sábado, agosto 06, 2005

Aforismos de Nicolás Gómez Dávila - Religião

En su afán pueril y vano de seducir al pueblo, el clero moderno concede a los programas socialistas la función de esquemas realizadores de la Bienaventuranzas. El truco consiste en reducir a una estructura colectiva y externa al individuo, un comportamiento ético que si no es individual e interno no es nada. El clero moderno predica, en otros términos, que hay una reforma social capaz de borrar las consecuencias del pecado. De lo que se puede deducir la inutilidad de la redencion por Cristo.

La Iglesia contemporánea pratica preferencialmente un catolicismo electoral. Prefere el entusiasmo de las grandes muchedumbres a las conversiones individuales.

La "Iglesia primitiva" ha sido siempre la disculpa favorita del hereje.

La funcion de la Iglesia no es la de adaptar el cristianismo al mundo, ni siquiera de adaptar el mundo al cristianismo, su función es la de mantener un contramundo en el mundo.

La fe no es una convicción que poseemos, sino una convicción que nos posee.

Mis convicciones son las mismas que las de la anciana que reza en el rincón de una Iglesia.

Lo que aparta de Dios es menos el pecado que el deseo de justificarlo.

Nada queda del cristianismo quando el cristiano se empeña en no parecerle estulto al mundo.

El predicador del reino de Dios, cuando no es Cristo el que predica, acaba predicando el reino del hombre.

Mientras el clero no haya terminado de apostatar, va a ser difícil convertirse.

La reprobación de la Iglesia constantiniana es la marca inequívoca de toda herejía.

La muerte de Dios es noticia dada por el diablo que sabe sunmamente bien que la noticia es falsa.

La muerte no debe ser objecto de nuestras meditaciones, sino base de todas.

Que la historia de la Iglesia contenga capítulos siniestros y capítulos imbéciles es evidente, pero no es ensalzando al mundo moderno como un catolicismo viril debe hacer su confesión penitente.

Ante la Iglesia actual (clero - liturgias - teologia) el católico viejo se indigna primero, se asusta después, finalmente revienta de risa.

El papel del cristiano en el mundo es la mayor preocupación del nuevo teólogo. Singular preocupación, puesto que el cristianismo enseña que el cristiano no tiene papel en el mundo.

El catolicismo de izquierda es la pretensión de bautizar tesis que no se han convertido.

Para poderse aliarse con el comunista, el católico de izquierda sostiene que el marxismo meramente critica las acomodaciones burguesas del cristiano, cuando es su esencia la que condena.

Ser cristanos a la moda actual, consiste menos en arrepentirnos de nuestros pecados que en arrepentirnos del cristianismo.

Los que tratan de mondar al cristianismo de sus acreencias milenarias, para devolverlo a su "pureza primitiva", declaran "originales" y "autenticos" tan sólo los factores del cristianismo que apruebe la mentalidad vulgar de su tiempo. Desde hace dos siglos, el "cristianismo primitivo" se amolda, en cada nuevo decenio, a las opiniones reinantes.

Cristianismo es la doctrina a la cual no basta el sólo Evangelio.

El catolicismo, para el católico de izquierda, es el gran pecado del católico.

El mundo sólo respeta al cristiano que no se excusa.

El amor al prójimo ha sido patenteado como la mejor disculpa para apostatar.

Es difícil simpatizar con el clero moderno, desde que se volvió anticlerical.

La Iglesia actual excluye gentilmente del depósito revelado todo lo que la opinión pública condena.

Los paganos, los cismáticos, los herejes, son los abortantes de la catedral católica.

La fe en Dios no resuelve los problemas, pero los vuelve irrisorios. La serenidad del creyente no es presunción de ciencia, sino plenitud de confianza.

Mejor una Iglesia pequeña, pero de católicos, que multitudinaria, pero de rotarios.

La historia del cristianismo revela al cristiano lo que la presencia de Cristo ha querido tener en la historia. Pretender borrar esa historia, para retornar al solo Cristo evangélico, no es gesto de devoción sino de orgullo.

El individualismo religioso olvida al prójimo, el comunitarismo olvida a Dios. Siempre es mas grave el segundo error.

La verdadera religión es monástica, ascética, autoritaria y jerárquica.

La relación entre el cristianismo y Cristo es el prototipo de la relación feudal. Señor que da la vida por sus fieles. Vasallos fieles al Señor hasta el martirio. El Cristianismo es un vasallaje místico.

No es imposible que en los batallones clericales al servicio del hombre, todavía se infiltren algunos quintacolumnistas de Dios.

Recelosa del banquete celeste, la Iglesia ha resuelto presentarse, sin invitación, a todos los banquetes.

La actitud de los que recusan la historicidad de Jesús es semejante a de los padres de la tradición evangélica. El personaje les pareció a ambos tan extraño, que aquellos, a tropezar con Él, en un texto, negaron su existencia, y estos, al conocerlo en carne y hueso, proclamaran su divinidad.

Que el cristianismo no resuelva los problemas sociales no es razón de apostatar sino para los que olvidan que nunca prometió resolverlos.

El cristianismo es radicalmente adverso a la teocracia. Una sociedad convertida en Iglesia no prefigura el reino de Dios. Dibuja, al contrario, su caricatura satánica. La Iglesia reclama la paralela existencia del imperio. Personalmente, sólo creo legítimo un mundo que presidan, desde tronos simétricos, Pontífice Romano y Emperador Germánico.

Vivir escatologicamente no es vivir el presente en acecho del futuro, sino vivir el futuro como ya presente.

Lo único sensato es importunar tercamente a Dios con nuestras oraciones.

Mientras el hombre sepa arrodillarse, nada hay perdido.

El problema religioso no se agrava cada día, porque los fieles no son teólogos, y los teólogos no son fieles.

Muchos presumen ser anacoretas cuando han sido meramente arrinconados.

La actual opulencia de inmundicias ni sorprende, ni aterra al cristianismo. Los cristianos somos expertos en decadencias.

Ya que la Iglesia se empeña en adoptar ideas profanas, roguémosle que no adopte las bobas.

La Iglesia, desde que el clero se aplebeyó, impreca a todos los vencidos y ovaciona a todos los vencedores.

Orar es el único acto en cuya eficacia confio.


JSarto

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