terça-feira, julho 17, 2007

Mi lista de libros y un contrapunto anti-iberista

Me preguntas, querido amigo JSarto, en qué ando en material de letra impresa en estos días. Ahí va:
1. En espiritualidad (y Teología también si se quiere) estoy releyendo “El Evangelio de Jesucristo”, del Padre Leonardo Castellani (editada por Vórtice, en Argentina). Para los asiduos a A Casa de Sarto Castellani no precisa mayor presentación. Sólo apuntar a la profundidad exegética de este santo varón, que proporciona un formidable entendimiento de las Sagradas Escrituras. Es sobre este libro que trato de meditar un poco todos los días.
2. En Teología ando con el segundo tomo de la obra “Desenvolvimiento y vitalidad de la Iglesia”, del padre Juan González Arintero, O.P. Está editada por la Fundación Universitaria Española (en una cuidada edición del Padre Alonso Lobo, O.P.) que quizás todavía sea conseguible a través del Convento de San Esteban (PP. Dominicos) de Salamanca. En esta obra queda claro cómo sólo la Tradición es verdadero progreso, y desenvolvimiento verdaderamente orgánico. El libro tiene una talla tomista y escolástica soberbias que constituyen un auténtico antídoto contra el modernismo ambiental que padecemos.
3. En historia, por lo que veo, tú y yo caminamos por idénticos lares. También estoy con el libro del Profesor Rubén Calderón Bouchet “La Revolución Francesa”, editada por la excelente editorial Nueva Hispanidad. No lo había leído entero en su momento, sino sólo leí capítulos seleccionados y ahora estoy dedicándole esa lectura de cabo a rabo que esta obra –quizás la mejor que yo haya leído jamás sobre la Revolución Francesa- merece.
4. En filosofía y pensamiento ando a cuestas con la “Historia de los heterodoxos españoles”, de Marcelino Menéndez Pelayo. Fue reeditado por la Biblioteca de Autores Cristianos incluyendo las notas a este libro del autor que sólo fueron póstumamente publicados. La verdad es que es una obra de imprescindible lectura para cualquier hispano de la castellanofonía o de la lusofonía en aras a comprender nuestro ser. Simultaneo esto con el libro “Regionalismo y monarquía”, de Juan Vázquez de Mella, publicado por Rialp. Formidables estos discursos tradicionalistas y carlistas de Vázquez de Mella de quien no me resisto a copiar un párrafo cuando este iberista Saramago afirma su inclinación hacia ese caos homogéneo y entrópico incubado en las logias y otras zahúrdas de Plutón:

Yo he dicho aquí, y repito que si por un plebiscito absolutamente unánime, Portugal quisiera ser una región española, unificadas como están ahora las demás regiones, yo, en el caso de ser gobernante, rechazaría ese plebiscito, no lo aceptaría de ninguna manera. En la plenitud de nuestro poder político, en un período de triunfo, ese plebiscito tal vez pudiera ocurrir; pero, el día que fracasara nuestro poderío o nuestra grandeza sería aquél un elemento de disidencia y de separación … Yo quiero [a Portugal] autónomo, independiente, rigiéndose libremente en su interior …”

Juan Vázquez de Mella (Regionalismo y Monarquía, Rialp. Madrid, 1957; pgs. 214-215)

No me resulta extraño que un católico de pro y un tradicionalista como Vázquez de Mella sea tan cabalmente anti-iberista. Es lo lógico, como lógico es que Vázquez de Mella suscribiera idénticas tesis a las de la Aliança Peninsular que proponía António Sardinha, con quien mantenía además una sólida amistad. Como tampoco es extraño que un hombre visceralmente anticlerical y anticatólico como Saramago, defensor de cualesquiera tipo de aberraciones como el marxismo y/o el indigenismo y ciertamente en las antípodas del tradicionalismo proponga justamente lo contrario.
Pero, en fin, volvamos a la literatura.
5. En literatura acabo de terminar la relectura de “La gitanilla” y la lectura de “La española inglesa”, ambas novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. Huelga decir nada de esta lumbrera de las letras castellanas cuya prosa con unas oraciones subordinadas que maneja como ningún otro y sin cargar el texto es siempre una delicia. Y en poesía estoy con las “Cantigas de Santa María”, de Alfonso X. No sólo su riqueza métrica y musical, sino ese galaico-portugués inicial me fascinan. Y me fascina, todavía más, el amor a la Santísima Virgen que destila el Rey al que apodaban “el Sabio”.
De los libros científicos y médicos, que también me ocupan –y mucho-, no te hablo porque seguro que no te interesan mucho. Salvo en estas materias científicas, donde ahí sí que trato de estar a la última, no me preocupa nada estar a la última en las humanidades. Es más, como ves casi trato de permanecer con los clásicos.

Rafael Castela Santos

0 comentários: