Miguel Delibes, cuya narrativa contiene algunos de los mejores momentos de la española contemporánea, escribió allá por los años cincuenta “La sombra del ciprés es alargada”. En este libro aludía a los cipreses, árboles funerarios y escoltas mudos de los paseos de los cementerios.
En Francia, donde la ley manda incinerar los cadáveres de los niños y bebés nacidos muertos o productos de los abortos a los diez días de haber nacido, en un famoso hospital, el Saint-Vincent de Paul, de París, se han encontrado 351 cuerpecitos en sus cámaras frigoríficas.
¿Olvido? Ni pensarlo. Premeditado. Supongo que al objeto de que las industrias de la belleza y los Mengeles de hoy en día, metidos en los berenjenales de las células madre y demás, tengan suficiente material crudo del que nutrirse. Quizás para experimentos inenarrables y horripilantes de los que ni siquiera nos dan cuenta.
Este es el mundo en que vivimos. Políticos corruptos, científicos frankenstinianos, hetairas por doquier.
¿Hasta cuándo, Señor?
Rafael Castela Santos
sexta-feira, agosto 05, 2005
La sombra de Frankenstein es alargada
Publicada por
Rafael Castela Santos
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sexta-feira, agosto 05, 2005
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