Incisivo artículo el de Eduardo Arroyo esta semana, sobre las implicaciones del Nuevo Orden en economía y política, que no me resisto a compartir con Vds.
No dejen de leerlo, por favor, y saquen las consecuencias pertinentes.
Por mi parte sólo una reflexión en clave católica. Nuestro Señor nos dio un mandato misionero claro, clarísimo:
"Id y evangelizad a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El que crea se salvará y el que no crea se condenará." (Mt 28, 19-20)
Nuestro Señor dice "naciones" . No dice "pueblos", ni "tribus", ni "todo el mundo" ni, simplemente, "el mundo". Dice específicamente naciones. Nada más y nada menos. Quizás una mejor traducción del original 'metheteusate' pudiera ser: "Id y haced discípulos de todas las naciones" que, acaso, aumenta el énfasis de nuestra idea. Dejo eso a los especialistas y eruditos en Sagradas Escrituras.
Lo que se infiere de tal exhortación es que el socavamiento del orden nacional (ya sea por estructuras supranacionales o infranacionales, y por todos los derivados románticos del nacionalismo, que también erosionan la nación) es una afrenta al orden querido por Dios. Mientras que el Orden divino se traduce ciertamente en la Iglesia Triunfante, pero también en la Militante pese a las consecuencias del Pecado Original, en distinción, jerarquía y relaciones orgánicas entre sus partes, el Anticristo -que precisa de un Nuevo Orden, una religión sincrética, una moneda única, un borramiento de fronteras, etc.- busca afanosamente un caos entrópico y homogéneo.
De esa lucha contra la homogeneidad que predica a impone el Nuevo Orden nos habla Eduardo Arroyo. Insisto: no se lo pierdan.
Rafael Castela Santos
sábado, setembro 26, 2009
Preparad los caminos ... del Anticristo
Publicada por
Rafael Castela Santos
à(s)
sábado, setembro 26, 2009
Enviar a mensagem por emailDê a sua opinião!Partilhar no XPartilhar no FacebookPartilhar no Pinterest
Subscrever:
Enviar feedback (Atom)
0 comentários:
Enviar um comentário