Tras el intento de manipulación de la opinión pública lusa con el barco holandés cargado de asesinos de niños, la revolución sigue ahora en España, similares objetivos: promover lo tanático, lo rebelde contra la razón y la Santa Religión.
Es curiosísima la noticia que da El Mundo, al que dicen “de derechas”: El Gobierno apoyando públicamente a un cineasta que promueve la eutanasia. Lo que está claro es que este Des-gobierno español no tiene más horizonte que el divorcio-express, el aborto libre, el “matrimonio homosexual” (sic), la legalización de la eutanasia y ya así sólo le quedará poco más que la instauración de un orden luciférico totalmente opuesto a Dios y al Derecho Natural.
Exactamente igual que con el aborto empiezan por airear casos extremos de distanasia (de eutanasia nada, que “eu” significa bueno) para luego ir colando poco a poco aberraciones crecientes. Los holandeses, no contentos con las barbaridades de su sistema de “eutanasia”, por el cual han asesinado a miles de personas ancianas que ni siquiera deseaban que las maten, ahora deciden ir un paso más allá y matar también niños ya nacidos. Así ya habrá cuerpo legal para matar al antojo del tirano - democrático o no - de turno y de paso hacer cuña para meter esta legislación en el resto de Europa. Es su último gran descubrimiento. Por cierto, ¿pensaría la Santísima Virgen en Holanda cuando dijo en Fátima que naciones enteras serían aniquiladas?
La otrora reserva espiritual de Occidente sigue cayendo a niveles ya cuasi-holandeses. Si las Tierras Bajas fueron y son más bajas que nunca con su pretensión de seguir asesinando niños, los españoles no van a la zaga con sus ancianos. Les recomiendo el atinado comentario de Carmelo López-Arias en El Semanal Digital que acaba así: “Hay cosas que deben estar prohibidas para hacer posible la convivencia. Cuando ciertas formas de matarnos unos a otros (aborto, manipulación de embriones, eutanasia o "muerte digna") comienzan a estar bien vistas, el corazón de las personas normales se enfría y el de los canallas se envilece. A partir de ahí, todo es possible.”
Éramos pocos pero, qué más da, matemos a la abuela.
Y a quien se nos ponga por delante. Eso sí: democrática y civilizadamente.
Es curiosísima la noticia que da El Mundo, al que dicen “de derechas”: El Gobierno apoyando públicamente a un cineasta que promueve la eutanasia. Lo que está claro es que este Des-gobierno español no tiene más horizonte que el divorcio-express, el aborto libre, el “matrimonio homosexual” (sic), la legalización de la eutanasia y ya así sólo le quedará poco más que la instauración de un orden luciférico totalmente opuesto a Dios y al Derecho Natural.
Exactamente igual que con el aborto empiezan por airear casos extremos de distanasia (de eutanasia nada, que “eu” significa bueno) para luego ir colando poco a poco aberraciones crecientes. Los holandeses, no contentos con las barbaridades de su sistema de “eutanasia”, por el cual han asesinado a miles de personas ancianas que ni siquiera deseaban que las maten, ahora deciden ir un paso más allá y matar también niños ya nacidos. Así ya habrá cuerpo legal para matar al antojo del tirano - democrático o no - de turno y de paso hacer cuña para meter esta legislación en el resto de Europa. Es su último gran descubrimiento. Por cierto, ¿pensaría la Santísima Virgen en Holanda cuando dijo en Fátima que naciones enteras serían aniquiladas?
La otrora reserva espiritual de Occidente sigue cayendo a niveles ya cuasi-holandeses. Si las Tierras Bajas fueron y son más bajas que nunca con su pretensión de seguir asesinando niños, los españoles no van a la zaga con sus ancianos. Les recomiendo el atinado comentario de Carmelo López-Arias en El Semanal Digital que acaba así: “Hay cosas que deben estar prohibidas para hacer posible la convivencia. Cuando ciertas formas de matarnos unos a otros (aborto, manipulación de embriones, eutanasia o "muerte digna") comienzan a estar bien vistas, el corazón de las personas normales se enfría y el de los canallas se envilece. A partir de ahí, todo es possible.”
Éramos pocos pero, qué más da, matemos a la abuela.
Y a quien se nos ponga por delante. Eso sí: democrática y civilizadamente.
Rafael Castela Santos
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