lamento por una guerra y por los hijos de la misma patria, España, muertos en ella.Aquí no hubo lugar para la discriminación entre las dos Españas. Esta Basílica, supuesto símbolo de la intolerancia, abrió sus puertas sin preguntar cuál era el color de las ideologías, o de las creencias o increencias religiosas de los que aquí recibieron sepultura. La sombra de la misma Cruz guarda el reposo de quienes, bajo banderas distintas ayer, se dan hoy la mano desde nichos contiguos, porque ni siquiera se consintió que su ubicación en la Basílica mantuviera la separación entre derechas e izquierdas, reservando lugares distintos para unos y otros. Se nos habla de convertir el Valle en un Memorial. Si éste va a tener por objeto a las víctimas de la guerra, que son los verdaderos protagonistas, nadie va a imaginar un monumento conmemorativo más digno, ni esas víctimas, si pudieran opinar, iban a pedir otro distinto a él. Más bien, se removerían en sus sepulcros ante la perspectiva de ser arrancados de este seno materno que les cobija en la actualidad, o de ver profanada la atmósfera sacral de la basílica y del Valle, bastante más acogedora que los homenajes laicos que les prometen. Y si lo que desean es estudiar el origen de aquella contienda, que repasen los fines y la obra realizada por aquel Centro de Estudios Sociales que formó parte esencial de la Fundación del Valle, y que realizó a la perfección ese cometido, hasta que una orden gubernativa clausuró sus actividades.Esta tarde ha comenzado en todo la Iglesia la celebración anual de la festividad de Jesucristo, Rey del Universo. Sabemos que en estos últimos siglos de apostasía creciente ha sido el Rey más discutido. Pero en esos siglos, en los pasados y en los futuros, y por la eternidad, Él es, porque así ha sido proclamado por Dios, Rey de reyes y Soberano de los señores, aunque Él no desee que su reino sea de este mundo, es decir, aunque deje el gobierno directo de los asuntos temporales a los césares de la tierra. Pero ello no anula la soberanía de Dios en ella: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”, “me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”, según las propias palabras de Jesús. Siempre persiste el deber de obediencia del hombre y de las instituciones sociales a la ley divina y a los principios morales a fin de garantizar la dignidad, santidad y justicia del orden humano, lo que representa el máximo bien temporal de las sociedades. El que es Cabeza de la humanidad tiene el derecho absoluto a ser reconocido por los príncipes y las instituciones de este mundo. En ello está su gloria y su sabiduría. Cuando, por el contrario, la inspiración en el gobierno de la sociedad no se confía a Dios, se entrega inevitablemente al mal y a la mentira. A la luz de este misterio de la realeza de Cristo, aceptada o negada, se comprenden algunas realidades de la hora presente. De igual modo que la acción del hombre contra la naturaleza provoca en ella las conmociones que conocemos, la acción contra el orden moral de la sociedad remueve también sus cimientos. Tal vez sea esto lo que explique que, en tan breve tiempo, una nación como la nuestra haya sido tan profundamente sacudida en sus fundamentos, tan metódicamente privada de sus elementos básicos de identidad, en su espíritu y en su cuerpo.Hemos desembocado en una sociedad sin ley en la que los códigos divinos y humanos son burlados impunemente con el fin de modelar esa sociedad en la que quede consumada la ruptura con todos sus precedentes históricos. España vacía día a día sus venas. Cada día una nueva renuncia la despoja de una parte de sí misma, de su patrimonio espiritual e histórico, del orgullo de su identidad y de su nombre.La historia de España, con su ejemplo emblemático y casi único de fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia, sostenida hasta ayer mismo, a pesar de sus fallos, era un desafío que había durado demasiado y que no podía ser consentido por más tiempo. Este pueblo se convirtió en objeto de la ira de todos los que han venido patrocinando una Europa laica y atea, y hemos comprobado cómo en distintos momentos se ha querido hacer pagar esta osadía, tratando de demoler su realidad espiritual, cultural e incluso nacional, para homologarnos al resto de los países que han roto con su tradición cristiana.Debemos admitir, sin embargo, que esta crisis no se debe sólo a una oscura estrategia externa, sino que en ello han tenido también un parte importante nuestros propios errores e infidelidades presentes. A la amenaza de desintegración de la nación española ha precedido la quiebra de los pilares sobre los que se asentaba: los valores religiosos y espirituales, la vida y las convicciones morales, la familia, el respeto al Nombre y a la Ley de Dios, la identificación con la fe y el cristianismo: todo aquello que formaba parte de nuestra historia común. Ellos eran la roca sobre la que secularmente se sostuvo la realidad de España. Hoy hemos removido esta roca, un poco entre todos, y nos hemos quedado en el vacío. Mientras España fue un pueblo de Dios, un pueblo en el que Dios era el primer servido, tuvo su bendición, y fue capaz de superar todos los peligros que amenazaron su existencia, desde el islamismo al comunismo. Hoy tenemos que repetir el lamento del profeta Baruc (3, 10-11): dirigido a su pueblo: ‘¿a qué se debe, Israel, que hayas envejecido tan prematuramente? Es que has abandonado las fuentes de la sabiduría. Si hubieras seguido el camino de Dios habitarías en paz para siempre’. Aquí cabe recordar las palabras que Juan XXIII nos dirigió con ocasión de la consagración de esta Basílica en 1960: ‘Nos complace alentar a los católicos españoles en su empeño de conservar íntegro y puro su fecundo patrimonio espiritual. La historia es testigo de que los altos ideales cristianos dieron cohesión e impulso a sus antepasados para las grandes empresas, y de que cuando decayeron tales ideales, se mermaron y debilitaron igualmente los lazos de unión, poniéndose en peligro su limpia y heroica trayectoria’. España se reconstruirá no sobre alguna Constitución de papel redactada por hombres, sino sobre la constitución del Evangelio. El Evangelio suscita no sólo hombres espiritualmente nuevos, renacidos en el agua y en la sangre de Dios, sino pueblos nuevos renovados en la savia que da vida al mundo. Entonces un nuevo soplo del Espíritu hará surgir una nueva raza de místicos, de santos y de héroes, un nuevo pueblo que reconocerá la soberanía de Cristo, y será nuevamente un pueblo grande porque “el Señor será su Dios y Dios estará con nosotros”. No es una esperanza gratuita: las únicas realidades que tienen futuro son precisamente aquellas que hoy resultan despreciadas y excluidas, pero que llevan en sí el sello y la garantía de Dios.“El momento es apremiante”. Estamos viviendo tal vez la mayor de las guerras de religión en la que debe ser herido no solo el edificio cristiano sino todos los soportes humanos e históricos que lo sustentan, comprendidas las naciones. Pero no nos dejemos desalentar: el destino del Evangelio y del cristianismo, y también el de los cristianos, está bajo la protección de Dios, de su Madre y nuestra, María, de nuestros santos y mártires, los del pasado y del presente, de la oración, el sacrificio y la conversión de todos los creyentes, que no podemos limitarnos a ser testigos apesadumbrados de lo que sucede sabiendo que tenemos en las manos este recurso decisivo. “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”Es hora de orar con una sola voz: “salva, Señor, a tu pueblo y bendice a la nación que ha sido tu herencia” (Te Deum), y de proclamar la realeza de Cristo: “la victoria es de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero que ha sido inmolado. La alabanza y la gloria y la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos” (Ap 7, 10-12).”
(RCS)
“De nuevo habéis venido para llenar este templo con el homenaje de vuestra memoria y vuestra oración por cuantos reposan aquí, este año de manera especial por D. Francisco Franco, Jefe del Estado Español y fundador de este monumento, al cumplirse los treinta años de su fallecimiento. Cabe destacar hoy, como una de sus creaciones máximas, esta obra del Valle, que resume su espíritu como hombre y como cristiano.Los elementos que integran el monumento nos remiten a los símbolos más eminentes de la historia española y europea, lejos de cualquier simbología personal o bélica. Una Cruz, una Basílica y un Altar, un Monasterio encierran el emblema de lo que ha sido el alma de España y de Europa, en torno a los cuales se ha configurado su perfil espiritual y sus hechos históricos más sobresalientes. A través de tales símbolos se quiso enlazar con ese pasado y al mismo tiempo trascender el impacto de nuestra guerra en la que, a la sombra de un conflicto nacional, se debatía el cambio de la identidad cristiana de los pueblos europeos. Algo que hoy vuelve a plantearse en términos apremiantes.Pero el Valle evoca también la memoria de todos aquellos que, aquí o en cualquier lugar de nuestra geografía, descansan tras haber inmolado sus vidas por la causa de Dios o de España, o por ambas a la vez. En esa evocación común se recoge la voluntad de todos los que intervinieron en la creación del Valle de los Caídos al coincidir en el espíritu de reconciliación como finalidad fundamental del mismo.Por eso, los primeros brazos que estrecharon, unidos, a los españoles de la contienda fueron los de la Cruz; los primeros sepulcros que les acogieron bajo el mismo mármol, fueron los de esta Basílica; las plegarias que se alzan en sufragio único por unos y otros son las que todos los días resuenan bajo esta cúpula. El Valle no es el monumento a una victoria; es, mucho más, el lamento por una guerra y por los hijos de la misma patria, España, muertos en ella.Aquí no hubo lugar para la discriminación entre las dos Españas. Esta Basílica, supuesto símbolo de la intolerancia, abrió sus puertas sin preguntar cuál era el color de las ideologías, o de las creencias o increencias religiosas de los que aquí recibieron sepultura. La sombra de la misma Cruz guarda el reposo de quienes, bajo banderas distintas ayer, se dan hoy la mano desde nichos contiguos, porque ni siquiera se consintió que su ubicación en la Basílica mantuviera la separación entre derechas e izquierdas, reservando lugares distintos para unos y otros. Se nos habla de convertir el Valle en un Memorial. Si éste va a tener por objeto a las víctimas de la guerra, que son los verdaderos protagonistas, nadie va a imaginar un monumento conmemorativo más digno, ni esas víctimas, si pudieran opinar, iban a pedir otro distinto a él. Más bien, se removerían en sus sepulcros ante la perspectiva de ser arrancados de este seno materno que les cobija en la actualidad, o de ver profanada la atmósfera sacral de la basílica y del Valle, bastante más acogedora que los homenajes laicos que les prometen. Y si lo que desean es estudiar el origen de aquella contienda, que repasen los fines y la obra realizada por aquel Centro de Estudios Sociales que formó parte esencial de la Fundación del Valle, y que realizó a la perfección ese cometido, hasta que una orden gubernativa clausuró sus actividades.Esta tarde ha comenzado en todo la Iglesia la celebración anual de la festividad de Jesucristo, Rey del Universo. Sabemos que en estos últimos siglos de apostasía creciente ha sido el Rey más discutido. Pero en esos siglos, en los pasados y en los futuros, y por la eternidad, Él es, porque así ha sido proclamado por Dios, Rey de reyes y Soberano de los señores, aunque Él no desee que su reino sea de este mundo, es decir, aunque deje el gobierno directo de los asuntos temporales a los césares de la tierra. Pero ello no anula la soberanía de Dios en ella: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”, “me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”, según las propias palabras de Jesús. Siempre persiste el deber de obediencia del hombre y de las instituciones sociales a la ley divina y a los principios morales a fin de garantizar la dignidad, santidad y justicia del orden humano, lo que representa el máximo bien temporal de las sociedades. El que es Cabeza de la humanidad tiene el derecho absoluto a ser reconocido por los príncipes y las instituciones de este mundo. En ello está su gloria y su sabiduría. Cuando, por el contrario, la inspiración en el gobierno de la sociedad no se confía a Dios, se entrega inevitablemente al mal y a la mentira. A la luz de este misterio de la realeza de Cristo, aceptada o negada, se comprenden algunas realidades de la hora presente. De igual modo que la acción del hombre contra la naturaleza provoca en ella las conmociones que conocemos, la acción contra el orden moral de la sociedad remueve también sus cimientos. Tal vez sea esto lo que explique que, en tan breve tiempo, una nación como la nuestra haya sido tan profundamente sacudida en sus fundamentos, tan metódicamente privada de sus elementos básicos de identidad, en su espíritu y en su cuerpo.Hemos desembocado en una sociedad sin ley en la que los códigos divinos y humanos son burlados impunemente con el fin de modelar esa sociedad en la que quede consumada la ruptura con todos sus precedentes históricos. España vacía día a día sus venas. Cada día una nueva renuncia la despoja de una parte de sí misma, de su patrimonio espiritual e histórico, del orgullo de su identidad y de su nombre.La historia de España, con su ejemplo emblemático y casi único de fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia, sostenida hasta ayer mismo, a pesar de sus fallos, era un desafío que había durado demasiado y que no podía ser consentido por más tiempo. Este pueblo se convirtió en objeto de la ira de todos los que han venido patrocinando una Europa laica y atea, y hemos comprobado cómo en distintos momentos se ha querido hacer pagar esta osadía, tratando de demoler su realidad espiritual, cultural e incluso nacional, para homologarnos al resto de los países que han roto con su tradición cristiana.Debemos admitir, sin embargo, que esta crisis no se debe sólo a una oscura estrategia externa, sino que en ello han tenido también un parte importante nuestros propios errores e infidelidades presentes. A la amenaza de desintegración de la nación española ha precedido la quiebra de los pilares sobre los que se asentaba: los valores religiosos y espirituales, la vida y las convicciones morales, la familia, el respeto al Nombre y a la Ley de Dios, la identificación con la fe y el cristianismo: todo aquello que formaba parte de nuestra historia común. Ellos eran la roca sobre la que secularmente se sostuvo la realidad de España. Hoy hemos removido esta roca, un poco entre todos, y nos hemos quedado en el vacío. Mientras España fue un pueblo de Dios, un pueblo en el que Dios era el primer servido, tuvo su bendición, y fue capaz de superar todos los peligros que amenazaron su existencia, desde el islamismo al comunismo. Hoy tenemos que repetir el lamento del profeta Baruc (3, 10-11): dirigido a su pueblo: ‘¿a qué se debe, Israel, que hayas envejecido tan prematuramente? Es que has abandonado las fuentes de la sabiduría. Si hubieras seguido el camino de Dios habitarías en paz para siempre’. Aquí cabe recordar las palabras que Juan XXIII nos dirigió con ocasión de la consagración de esta Basílica en 1960: ‘Nos complace alentar a los católicos españoles en su empeño de conservar íntegro y puro su fecundo patrimonio espiritual. La historia es testigo de que los altos ideales cristianos dieron cohesión e impulso a sus antepasados para las grandes empresas, y de que cuando decayeron tales ideales, se mermaron y debilitaron igualmente los lazos de unión, poniéndose en peligro su limpia y heroica trayectoria’. España se reconstruirá no sobre alguna Constitución de papel redactada por hombres, sino sobre la constitución del Evangelio. El Evangelio suscita no sólo hombres espiritualmente nuevos, renacidos en el agua y en la sangre de Dios, sino pueblos nuevos renovados en la savia que da vida al mundo. Entonces un nuevo soplo del Espíritu hará surgir una nueva raza de místicos, de santos y de héroes, un nuevo pueblo que reconocerá la soberanía de Cristo, y será nuevamente un pueblo grande porque “el Señor será su Dios y Dios estará con nosotros”. No es una esperanza gratuita: las únicas realidades que tienen futuro son precisamente aquellas que hoy resultan despreciadas y excluidas, pero que llevan en sí el sello y la garantía de Dios.“El momento es apremiante”. Estamos viviendo tal vez la mayor de las guerras de religión en la que debe ser herido no solo el edificio cristiano sino todos los soportes humanos e históricos que lo sustentan, comprendidas las naciones. Pero no nos dejemos desalentar: el destino del Evangelio y del cristianismo, y también el de los cristianos, está bajo la protección de Dios, de su Madre y nuestra, María, de nuestros santos y mártires, los del pasado y del presente, de la oración, el sacrificio y la conversión de todos los creyentes, que no podemos limitarnos a ser testigos apesadumbrados de lo que sucede sabiendo que tenemos en las manos este recurso decisivo. “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”Es hora de orar con una sola voz: “salva, Señor, a tu pueblo y bendice a la nación que ha sido tu herencia” (Te Deum), y de proclamar la realeza de Cristo: “la victoria es de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero que ha sido inmolado. La alabanza y la gloria y la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos” (Ap 7, 10-12).”
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Publicada por
Rafael Castela Santos
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Filatelias
Numa altura em que se aproxima a data da comemoração do centenário do nascimento de Monsenhor Marcel Lefebvre, no próximo dia 29 de Novembro, os Correios austríacos entenderam assinalar a efeméride com a emissão de um selo dedicado à pessoa do grande arcebispo defensor da tradição católica, que nele aparece com a igreja do seu querido seminário de Ecône representada em segundo plano. Ora, aqui está uma inesperada e, por isso mesmo, bem agradável surpresa! O Cardeal de Viena, o modernista radical Cristoph Schönborn, tristemente conhecido pelas suas extravagâncias litúrgicas, é que não deve ter ficado nada satisfeito com esta notícia. Tanto pior para ele…
Por cá, entretanto, os CTT decidiram homenagear alguém bem diverso, e, com a expressa anuência da tutela governamental, colocaram em circulação um selo consagrado ao recentemente falecido antigo secretário-geral do Partido Comunista, Álvaro Cunhal. No mínimo, não é possível deixar de estranhar esta escolha feita por uma empresa de capitais inteiramente públicos, como é o caso dos CTT, a qual não hesita em alinhar no branqueamento histórico de uma figura bem sinistra. Afinal, Álvaro Cunhal foi alguém que ao longo da sua vida política sempre pôs os interesses de uma potência estrangeira acima dos do seu próprio País (como o demonstra na perfeição, no período imediato ao 25 de Abril de 1974, a transferência para a URSS de boa parte do arquivo da antiga PIDE/DGS, efectuada com a cumplicidade activa dos comunistas portugueses), e que nunca prescindiu de defender fanaticamente o mais sanguinário totalitarismo que o século XX conheceu. Da participação nas matanças de Madrid em 1936, ao elogio do pacto germano-soviético de 1939; do apoio às supressões do levantamento húngaro de 1956, da Primavera de Praga de 1968, e do sindicato livre polaco "Solidariedade" em 1980; passando pelas calúnias contra Soljenitsyn em 1975, e até à oposição à reunificação alemã de 1990; sempre Álvaro Cunhal esteve do lado da intrinsecamente perversa tirania comunista. Má escolha a dos CTT, pois.
JSarto
Por cá, entretanto, os CTT decidiram homenagear alguém bem diverso, e, com a expressa anuência da tutela governamental, colocaram em circulação um selo consagrado ao recentemente falecido antigo secretário-geral do Partido Comunista, Álvaro Cunhal. No mínimo, não é possível deixar de estranhar esta escolha feita por uma empresa de capitais inteiramente públicos, como é o caso dos CTT, a qual não hesita em alinhar no branqueamento histórico de uma figura bem sinistra. Afinal, Álvaro Cunhal foi alguém que ao longo da sua vida política sempre pôs os interesses de uma potência estrangeira acima dos do seu próprio País (como o demonstra na perfeição, no período imediato ao 25 de Abril de 1974, a transferência para a URSS de boa parte do arquivo da antiga PIDE/DGS, efectuada com a cumplicidade activa dos comunistas portugueses), e que nunca prescindiu de defender fanaticamente o mais sanguinário totalitarismo que o século XX conheceu. Da participação nas matanças de Madrid em 1936, ao elogio do pacto germano-soviético de 1939; do apoio às supressões do levantamento húngaro de 1956, da Primavera de Praga de 1968, e do sindicato livre polaco "Solidariedade" em 1980; passando pelas calúnias contra Soljenitsyn em 1975, e até à oposição à reunificação alemã de 1990; sempre Álvaro Cunhal esteve do lado da intrinsecamente perversa tirania comunista. Má escolha a dos CTT, pois.
JSarto
Laicismo ou ateísmo radical?
A propósito da vergonhosa notícia de que se dá eco no "Último Reduto", do Pedro Guedes, e no "Nova Floresta", do Luís Bonifácio, relembro o teor do artigo que publiquei neste espaço no passado dia 13 de Maio. Aqui fica:
O magistério tradicional da Igreja sempre condenou o laicismo. Por exemplo, o "Syllabus", do Papa Pio IX, reprova expressamente as seguintes proposições, sob os seus números 55 e 56: "A Igreja deve ser separada do Estado, e o Estado da Igreja"; e "As leis morais não carecem de sanção divina, e não é necessário que as leis humanas sejam conformes ao direito natural e recebam de Deus a sua força vinculativa".
Posto isto, sem se sufragar a pretensão laica, em Portugal assiste-se ao ressurgir agressivo de uma corrente doutrinária que, sob a aparência da defesa da neutralidade do Estado em matéria religiosa, mais não pretende do que impor uma política prática de ateísmo radical, com a finalidade de banir do espaço público toda e qualquer manifestação de religiosidade. Ora, realce-se que uma coisa é o Estado ser indiferente a nível religioso - facto que em si mesmo já é mau, porque negador da Realeza Social de Jesus Cristo -, e outra bem distinta é esse dito Estado fazer tábua-rasa das crenças religiosas dos seus cidadãos, e ter a pretensão de remetê-las para um espaço estritamente privado. Destarte, um laicismo que tenha por objectivo tais desideratos, não passa afinal de uma pouco subtil forma de perseguição religiosa, de uma intolerante agressão à verdadeira liberdade de religião.
No caso concreto dos crucifixos nas salas de aulas, que acaba por se reconduzir ao tema mais amplo do ensino escolar da religião, é meu entendimento que os primeiros devem ser mantidos nos locais onde estão, e a segunda continuar a fazer parte dos programas escolares. Quais os motivos desta posição?
Primeiramente, porque não existindo em Portugal uma verdadeira liberdade de ensinar e aprender, na medida em que muitos pais não podem escolher livremente o estabelecimento de ensino que os seus filhos frequentam por estritos condicionalismos de ordem económica, e não fazendo o Estado nada para inverter esta tendência, antes continuando a forçar os pais a entregarem-lhe os filhos, deve esse Estado em tais circunstâncias facultar aos seus alunos uma educação integral, tal como seria vontade dos respectivos progenitores, e que há-de compreender necessariamente a religião.
De seguida, e retornando à manutenção dos crucifixos nas salas de aulas, porque estes simbolizam os valores espirituais mais profundos da maioria da população portuguesa, mesmo daquela que já não é praticante religiosa em sentido estrito, ou o é deficientemente, a qual nem por isso deixa de ter o Decálogo como referência basilar de acção e convivência social.
Finalmente, porque a pretensa protecção dos direitos das minorias não pode passar pelo espezinhamento e desconsideração dos direitos da maioria: se a esta não é lícito impor as suas convicções religiosas àquelas, sob tal perspectiva, é ainda mais ilegítima a tentativa oposta.
JSarto
O magistério tradicional da Igreja sempre condenou o laicismo. Por exemplo, o "Syllabus", do Papa Pio IX, reprova expressamente as seguintes proposições, sob os seus números 55 e 56: "A Igreja deve ser separada do Estado, e o Estado da Igreja"; e "As leis morais não carecem de sanção divina, e não é necessário que as leis humanas sejam conformes ao direito natural e recebam de Deus a sua força vinculativa".
Posto isto, sem se sufragar a pretensão laica, em Portugal assiste-se ao ressurgir agressivo de uma corrente doutrinária que, sob a aparência da defesa da neutralidade do Estado em matéria religiosa, mais não pretende do que impor uma política prática de ateísmo radical, com a finalidade de banir do espaço público toda e qualquer manifestação de religiosidade. Ora, realce-se que uma coisa é o Estado ser indiferente a nível religioso - facto que em si mesmo já é mau, porque negador da Realeza Social de Jesus Cristo -, e outra bem distinta é esse dito Estado fazer tábua-rasa das crenças religiosas dos seus cidadãos, e ter a pretensão de remetê-las para um espaço estritamente privado. Destarte, um laicismo que tenha por objectivo tais desideratos, não passa afinal de uma pouco subtil forma de perseguição religiosa, de uma intolerante agressão à verdadeira liberdade de religião.
No caso concreto dos crucifixos nas salas de aulas, que acaba por se reconduzir ao tema mais amplo do ensino escolar da religião, é meu entendimento que os primeiros devem ser mantidos nos locais onde estão, e a segunda continuar a fazer parte dos programas escolares. Quais os motivos desta posição?
Primeiramente, porque não existindo em Portugal uma verdadeira liberdade de ensinar e aprender, na medida em que muitos pais não podem escolher livremente o estabelecimento de ensino que os seus filhos frequentam por estritos condicionalismos de ordem económica, e não fazendo o Estado nada para inverter esta tendência, antes continuando a forçar os pais a entregarem-lhe os filhos, deve esse Estado em tais circunstâncias facultar aos seus alunos uma educação integral, tal como seria vontade dos respectivos progenitores, e que há-de compreender necessariamente a religião.
De seguida, e retornando à manutenção dos crucifixos nas salas de aulas, porque estes simbolizam os valores espirituais mais profundos da maioria da população portuguesa, mesmo daquela que já não é praticante religiosa em sentido estrito, ou o é deficientemente, a qual nem por isso deixa de ter o Decálogo como referência basilar de acção e convivência social.
Finalmente, porque a pretensa protecção dos direitos das minorias não pode passar pelo espezinhamento e desconsideração dos direitos da maioria: se a esta não é lícito impor as suas convicções religiosas àquelas, sob tal perspectiva, é ainda mais ilegítima a tentativa oposta.
JSarto
quinta-feira, novembro 24, 2005
Obediencia debida e indebida
Me acusa un lector, al parecer asiduo, de A Casa de Sarto de “no ser suficientemente obediente”. Critica el avezado lector mi “enfrentamiento” con Roma y “no ser suficientemente dócil a Roma y al Santo Padre”. Le digo privadamente a mi lector, y se lo repito públicamente, que la Iglesia no es una Monarquía Absoluta, sino una Monarquía templada, y que el Santo Padre (ni aún tras el Concilio Vaticano I) tiene un poder omnímodo. Objeta mi crítico lector mi “falsa (sic) creencia en que uno puede desafiar al Papa”. Le digo a mi lector que por esa regla de tres tampoco San Pablo hubiera podido corregir a San Pedro, ni San Atanasio al Papa de su tiempo. Al final el intercambio toma un cariz imposible, porque es un problema de concepto el que nos impide siquiera partir de una plataforma común. Y el concepto en cuestión no es nada más y nada menos que el de la Obediencia y sus límites.
Releí recientemente un artículo publicado por el galés Michael Davies allá por 1986 sobre la crisis actual de la Iglesia y las implicaciones de la obediencia debida e indebida. Buena gana de querer expresar yo con palabras lo que otros son capaces de decir con mucha mejor forma y más calado en el fondo. Enlazamos aquí el trabajo de Michael Davies sobre los límites de la obediencia.
Rafael Castela Santos
Releí recientemente un artículo publicado por el galés Michael Davies allá por 1986 sobre la crisis actual de la Iglesia y las implicaciones de la obediencia debida e indebida. Buena gana de querer expresar yo con palabras lo que otros son capaces de decir con mucha mejor forma y más calado en el fondo. Enlazamos aquí el trabajo de Michael Davies sobre los límites de la obediencia.
Rafael Castela Santos
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quinta-feira, novembro 24, 2005
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terça-feira, novembro 22, 2005
Edith Stein
Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Sin más palabras, sin más preámbulos.
Sencillamente impresionante.
Rafael Castela Santos
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Rafael Castela Santos
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Rafael Castela Santos
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terça-feira, novembro 22, 2005
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domingo, novembro 20, 2005
"Las Ideas de mi Tío el Cura", de Leonardo Castellani
Trazido de Buenos Aires, e com uma escala feita no País de Gales, chegou sexta-feira às minhas mãos um exemplar de "Las Ideas de mi Tío el Cura", da autoria de Leonardo Castellani, tudo graças aos bons préstimos do Rafael, que para mais me ofertou tal livro acompanhado de amistosa dedicatória. Numa primeira impressão, parece-me ser trabalho da mais alta valia, onde Castellani nos brinda com toda a sua enorme genialidade e peculiar erudição. Depois de leitura atenta, a fazer de imediato, voltarei a falar deste livro n"A Casa de Sarto".
JSarto
JSarto
"Notas", de Nicolás Goméz Dávila
domingo, novembro 13, 2005
Poitiers, demain?
Umas breves palavras sobre os motins que envolvendo jovens da segunda geração de imigrantes afro-islâmicos, marcam a actualidade europeia, sobretudo em França.
Antes de mais, um pequeno aparte: é curioso que os incidentes em apreço ocorram exactamente nos três países - França, Alemanha e Bélgica - que mais se opuseram à intervenção bélica norte-americana no Iraque, mas isso não passará de uma mera coincidência…
Independentemente das especulações que possam ser feitas, os principais culpados destes motins nem sequer são os jovens habitantes das "cités" que enxameiam à volta de Paris. Ao invés, há que responsabilizar primeiramente os políticos das esquerdas jacobina e marxista que sempre encararam com propositada incúria a realidade da imigração, uns, como um modo rápido de minar a integridade étnica e cultural europeia, e de destruir a identidade religiosa cristã do velho continente, com vista à realização da velha quimera da república universal; outros, como forma de garantir novas clientelas políticas face à erosão do seu eleitorado tradicional; e ambos por terem incutido àqueles jovens (e, em parte, aos seus pais) a ideia de que tudo lhes é permitido, podendo gozar de todas as vantagens e benefícios materiais das sociedades hospedeiras, sem terem de sofrer os esforços e sacrifícios que lhes são inerentes. Ora, os tempos que correm não estão propícios para que se encare a vida desta maneira simplista…
E se este panorama, por si só já não é brilhante, ele obscurece ainda mais perante a postura criminosa com que a extrema-esquerda radical tem utilizado os mesmos jovens, servindo-se deles como peões na execução da sua estratégia de desprezo niilista pela civilização ocidental, incutindo-lhes em permanência, mediante o uso dos meios de comunicação social (na verdade, de propaganda) onde pontifica com a cumplicidade inadmissível do grande capital plutocrático, um sentimento de ódio contra o povo hospedeiro (no caso, o francês), através do sistemático denegrir do passado histórico deste, sobretudo colonial, do qual os ditos jovens seriam supostamente vitimas, com o fito de lhes provocar reacções incontroladas de vingança e de desforra.
Os resultados estão à vista de todos: o genial "Le Camp des Saints", de Jean Raspail, cuja profecia nele contida poucos imaginariam concretizável na altura em que foi escrito, no ano 1973, tornou-se afinal na descrição do quotidiano da França actual.
Poitiers, demain?... Mas onde está Charles Martel?... Ou São Luís IX?...
JSarto
Antes de mais, um pequeno aparte: é curioso que os incidentes em apreço ocorram exactamente nos três países - França, Alemanha e Bélgica - que mais se opuseram à intervenção bélica norte-americana no Iraque, mas isso não passará de uma mera coincidência…
Independentemente das especulações que possam ser feitas, os principais culpados destes motins nem sequer são os jovens habitantes das "cités" que enxameiam à volta de Paris. Ao invés, há que responsabilizar primeiramente os políticos das esquerdas jacobina e marxista que sempre encararam com propositada incúria a realidade da imigração, uns, como um modo rápido de minar a integridade étnica e cultural europeia, e de destruir a identidade religiosa cristã do velho continente, com vista à realização da velha quimera da república universal; outros, como forma de garantir novas clientelas políticas face à erosão do seu eleitorado tradicional; e ambos por terem incutido àqueles jovens (e, em parte, aos seus pais) a ideia de que tudo lhes é permitido, podendo gozar de todas as vantagens e benefícios materiais das sociedades hospedeiras, sem terem de sofrer os esforços e sacrifícios que lhes são inerentes. Ora, os tempos que correm não estão propícios para que se encare a vida desta maneira simplista…
E se este panorama, por si só já não é brilhante, ele obscurece ainda mais perante a postura criminosa com que a extrema-esquerda radical tem utilizado os mesmos jovens, servindo-se deles como peões na execução da sua estratégia de desprezo niilista pela civilização ocidental, incutindo-lhes em permanência, mediante o uso dos meios de comunicação social (na verdade, de propaganda) onde pontifica com a cumplicidade inadmissível do grande capital plutocrático, um sentimento de ódio contra o povo hospedeiro (no caso, o francês), através do sistemático denegrir do passado histórico deste, sobretudo colonial, do qual os ditos jovens seriam supostamente vitimas, com o fito de lhes provocar reacções incontroladas de vingança e de desforra.
Os resultados estão à vista de todos: o genial "Le Camp des Saints", de Jean Raspail, cuja profecia nele contida poucos imaginariam concretizável na altura em que foi escrito, no ano 1973, tornou-se afinal na descrição do quotidiano da França actual.
Poitiers, demain?... Mas onde está Charles Martel?... Ou São Luís IX?...
JSarto
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