El Colegio de los nobles irlandeses, también llamado del Arzobispo Fonseca, de Salamanca, fue una de esas instituciones de cooperación con un país católico perseguido, en este caso Irlanda, a manos de protestantes y anglicanos (¿no será esto ‘de anglicanos’ una redundancia en el 98% de los casos o más?). Durante la ocupación inglesa de Eire los católicos fueron perseguidos con saña, impidiéndoseles el acceso a los puestos públicos, a la educación o a cualquier trabajo con cierto significado. Más aún, se suprimieron los Seminarios. España organizó una red de Colegios donde los irlandeses que querían ser Sacerdotes podían cursar los estudios de Filosofía y Teología correspondientes y llegar a ordenarse en España. Luego retornaban a Eire, donde muchos de ellos murieron mártires, a menudo de manera cruentísima.
Tengamos en cuenta que hubo décadas y décadas donde si a uno le pillaban asistiendo a Misa, era inmediatamente ejecutado. Esta secular persecución afectó a todas las facetas, pero también a la lengua irlandesa. De igual manera que en las Highlands escocesas la Fe católica se refugió en el gaélico escocés, así había ocurrido secularmente con la Iglesia, que respetaba las lenguas autóctonas. De todos es sabido que todos los enemigos de la Fe suelen han solido tener particular inquina contra lenguas minoritarias y locales. El genocidio acometido en las tierras altas de Escocia por los pérfidos ingleses se acompañó no sólo con deportaciones en masas a Nova Scotia, en Canadá, sino a la práctica erradicación del gaélico. Otro tanto había acontecido con el irlandés. También los revolucionarios franceses tuvieron a bien exterminar todas las lenguas regionales de Francia. O el V Imperio, el de Satanás, también conocido por Estados Unidos, que machacó el español que existía en las Filipinas con el intento de demoler la Fe que en él solía expresarse. El denominador común es, siempre, el odium fidei.
Me encontré con el memorial de O’Donell a Felipe III de manera serendipitosa, que mucho les recomiendo que lean. Se habla de estas cosas. Merece la pena tenerlas en cuenta. Pivota, precisamente, sobre el Colegio Irlandés de Salamanca, a cuya sombra tengo algunas de las mejores memorias de mi adolescencia y juventud.
Si en Europa hubiese monarquías verdaderamente católicas, ayudaríamos a salvar a los católicos orientales (en países musulmanes), pero también a los de otras latitudes, como Nigeria. Tampoco olvidemos las persecuciones a católicos a manos comunistas (China, Corea del Norte, Cuba, etc.). Las persecuciones a cristianos no hacen sino multiplicarse por todo el orbe.
Lamentablemente en Europa ya no hay ni países católicos ni –mucho menos- monarquías católicas. Hemos quedado en eso: en sal que no sala.
Presta a arrojarse al fuego.
Rafael Castela Santos
terça-feira, janeiro 10, 2012
El Colegio Irlandés de Salamanca
Publicada por
Rafael Castela Santos
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terça-feira, janeiro 10, 2012
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