quarta-feira, agosto 29, 2007

Metapolítica y metarreflexión sobre el Motu Proprio

En el post anterior de A Casa de Sarto traíamos a colación las dulces palabras del Santo Padre, encomendándonos a vivir ese ethos, ese espíritu, cristiano que

“se expressa com a bondade do coração, com a humildade, a mansidão e a misericórdia, o amor pela justiça e a verdade, o empenho sincero e honesto pela paz e a reconciliação”

Pero, como nos recuerda el Papa, que nadie se engañe, porque ese espíritu requiere

“empenho, abnegação, mortificação do próprio egoísmo”

Y Benedicto XVI remata faena señalando el límite entre los salvados y los no-salvados: no hay sitio en el Cielo para lo que el Santo Padre denomina “agentes de iniquidad”:

“Os «agentes de iniqüidade» serão excluídos, enquanto que serão acolhidos todos que tenham realizado o bem e buscado a justiça, à custa de sacrifícios.”

Para ellos es el “fuego y condenación eternas”, la “gehenna” y el “llanto y crujir de dientes” por toda la Eternidad que ya advirtiera nuestro Señor Jesucristo. A nosotros nos queda ahora escoger entre el bien y el mal … y sellar con nuestros actos y nuestras obras nuestra elección.
Empero es muy difícil al hombre el poder cumplir con el plan sobrenatural si no es mediante la ayuda de la Gracia. Esta Gracia viene a través de los Sacramentos, en especial de la Santa Misa y la Sagrada Eucaristía, que es el Sacramento –por así decirlo- central, hacia el que todos los demás convergen. Así el Bautismo nos capacita para la Eucaristía, la Penitencia repara nuestra alma herida devolviéndole la santidad necesaria para recibir a Nuestro Señor Jesucristo, la Confirmación nos fortalece en la defensa de lo de la Eucaristía emerge, el Matrimonio trae nuevas almas que participen en la Eucaristía, el Orden Sacerdotal confiere el poder de consagrar y, por tanto, de hacer posible la Eucaristía y la Extremaunción no es más que la última Eucaristía, el viático final que nos permite cruzar esa frontera de la muerte hacia la vida eterna en las mejores condiciones posibles.
La debacle litúrgica ocasionada por el Vaticano II ha cegado no pocas de estas Gracias y no pocos de estos Sacramentos. El Sacramento consta de materia y forma, y a menudo esta última ha sido pervertida, contaminada y/o adulterada. De ahí la necesidad de una pureza litúrgica que, además, expresa una pureza doctrinal.
Por esto me pareció que la metarreflexión de Monseñor Ricardo Williamson, de auténtico calado metapolítico y apokalyptico, sobre la significación del Motu Proprio no puede ser soslayada. De hecho un servidor suscribe plenamente lo que este agudísimo Obispo de Parque Jurásico (como gusta llamarse a sí mismo) nos dejaba:

“Let me give you a controversial scenario. You do not have to believe in it, but here it is. Mankind’s present desperate situation can be compared only to that of Noah’s time, just before the Flood. Our televidiot civilization, now worldwide, can only crash. God cannot allow it to go on sleep-walking millions of souls into Hell. When it crashes, Catholics are going to be running through the streets, screaming for a priest to confess their sins. There are not going to be enough liturgically perfect priests of the S**X to go round. Therefore God is preparing a number of priests – known only to himself – outside the S**X for those dramatic days. The ‘Motu Proprio’, enabling them to pick up the true rite of the Mass at least in private, is an important step in that preparation. Let us pray with all our hearts for all such priests, and for the Pope ! Kyrie Eleison.”

Porque ésa, y no otra, puede ser la dura realidad cuando la humanidad ha hecho todo lo que puede y más para merecer un Castigo Divino de proporciones cósmicas. En esta época de escasez de vocaciones, y más todavía de Sacerdotes buenos y dignos, la Misericordia de Dios también se manifiesta de esta manera.
Sigamos rezando para que el Santo Padre pueda siquiera aliviar este Castigo implacable que ya se avecina mediante la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María colmando así el deseo expreso de Nuestra Señora. Nosotros, entretanto, permanezcamos fieles en nuestro rezo diario del Rosario y renovemos nuestras consagraciones individuales y familiares al Inmaculado Corazón de María.

Rafael Castela Santos

[Nota: el Señor Obispo hace un juego irónico de palabras del inglés al escribir “S**X” como se escribiría en dicho idioma “f***” para significar “fuck”, es decir, un tabú. De igual modo “S**X” sería la “SSPX” o “Sociedad de San Pío X”, que muchos –incluso filotradicionalistas- consideran poco menos que tabú también.]

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