Ese es el nombre completo de una región: Kosovo y Metohija.
Una región de un país cristiano: Serbia. De hecho la cuna de ese país: Serbia. Una región que está plagada de arte,
generalmente monasterios. Mejor dicho: una región
que está plagada de monasterios destruidos a manos de musulmanes.
Una región donde se perpetró una
fechoría enorme: la de los ataques y bombardeos de la OTAN en Serbia y la
del robo de Kosovo a Serbia.
Ahora ya la prensa oficial se hace eco del desastre
de los monasterios ortodoxos en Kosovo: ¡a buenas horas, mangasverdes! Los
monjes cercados, atrincherados, sin poder salir; salvo con protección militar,
claro. Monjes que suplican a los militares de la OTAN que no se vayan: la ida
del contingente militar condena a estos monjes a la muerte cruel a mano de los
musulmanes.
Musulmanes
de Bosnia que no se cortan en pedir una Yihad: Lo cual no es óbice para que
los seguidores de Mahoma hayan convertido Kosovo
en una plataforma del narcotráfico.
Y Occidente como siempre: levantando altares a las causas y
cadalsos a las consecuencias.
El oxímoron es que Metohija significa “tierra de Dios”.
Ahora es tierra de Alá. Claro que, como todo lo que toca el V Imperio, el
anglosajón, el último, se vuelve tierra de Satanás. La causa es quien a hierro
mata: la consecuencia es que, ese mismo, a hierro muere. ¿O creemos los (w)otánicos
occidentales que no pagaremos por nuestras fechorías jugosamente bañadas en
sangre, y sangre inocente las más de las veces?
¡Viva Serbia! ¡Viva Kosovo cristiano y serbio!
Rafael Castela Santos
PS Lo de “(w)otánicos” está dicho con referencia al dios
pagano nórdico-germánico Wotan, también llamado Odín. Dios de la guerra. Y,
curiosamente, el que acaba en las batalla del fin del mundo, en Ragnarök, dirigiendo
las fuerzas del norte contra lo que dicha mitología pagana llama “las fuerzas
del caos”. Suena a Gog y Magog, ¿verdad?
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