domingo, junho 24, 2012

La civilización de la muerte



Y esto aquí, en Gran Bretaña, una de las sociedades más degradadas de Europa, más profundamente agnósticas. Una sociedad bien troquelada por enemigos, secretos y otros no tanto, de la Iglesia Católica. Una sociedad cuyo Príncipe de Edimburgo, consorte de la Reina, está determinado a reducir a la población de la tierra a 500 millones. Parece que ha comenzado por su propio país.
Por cierto. Hace poco más de una década hubo un rechazo brutal a las nuevas leyes holandesas sobre el asesinato programado de ancianos, mal llamado eutanasia (eutanasia significa etimológicamente “buena muerte”). Ahora trabajar en áreas de geriatría en mi querida Gran Bretaña y defender la vida supone remar contracorriente de una manera increíble. ¡Qué cambio operado en menos de 15 años! ¡Qué ingeniería social más eficiente! Claro, que con matices, esto ya empieza a ser moneda de uso corriente en toda Europa. 
¿Cuál es el fruto de semejante planteamiento? El mencionado: muerte, muerte y muerte. Odio, odio y odio. Y desesperación.
Hubo un Rabino hace 2000 años, verdadero Hombre y verdadero Hijo de Dios, que era Vida, Vida y Vida. Amor, Amor y Amor. A los niños, a los ancianos … a todos. Y esperanza, claro está.
Busquen Vds. mismos las diferencias y díganme cómo se reedifica esta otrora perla monástica de la Cristiandad que fueron las Islas Británicas. 

Rafael Castela Santos

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