segunda-feira, novembro 01, 2010

Cristo-Rei


El Liberalismo eliminó la Reyecía de Cristo diciendo una cosa inocente: que la religión era un asunto privado, que por tanto las naciones debían respetar todas las religiones y que la Iglesia no debía meterse en camisa de once varas - o sea en asuntos públicos. El gran filósofo alemán Josef Pieper observa que si hacemos a Dios un asunto privado (un asunto del interior de la conciencia de cada uno), por el mismo caso hacemos Dios al Estado y a Jesucristo y al Padre Eterno los convertimos en subdioses. En efecto, el Estado es un asunto público, y por tanto, la religión es inferior y debe someterse a él, puesto que lo público es muy superior a lo privado, y lo privado debe sometérsele. En efecto, la Historia mostró pronto que el “laicismo liberal”, o sea, la pretendida neutralidad con respeto a la religión, - era en realidad verdadera hostilidad; y acababa por deificar, divinizar al Estado; lo cual pronto se organizó en sistema filosófico monstruoso e idolátrico: la “estatolatría”, el sistema de Hegel y Carlos Marx.

No tengo tiempo de hablar sobre la otra herejía que niega la Reyecía de Cristo quizás más radicalmente; el modernismo que nació del Liberalismo; y es la herejía novísima, que está luchando ahora en el seno del Concilio Ecuménico. Debo decir algo sobre los malos soldados del Rey Cristo, es decir, los cristianos cobardes. Nada aborrece tanto un Rey como la cobardía de sus soldados; si sus soldados son cobardes, el Rey está listo.

No hacen honor al Rey Cristo los cristianos que tienen una especie de complejo de inferioridad de ser cristianos.

(…)

No de balde el pecado de San Pedro fue de cobardía. Cristo reprendió de “cobardes” a los Apóstoles durante la tempestad; y sintió tanto la cobardía de San Pedro que lo obligó a arrepentirse públicamente. “Pedro - le dijo con ironía - me amas tú más que todos estotros?”, porque Pedro antes del pecado había dicho: “Aunque todos éstos te abandonen, yo no te abandonaré!” Pedro se guardó muy bien de repetir su bravata y decir : “Sí, te amo más que todos éstos!”, aunque puede que entonces fuese verdad. Dijo humildemente: “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que yo te amo…” - punto.

Para que Cristo sea realmente Rey, por lo menos en nosotros, hemos de vencer el miedo, la cobardía, la pusilanimidad; no ser “hombres para poco”, como decía Santa Teresa, y pobre de aquél a quien ella se lo aplicaba! Y como podemos vencer al miedo? El miedo es un gigante!

“Os olvidasteis que Yo estaba con vosostros?”


Leonardo Castellani, in “Domingueras Prédicas I - Ediciones Jauja, Mendonza, 1997.

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