La lectura del último
comunicado de la Hermandad me deja bastante frío y con no poco malestar.
Las últimas noticias me hacen sospechar que pudiera haber en Roma quien intenta
que no haya ningún arreglo. No sé por qué. Quizás sea por esa alusión al Novus
Ordo, que parece un tanto extraña. Quizás porque un día después se mantiene un
silencio sepulcral por ambas partes que no presagia nada bueno, salvo un viento
glacial. Quizás sea por la salida rápida de Monseñor Fellay del Vaticano, tan
presto a hablar últimamente. Quizás por ese volver atrás que supone una nueva
ronda de comunicaciones. Quizás sea yo. A secas.
Pongámonos en lo peor. Pongámonos en que a última
hora –y no me refiero a los que desde dentro de la FSSPX objetan no ya a un
posible acuerdo, sino a cualquier acuerdo posible, y de cuyas opiniones el
internet está lleno- algunos cartagineses, digo … romanos, consiguieran poner a
Monseñor Fellay en una posición tal que no pudiera aceptar el acuerdo. Es una
posibilidad hipotética, claro está, pero merece ser tenida en cuenta. En ese
caso lo más posible es que el status quo
siguiera siendo el actual. O no. Puede que a partir de ese momento la horda
antirromana que pulula en Roma declarase la veda levantada para disparar contra
todo lo que huela a Tradición. De eso en última instancia se trata, ¿no?
A tantos que critican a Monseñor Fellay yo me
atrevo a recordarles que él no va a firmar algo que hipoteque el futuro del
FSSPX y niegue el pan y la sal a todos los que tengan una postura
tradicionalista. Monseñor Fellay, eso sí, ganaría unidad dentro de la FSSPX,
algo socavada últimamente. No hay mal que por bien no venga.
La cuestión de siempre, si estos romanos devenidos
en púnicos saboteasen tal acuerdo, es qui
prodest? ¿Para qué? ¿Con qué objetivo? Mucho
anda revuelto en la Iglesia oficial, aquella que cada dos por tres
cortocircuita al Papa.
La respuesta a estos arcanos se puede encontrar en
las zahúrdas de Plutón. Donde habitan los hijos de mala madre, los hijos de la Gran
Bretaña, los hijos de la Bestia por cuyas venas corre la sangre de Belcebú, de
Maozim y de Asmodeo. Zahúrdas que tienen sucursal, e importante, en el
Vaticano. Lugares por los que transitan esos orcos que, autodenominándose católicos, no
creen en el Pecado Original o le ponen sordina.
Como dice el Profeta Daniel: “Deum autem Maozim in loco suo venerabitur”
(Dan 11, 38). Sólo digo que, a lo peor, si no hay acuerdo, la culpa necesariamente no
tiene por qué ser de la FSSPX.
Que el Sagrado Corazón de Jesús nos proteja.
Rafael Castela Santos
1 comentários:
Excelente su comentario. Porque la FSSPX debe ser aceptada tal cual es. Porque es católica. Claro que el documento final no tiene porqué mencionar a los "errores" del Concilio (que lo son) porque Roma no lo va a aceptar, ni tampoco que no se debe asistir al Novus Ordo (imaginen lo que sería siendo que el Papa celebra esa misa), pero entonces vuelvo a mi posición inicial: el error está en querer mezclar lo doctrinal y lo disciplinar, lo cual se ha visto como "esencial". Claro que es esencial que el modernismo desparezca, pero ello no va a ser así por las solas fuerzas humanas. Entonces: o el reconocimiento coincidirá con el final o habrá solo reconocimiento práctico (tan denostado pero sin embargo el único viable).
Enviar um comentário