1. División
y ruptura de la FSSPX. Posible. Gracias al maquiavelismo político de Roma. Y
en su maquiavelismo político no tienen el más mínimo reparo de involucrar
lo intocable, la doctrina.
2. Anulación
y supresión de la FSSPX. Posible. Gracias al odio satánico de los Obispos
hacia la Tradición. Los obispos (¡¡!!) alemanes encabezan la iniciativa.
3. Desquiciamiento
de la FSSPX. Posible. Gracias a la estupidez sublime desplegada por algunos
miembros prominentes (y otros no tanto) de la FSSPX. Aunque también nos convenga
algo de autocrítica.
4. Fuego
“amigo”. Y por parte del Opus Dei (original aquí).
No sólo es posible. Me ha tocado experimentarlo en propia carne de gente con la
que mucho discrepo,
pero a quien quiero y mucho aprecio. En fin, algún día se sabrán las andanzas
del Cardenal Herranz en relación a la FSSPX.
5. Esta lista es más larga. No es posible, sino seguro.
¿Soluciones humanas, si es que tal cosa existe? No lo sé,
pero supongo que una intervención directa del Papa escoltado por alguno de los
pocos en que puede confiar, como el Cardenal
Burke. De lo contrario precipitación directa, directísima, hacia la
dispersión del pueblo santo, como profetiza el Apokalypsis. Precipitación,
también, hacia la supresión del Santo Sacrificio de la Misa.
Y Rusia sin ser consagrada al Inmaculado Corazón de María.
¡95 años sin hacer caso a la Santísima Virgen!
¡Qué Dios nos dé fuerzas! A nosotros, ya, no nos va quedando
mucho. La oración y la penitencia.
Que no es poco.
Rafael Castela Santos
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