sexta-feira, março 16, 2012

Plenos de gilipolleces y miserables

Desde esta mañana he estado pendiente de cualquier noticia que se produjera en Roma y a media tarde empecé a leer lo mucho que se estaba escribiendo en el internet sobre la FSSPX y Roma.
La verdad es que me he alegrado de ver un ejercicio de periodismo serio, y veraz, sin por ello dejar de expresar su opinión. Me refiero al artículo salido en Le Figaro que firma Jean-Marie Guénois. Por favor, no dejen de leer este post de Guénois, que vale su peso en oro.

Reflexiones sobre lo leído acerca de la conversación entre Levada y Fellay hoy
Roma ha lanzado un comunicado escueto. Y del comunicado se pueden sacar, pegados a los datos y a las palabras, no muchas consecuencias. He visto cosas variopintas. Desde una página autodenominada de información católica (¿querrán decir de información caótica?) que llega a cambiar títulos y textos tres veces en menos de tres horas (que yo le siguiera). Muchos plumíferos, llamados católicos, están a palos con el primer deber filosófico de un católico: el realismo. Es misión del católico, necesidad inherente diría yo, el tratar de adecuar su mente a la realidad, y no viceversa. Pero aquí unos y otros escriben en esta aldea global del internet, en este dazibao gigantesco, sus sonsonetes de siempre. Sus apriorismos, en una palabra.
Luego están los comentaristas. ¡Menuda fauna! Auténticos campeones del frikismo, algunos, instalados en no sé qué fractal, émulos de la más inverosímil criatura de Lovecraft. ¡Qué caos de mentes! ¡Qué ignorancias más supinas! Torpes, verdaderamente torpes, en cosas elementales. Incapaces de lógica. Y menos aún, claro está, de sentido común. Y eso sí: viscerales. La visceralidad que no falte, por favor. Esto es la versión evangelista, de barniz católico, de los sermones furibundos, de las afirmaciones taxativas. La prensa rosa en versión pseudocatólica. ¡Qué vergüenza! ¡Qué bajeza!
Y luego está Lombardi … ¡Ay, Lombardi …! ¡Siempre Lombardi! ¡Vaya tóxico! Que el Señor tenga piedad de él. Mejor a veces callar.
¡Cuánta gilipollez!

Más reflexiones sobre la situación de la Iglesia y la FSSPX
Quédense con esto del artículo de Guénois. Y léanlo entero. Sacarán mucho más en claro de esto, que de la vastísima mayoría de lo que hasta hoy se lleva escrito. Y se lo dice uno que lleva varias horas dedicado a ver qué es lo mejor que se puede leer sobre el tema.
“Cette courtoisie toute romaine n’est pas pas anodine. Elle indique au contraire que le Pape veut toujours un accord, qu’on le veuille ou non. Et que Mgr Fellay le souhaite aussi, qu’on le veuille ou non.”
Está cayendo una tremenda. La Iglesia está a punto de una fractura descomunal, pero no de esa fracturilla de la FSSPX, que en todo caso, muy pequeña y minoritaria sería. Hablo de la fractura que se está gestando en la Alta Crítica (o Logia o Venta, vaya Vd a saber) de la progresía.
La Hermandad de San Pío X puede estar empezando a patinar en temas de Eclesiología, y bueno será recordarle que las promesas de indefectibilidad a la Iglesia son, precisamente, a la Iglesia. Ni el argumento de necesidad es ya sostenible.
Y Roma, creo que ya es sabedora de ello, no puede seguir con el conciliovaticanismosegundista que ya ni a segundón llega; porque en las críticas al Vaticano II si algo cabe decir de la Hermandad de San Pío X es que se han podido quedar hasta cortos y romos. Pero ahí están los trabajos de Monseñor Gherardini o el impresionante libro de Nicola Bux, Juan Miguel Ferrer y Gabriel Díaz Patri titulado “El Motu Proprio Summorum Pontificum y la Hermenéutica de la Continuidad”. Hablamos, todos ellos, de clérigos perfectamente regulares y hasta con cargos importantes en Roma. El palo litúrgico al concepto de participación que mete el Padre Díaz Patri, pongamos por ejemplo, no es capaz de meterlo ni el más aguerrido y duro Sacerdote de la FSSPX.
Lo mejor de todo esto es que a la Tradición ya no la para nadie. Con el tiempo irá a más, aunque la progresión inicial sea poca y aunque algún evento apocalíptico la pueda poner en el congelador unos pocos años. La Iglesia Católica tiene un pegamento que une las épocas, y éste es el de la Tradición, no otro. Claro que la Tradición es el pasado, pero más aún todavía es el futuro. Y, mucho me temo, la Tradición es una realidad bien viva y bien presente en estos tiempos. ¡Quién lo diría! Cosas del Espíritu Santo, me atrevo a decir. De otro modo no se explica.
Por eso es tan necesaria la regularización de la FSSPX. Porque la Tradición es católica y, necesariamente, tiene que estar dentro de la Iglesia. Porque la herejía viene del sector netamente modernista. Por cierto, ¿por qué no se emplea la misma vara de medir con estos herejotes redomados que con unos desobedientes, pero leales, cristianos?
Es tan obvio que el problema rebasa ya ciertos detalles concretos que el Papa quiere contar con la FSSPX, y la generosidad –y la enorme paciencia- del Santo Padre, vuelve a quedar de manifiesto. Y es obvio, también, que Fellay empieza a caer de la higuera que él mismo –estúpidamente- se montó con tanta discusión doctrinal. Como bien dice Guénois, la cuestión ahora ya no es teológica, sino eclesial. ¿No era esto, dicho sea de paso, lo que Su Eminencia Darío Castrillón Hoyos dijo hace años?
El argumento de necesidad es que es necesario solucionar esta situación, cuanto antes mejor. Por el bien de la FSSPX, que necesita a Roma. Y, más aún, por el bien de la Iglesia, que necesita a la FSSPX dentro.
Luego los lombarderos de baja estofa tratarán de dar palo a la Tradición, distorsionar los hechos, fracturar de verdad a la Iglesia y demás. Pero, eso, son ya otras historias. Son las historias de quienes cuecen el mejunje de la religión única y sincretista, la auténtica caverna espiritual del Anticristo.
¡Cuánto miserable!

Conclusión
Recemos. Ocupémonos de lo que nos es dado. Hagamos penitencia. Y no dejemos de rogar para que el Santo Padre consagre a Rusia al Inmaculado Corazón.

Rafael Castela Santos

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