sexta-feira, junho 27, 2014

Una raza del demonio


Me topé con un artículo muy interesante sobre la esclavitud (en el sentido literal, no sólo en el político-económico) que los ingleses impusieron a los irlandeses. Si bucean en el hiperenlace verán cómo estos ingleses califican a los irlandeses, “irlandés-ibéricos” (literal), y verán qué concepción tenían (y en buena parte siguen teniendo) de ellos. “Irlandés-ibéricos” a los que tachan de inferiores, como los negros. Esta esclavitud comenzó en el siglo XVII, cuando el protestantismo ya había prendido bien en Gran Bretaña. Semejante porquería vertida sobre los “irlandés-ibéricos” sólo puede ser generada por puercos de la peor especie.
Bajo capa racista lo que verdaderamente esconden es un odio profundo y enquistado contra la Fe Católica. Aniquilada la religión, materia de estos últimos 200 años, sigue quedando el racismo asqueroso donde ellos nos consideran, a los celtas católicos y a los celtíberos también católicos razas inferiores, de mierda.
No entiendo la estúpida admiración de algunos de mis hispánicos paisanos (lusitanos y no-lusitanos) tienen por estos “anglo-teutones”, como ellos mismos se denominan, quizás más escorados los portugueses hacia los anglos y los españoles algo más hacia los teutones. Estas razas han sido las razas de la Revolución por excelencia, y por encima de cualesquiera otras. Allí se cocinó el Protestantismo y allí se urdió la Ilustración (la Aufklärung, la maldita Aufklärung, de Lessing, Semier y Wolff, precedidos por Leibniz) y la Revolución Francesa, donde –por cierto- hubo mucho más transvase de Londres a París del que se suele explicar en los manuales de historia. Ellos destrozaron la Filosofía con sus idealismos, sus nominalismos y sus utilitarismos. Ellos rompieron la Cristiandad, privándola de Gracia.
Soy muy deudor de lo británico por muchas razones personales, y no lo oculto ni quiero ser desagradecido. Sin Chesterton no sería lo que soy como persona, y a él debo mucho, muchísimo; como debo mucho a Belloc y al Padre Vincent McNabb. En Inglaterra nació el distributismo, doctrina económica en la que a medida que me voy llenando de años y de canas, más veo como la posibilidad más sólida de orden económico cuando el Juicio de las Naciones concluya la merecida purga que este Novus Ordo requiere. Y en la vieja provincia romana de la Britania, también, nació el Cardenal John Henry Newman, que se ha convertido en uno de mis referentes en estos últimos años. No voy a ser desagradecido a los británicos ni voy a hacerme el harakiri personal, pues mucho he bebido de estos católicos ingleses, y en menor medida –pero también relevante- de algunos católicos norteamericanos, como Orestes Brownson, por sólo citar uno. Y no hablemos en literatura, pues ahí mi sesgo anglosajón es total.
Pero tampoco puede uno olvidarse de los hechos históricos protagonizados por los “anglo-teutones”. Ellos, tan puros y rubios, tan altos y con los ojos tan azules, siempre contra lo “irlandés-ibérico”, sinónimo para ellos de Catolicidad. Ahí están los condados del norte de Eire invadidos y sojuzgados por los “anglo-teutones”. Ahí siguen estando Gibraltar y Malvinas, las Guyanitas y los Belizitos. Ahí dejaron testimonio con el vergonzoso Methuen, trato por lo demás habitual en ellos a un supuesto aliado (digo supuesto, porque ellos no tienen ningún aliado y su único supuesto son sus intereses, generalmente con sucursal en las zahúrdas de Plutón). Ahí registra la historia los ataques a La Coruña, Faro, las Canarias, Cartagena de Indias, o Menorca. Ahí su idolatría de un pirata satanista, como era Francis Drake, epígono de sus actividades favoritas que hoy no hacen con pata de palo y garfio, pero siguen ejecutando con trajes de Armani en la City. Ahí quedó su torpedeo a la Cristiandad: el sabotaje del Imperio portugués y la destrucción del Imperio español, por ellos llevados a cabo. Ahí dieron testimonio el genocidio cultural llevado a cabo por los “anglo-teutones” americanos en Filipinas o su usurpación y destrucción de México. Ahí la correspondencia epistolar entre la Reina Victoria y ese asqueroso de Bismarck, gurú de la Kulturkampf anticatólica, siempre conspirando contra la Catolicidad.
La lista es increíblemente larga pero siempre tienen los “anglo-teutones” un mismo y único hilo conductor: destruir la Catolicidad.
Cada día estoy más convencido de que los anglosajones (de ambos lados del Atlántico) son una raza del demonio. Son la raza par excellence, como dijo el Padre Leonardo Castellani, del V Imperio, el del Anticristo. El de Satanás.
Lo que pasa que mi visión no es ni racial ni racialista, conceptos en los que creo poco o nada como vertebradores de sociedades y de Patrias. Como mi cosmovisión es católica no creo ni en lo de razas de mierda ni en lo de razas inferiores (que en todo caso, visto lo visto, serían los “anglo-teutones”, no los “irlandés-ibéricos”). Esa misma cosmovisión católica me sustenta en la profunda convicción, hasta los más leales servidores de Su Majestad y de su Satánica Majestad, se pueden redimir. En eso espero y en eso confío. En profecías como las del Santo Cura de Ars, que vio una Inglaterra ya sin poder mundano, pero convertida en una isla de santidad y de sabiduría, plagada de nuevo de Monasterios y de centros de saber.
Esa es la Inglaterra que amo: la Inglaterra católica. Aquella Inglaterra medieval profundamente monástica. La otra, la protestante, y todos sus epifenómenos y derivativos, es detestable y por sus obras –y sus escritos- se la conoce. Si todos en mayor o menor medida somos culpables del desaguisado y profundísima crisis global que nos afecta, los “anglo-teutones” más que ninguno, y a ellos les corresponde ese triste puesto de honor en el Infierno.
Dios quiera que su conversión les baje estas ínfulas tan estúpidas como plenas del pecado de pecado, de soberbia, en esa variante pelotudita de la superioridad racial. Su historia contemporánea, más allá de los éxitos materiales a menudo construidos sobre el expolio y el asesinato en masa, es nauseabundamente sulfurosa. Si no se convierten su lugar por antonomasia es cierto lago de azufre mencionado en las Sagradas Escrituras. Allí, seguro, se van a sentir en casa de su padre, el verdadero dueño del V Imperio.
Los “irlandés-ibéricos”, por el momento, y también tras el Juicio de las Naciones, tenemos intenciones de quedarnos en este valle de lágrimas. Con nuestros Douros, nuestros Toros y nuestras Guinness. Con nuestro Rosario. Con nuestro arte maravilloso. Y mirando hacia Cristo Rey, Nuestro Señor, mientras rogamos a la Santísima Virgen María que interceda por nosotros … y por ellos. Para que se conviertan, claro está. Y para que abjuren de esas barbaridades contra los “irlandés-ibéricos”.
Y esperando el Cielo, Patria definitiva, que nos parece un sitio un poco más agradable que el del lago de azufre al que los secuaces del V Imperio tanto parecen aspirar.

Rafael Castela Santos

domingo, junho 22, 2014

A vueltas con la … ¿Monarquía?


La reciente abdicación de Juan Carlos I, el Jefe del Estado español, al que los carlistas no reconocen como legítimo Rey, ha dado mucho que hablar dentro y allende las fronteras españolas. Abdicación, por lo demás, deleznable en fondo y forma; como la que ha hiciera el cobardón de Alfonso XIII, abuelo del ya anterior Jefe del Estado Español. De casta le viene al galgo.
Por más que la propaganda quiera vestirlo, el Rey se va desnudo. El “Reinado” de Juan Carlos de Puigmoltó, alias Juan Carlos I de Borbón, ha constituido uno de los periodos más tristes de la historia de España. Como su antepasado Fernando VII, él ha demostrado dotes avanzadas en el comportamiento felón y traidor. Sirva recordar que el susodicho anterior Jefe del Estado español fue el que firmó la ley del aborto, el que no se opuso al divorcio, el que firmó las aberraciones inspiradas en la ideología de género, el que descaradamente favoreció a los internacional-socialistas del PSOE (y sus secuelas), el que nada hizo por evitar la balcanización de España, el que se enfrascó en sucios negocios de tal calibre que muchos de sus mejores amigos acabaron en la cárcel y otros escaparon por las maniobras político-jurídicas al uso o el escándalo de su vida privada, de sobra conocida. Abdicó en el peor momento posible, poniendo a la Patria española, a la que decía y dice servir (sic), a los pies de los caballos en un momento. Por no hablar de otros temas, como su siniestra participación en el supuesto golpe de Estado del 23F de 1981 (les recomiendo efusivamente el libro de Jesús Palacios sobre este tema).
Ahora la “Monarquía”, de manos del actual Jefe del Estado, al que llaman Felipe VI, se vuelve laica. De hecho ya lo era con Juan Carlos, el exJefe del Estado. Y de hecho, si cabe, ya se veía que lo iba a ser mucho más. No es que se vuelva laica: ¡se vuelve más laica aún!
Es cierto que Miles y un servidor hemos arrinconado mucho la pluma en estos últimos tres años, pero cuando miro atrás a cosas que escribimos, me produce cierta sorpresa, triste sorpresa, que algunos de nuestros planteamientos escritos hace años se vuelven más rabiosamente actuales que nunca. Esta denuncia de la “Monarquía” laica ya había sido anticipada en A Casa de Sarto hace ya diez años.
Se cumple así el dictum de ese insigne pensador español, Gonzalo Fernández de la Mora, quien calificaba al actual sistema la II Restauración, continuación de la así llamada Restauración decimonónica. Uno de los periodos más bajos de España en toda su historia, y casi sin duda el más bajo de la historia contemporánea.
A España no le queda otra que ser católica si quiere sobrevivir. Sirva decir, como ejemplo, que la unidad política española no es otra que la unidad católica. No hay otra. Es lógico pues la implosión en un país secularizado y es notorio que las dos regiones donde más ha caído la práctica religiosa, como Cataluña y las Vascongadas, parezcan ser las que más fervientemente quieren rasgar la unidad española. Se podrían citar otros ejemplos, pero sobra con éste.
Es evidente que no quiere sobrevivir a día de hoy y es lícito preguntarse si, como la sal que ya no sala, debe ser arrojada. Es lícito preguntarse si España no será una de esas naciones que será aniquilada en el Castigo inminente que ya se viene, en ese Juicio de las Naciones cuyos aperitivos estamos ya ingiriendo. Porque España es posiblemente la nación más apóstata del mundo. Contra natura, pero así es. Y en esa apostasía ha tenido un rol fundamental el descendiente de Puigmoltó, el conocido como Juan Carlos I. Y todo apunta a que este rol apóstata se va a magnificar con su vástago Felipe VI.
Se cumplirá pues el destino de la malhadada Casa de los Borbones, el que profetizare Don Juan Donoso Cortés:

El destino de la Casa de Borbón es fomentar las revoluciones y morir en sus manos.”

Este nuevo Jefe del Estado y su Señora se creen alguien. Ya caerán. Como tantos otros. A la destrucción del Altar, ya prácticamente completada, se sigue la destrucción del Trono, siquiera sea como elemento decorativo. El oxímoron es que quien se sienta en el Trono, incluso si es usurpándolo, colabore activamente en anegar al Altar aunque en ello le vaya el puesto … ¡y hasta la vida!

Rafael Castela Santos


sábado, junho 14, 2014

Making Gay Okay

Um livro de recomendadíssima leitura, este “Making Gay Okay”, publicado pela “Ignatius Press”, uma editora que é a prova de que nem tudo está perdido na outrora gloriosa Companhia de Jesus.

Brilhante: da solidão e dos bons livros

 
Por isso, diz o ditado: Homo solus, aut Deus, aut bestia. O homem que está só, ou se faz semelhante a Deus, ou a um animal; porque ou ocupa o coração com a presença de Deus em actos pios e meditações santas, e então recebe muito de Deus; ou se deixa levar da natureza, cuidando em coisas inúteis ou perversas, e então se parece com os animais, que ociosos criam malícia. Porém, não entendo que está solitário o homem que estiver com bons livros, porque isto é o mesmo que conversar mudamente com os Varões Santos, ou doutos e discretos, que os compuseram.
Padre Manuel Bernardes, in “Nova Floresta”, Tomo I, São Paulo, Editora Anchieta, 1945, página 219.

Dez perguntas sobre os Franciscanos da Imaculada


Aqui ficam dez perguntas ao Cardeal Braz de Aviz sobre os Franciscanos da Imaculada, feitas originalmente por um conjunto de páginas e blogues católicos tradicionais italianos. Subscrevo-as integralmente, com o pequeno senão de que as faria antes a quem directamente permite que esse Cardeal aja assim neste assunto.

Estado de espírito...



…ao longo de um mês Maio todo ele cinzento e chuvoso (tendência que ameaçou prolongar-se  para Junho), bem traduzido pelo som da genial Sonata nº 2 para violino, do grande Luís de Freitas Branco, que ainda por cima tinha o bom gosto de ser monárquico e integralista. Com a chegada do calor, está na hora de passar à audição da Suite Alentejana nº 2, de autoria do mesmo mestre.