Esta niña, ahora Venerable, rezó por "la salvación del asesino de su padre". En efecto, las hordas comunistas mataron al padre de esta niña por motivos religiosos, pero ella no tuvo ápice de odio hacia los asesinos de su padre. Antes bien personificó en el Presidente de la II República Española, Manuel Azaña (responsable indirecto de docenas de miles de asesinatos de católicos y de opositores políticos), al "asesino de su padre".
Lo cierto es que Azaña, que tanto persiguió a la Iglesia Católica, murió en los brazos de un Obispo, confesado y confortado con los últimos Sacramentos.
Léanla, por favor. Es una historia preciosa que encierra más Teología que un Tratado.
Dar la vida por los amigos es cosa grande. Ofrecerla por los enemigos es heroico.
Rafael Castela Santos
quinta-feira, outubro 29, 2009
Una historia de amor preciosa
Publicada por
Rafael Castela Santos
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quinta-feira, outubro 29, 2009
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