Conforme já aqui escrevi neste espaço, a obra do Padre Leonardo Castellani é um verdadeiro pronto-socorro espiritual para todos os católicos amigos da tradição que vivem no tempo presente. Perante a autêntica perseguição de que estes são vítimas por parte dos inimigos internos da Igreja e face ao desânimo que a mesma possa provocar entre alguns deles psicologicamente mais frágeis, como não recordar as palavras abaixo transcritas do grande sacerdote argentino, que as profere com pleno conhecimento de causa? Aqui ficam, actualíssimas:
En medio del camino de mi vida, la Iglesia, a la cual había estado sirviendo bien o mal amando - sí - tranquilamente, se me dio vuelta y me mostró una figura de hiena, altro que Madre; la cual figura se me aparece de nuevo cada día que hay viento norte. Fue la mayor tentación de mi vida, una tentación contra la Fe - la cual, como digo, vuelve a veces -, tentación que pisaba sobre hechos indubitables, o sea hechos de experiencia. Su formulación era esta: Si la Iglesia me persigue gratuitamente, no es una sociedad fundada por Cristo, la sociedad santa que nos enseñaron.
La respuesta - sencilla, pero difícil de actuar - era: Esto no es la Iglesia. Pero es la Jerarquía de la Iglesia, la más alta Jerarquía. No toda la Jerarquía; y algunos cuantos miembros de la Jerarquía, por alto que estén, no son la Iglesia. La Iglesia son los santos, los humildes, los rectos, los que tienen fe actuosa, los jerarcas iluminados sean pocos o muchos, la inmensa masa de los que practican la doctrina de Cristo calladamente.
La Iglesia no se conoce por los vestidos colorados; es más difícil de conocer que eso.
"Discurso con motivo de cumplir sus 70 años", citado por Sebastián Randle, in "Castellani", Buenos Aires, Vórtice, 2003, página 691.
En medio del camino de mi vida, la Iglesia, a la cual había estado sirviendo bien o mal amando - sí - tranquilamente, se me dio vuelta y me mostró una figura de hiena, altro que Madre; la cual figura se me aparece de nuevo cada día que hay viento norte. Fue la mayor tentación de mi vida, una tentación contra la Fe - la cual, como digo, vuelve a veces -, tentación que pisaba sobre hechos indubitables, o sea hechos de experiencia. Su formulación era esta: Si la Iglesia me persigue gratuitamente, no es una sociedad fundada por Cristo, la sociedad santa que nos enseñaron.
La respuesta - sencilla, pero difícil de actuar - era: Esto no es la Iglesia. Pero es la Jerarquía de la Iglesia, la más alta Jerarquía. No toda la Jerarquía; y algunos cuantos miembros de la Jerarquía, por alto que estén, no son la Iglesia. La Iglesia son los santos, los humildes, los rectos, los que tienen fe actuosa, los jerarcas iluminados sean pocos o muchos, la inmensa masa de los que practican la doctrina de Cristo calladamente.
La Iglesia no se conoce por los vestidos colorados; es más difícil de conocer que eso.
"Discurso con motivo de cumplir sus 70 años", citado por Sebastián Randle, in "Castellani", Buenos Aires, Vórtice, 2003, página 691.
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