La reunión del Santo Padre Benedicto XVI con el Colegio Cardenalicio que tuvo lugar el pasado 23 de Marzo está henchida de significado.
En primer lugar es la unilateralidad del Santo Padre. Esta reunión es su prerrogativa papal y lo que se ha comentado en ella no tiene nada que ver con ninguna petición específica de la Hermandad de San Pío X, de su Superior ni de ninguno de sus miembros más cualificados.
En segundo lugar no deja de ser significativo que Benedicto XVI dé al tema de las (supuestas) excomuniones un peso y prioridad en su gobierno de la Santa Madre Iglesia. Traer este tema a la orden del día en su reunión con el Colegio Cardenalicio subraya de una manera pública y notoria la importancia que el Santo Padre da a este tema.
En tercer lugar el Papa parece tener serias dudas sobre la validez de las excomuniones. La fundamentación del Santo Padre viene de lo que hemos titulado las tres “Ces”, como se lo ha hecho llegar al Colegio Cardenalicio. No hay culpa porque no hay intención subjetiva de separarse de la Iglesia, y el Código de Derecho Canónico es muy claro al respecto: aun si un Obispo consagrase otros Obispos sin permiso de Roma creyendo estar en estado de necesidad la sanción dista infinitamente de la excomunión. No hay cisma o, por bien decirlo, no hay intención cismática. La prueba es la veneración y la oración que tanto Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI han merecido por parte de los miembros de la Hermandad de San Pío X y que se manifiesta, por ejemplo, en su permanente adhesión a Roma, su asistencia al Vaticano cuantas veces han sido llamados, etc. Tampoco hay contumacia, porque no ha habido empecinamiento ni intento alguno siquiera de separarse de Roma. Es decir, ni culpa ni cisma ni contumacia. Ninguna de las tres “Ces” necesarias para que alguien sea reo de excomunión.
Ergo el Papa se plantea la invalidez plena de las excomuniones ya públicamente. Y esta noticia es muy buena.
Laus tibi, Christe!
Rafael Castela Santos
En primer lugar es la unilateralidad del Santo Padre. Esta reunión es su prerrogativa papal y lo que se ha comentado en ella no tiene nada que ver con ninguna petición específica de la Hermandad de San Pío X, de su Superior ni de ninguno de sus miembros más cualificados.
En segundo lugar no deja de ser significativo que Benedicto XVI dé al tema de las (supuestas) excomuniones un peso y prioridad en su gobierno de la Santa Madre Iglesia. Traer este tema a la orden del día en su reunión con el Colegio Cardenalicio subraya de una manera pública y notoria la importancia que el Santo Padre da a este tema.
En tercer lugar el Papa parece tener serias dudas sobre la validez de las excomuniones. La fundamentación del Santo Padre viene de lo que hemos titulado las tres “Ces”, como se lo ha hecho llegar al Colegio Cardenalicio. No hay culpa porque no hay intención subjetiva de separarse de la Iglesia, y el Código de Derecho Canónico es muy claro al respecto: aun si un Obispo consagrase otros Obispos sin permiso de Roma creyendo estar en estado de necesidad la sanción dista infinitamente de la excomunión. No hay cisma o, por bien decirlo, no hay intención cismática. La prueba es la veneración y la oración que tanto Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI han merecido por parte de los miembros de la Hermandad de San Pío X y que se manifiesta, por ejemplo, en su permanente adhesión a Roma, su asistencia al Vaticano cuantas veces han sido llamados, etc. Tampoco hay contumacia, porque no ha habido empecinamiento ni intento alguno siquiera de separarse de Roma. Es decir, ni culpa ni cisma ni contumacia. Ninguna de las tres “Ces” necesarias para que alguien sea reo de excomunión.
Ergo el Papa se plantea la invalidez plena de las excomuniones ya públicamente. Y esta noticia es muy buena.
Laus tibi, Christe!
Rafael Castela Santos
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