domingo, março 31, 2013

A Ressurreição de Cristo meditada pelo Padre Leonardo Castellani


“Y al tercer día resucitó de entre los muertos”: no quiere decir que Cristo Nuestro Señor haya estado tres días en el sepulcro, sino que muerto el Viernes revivió y salió del sepulcro el Domingo temprano; estuvo en el sepulcro más de 30 y menos de 40 horas.

La Resurrección de Nuestro Señor es un suceso histórico, el suceso sostenido por mayor peso del testimonio histórico que ningún otro en el mundo.
Los cuatro Evangelistas narran los hechos del Domingo de Pascua en forma enteramente impersonal, lo mismo que el resto de la vida de Cristo; no hay exclamaciones, comentarios, afectos, asombros ni gritos de triunfo. Los Evangelios son cuatro crónicas enteramente excepcionales: el cronista anota una serie de hechos en forma enteramente enjuta y escueta. Aquí los hechos son las apariciones de Cristo redivivo; al cual vieron, oyeran y tocaron los que habían de dar testimonio.
Este testimonio se puede resumir brevemente en las siguientes cabezas:
1º Hay cuatro documentos diferentes, escritos en diferentes tiempos y sin connivencia mutua, cuyos autores no tenían el menor interés en fabricar una enorme e increíble impostura; al contrario, arriesgaban la vida contando lo que contaron.
2º Los Fariseos y Pilatos no hicieron nada; y tenían que haber hecho cosas, de ser una impostura; sería una impostura facilísima de reventar: bastaba exponer el cadáver, y juzgar y sentenciar a los impostores. Al contrario, hicieron trampas y violencias para hacerlos callar.
3º En la mañana de Pentecostés, los antes amilanados Apóstoles salieron audazmente a predicar a la multitud que Jesús era el Mesías y había resucitado. En la multitud había muchos testigos presenciales de los hechos de Cristo, incluso de su pasión y muerte. La multitud creyó a los Apóstoles.
4º En el espacio de una vida de hombre, en todo el vasto Imperio Romano existían grupos de hombres que creían en la Resurrección de Cristo, y se exponían por creerlo y confesarlo a los peores castigos.
5º Tres siglos más tarde todo el Imperio Romano, es decir, todo el mundo civilizado creía en la Resurrección de Cristo; y la religión cristiana era la Religión oficial de Roma; para llegar a eso, millares y aun millones de mártires; y entre ellos los 12 primeros Testigos, habían dado la vida en medio de tormentos atroces. “Creo a testigos que se dejan matar” - decía Pascal en el siglo XVII.
Había incrédulos en el Imperio Romano, por supuesto: siempre los habrá. Contra ellos hacía san Agustín su famoso argumento de “los Tres Increíbles”.
“INCREIBLE es que un hombre haya resucitado de entre los muertos; INCREIBLE es que todo el mundo haya creído ese increíble; INCREIBLE es que 12 hombres rústicos y sencillos y plebeyos, sin armas, sin letras y sin fama, hayan convencido al mundo, y en él a los sabios y filósofos, de aquel primer INCREIBLE.
“El primer INCREIBLE no lo queréis creer; el segundo increíble no tenéis más remedio que verlo; de donde tenéis que admitir el 3er. INCREIBLE. Pero ese tercer increíble es un portento tan asombroso como la Ressurrección de un muerto”.
Así decía san Agustín; y esto es lo que el Concilio Vaticano  llama “el milagro moral” de la Iglesia.
Padre Leonardo Castellani, in “El Rosal de Nuestra Señora”, Buenos Aires, Ediciones Nuevas Estructuras, 1964 - páginas 103 a 105.

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