domingo, setembro 28, 2008

Escolios geopolíticos de un católico

La reciente situación en el Cáucaso no es un asunto local. El “Partido de la Guerra”, el seccionalista Partido Republicano recauchutado con neoconservadores (trotskistas globalistas en lo político y ultracapitalistas en lo económico), parece empeñado en provocar la guerra en el Asia. No contentos con sus fracasadas aventuras en Irak y Afganistán, ahora quieren meterse en Irán.
Resulta paradójico, pues tales hechos van ya incluso contra los propios intereses de los Estados Unidos. Este mismo parecer, quizás este mismo grupo con otros ropajes, también se ha adueñado del Partido Demócrata. Sus posiciones en política exterior son idénticas, así que la dicotomía entre ambas formaciones políticas es nula. Hay un pensamiento único. Algunos de los datos de política interior de los Estados Unidos son preocupantes pues apuntan hacia una clara disminución de las libertades de los ciudadanos estadounidenses.
A diferencia de muchos de mis amigos, creo que -en este caso concreto de Georgia- Rusia tenía razón y toda la razón. La historia (ni Abjasia ni Osetia fueron parte de Georgia, salvo en las maquinaciones de Stalin) y el ataque brutal e indiscriminado de los georgianos –dirigidos por un hombre muy poco demócrata y con rasgos psicópatas- contra Osetia del Sur descalifican el criminal (tanto en precedentes como en concomitantes) ataque y las pretensiones de Georgia sobre estos dos territorios.
Empero no es el análisis a pie de obra lo que nos ocupa. Quienes sean lectores habituales de A Casa de Sarto saben bien que no solemos estar pegados a los acontecimientos y que si algo cultivamos en esta bitácora es tratar de mirar los acontecimientos sub specie aeternitatis.
¿Cuáles son, pues, las consecuencias a extraer? En primer lugar el poder dado al Asia, que no hace falta demostrar dado el enorme poder –y no sólo económico- que China e India tienen hoy día. Este poder dado al Asia no es sino el cumplimiento de una profecía del Apokalypsis, de las Sagradas Escrituras. En segundo lugar que se está calentando el vientre del mundo, toda esa región que va desde el Asia Central hasta Tierra Santa (la situación en el Medio Oriente es también preocupante). En tercer lugar el recrudecimiento de la persecución contra cristianos en todo el mundo, incluso en los territorios otrora cristianos (véase la persecución contra los católicos y contra todo lo católico que sucede actualmente en España, por ejemplo).
Para un católico el peligro de la Cristiandad viene del Asia: el Islam, los mogoles, el rechazo de Cristo salvo en las Filipinas, alguna zona de la India y poco más, etc., configuran este continente como la más potente amenaza a la Cristiandad –o a lo que resta de ella-. Incluso los romanos, buenos conocedores de la realidad en que vivían, eran inmisericordes con el Asia, con los persas. Ni con los más aguerridos bárbaros del norte tenían ese miedo, ese temor instintivo, que tenían al Asia.
China es un país dominado todavía por el comunismo, algo que frecuentemente se olvida, y que persigue a los católicos de manera sutil, pero implacable. Su penetración económica a nivel mundial es formidable, pero también lo es la cantidad de chinos que se están asentando en todas las partes del globo pudiendo estos llegar a constituir, eventualmente, una quinta columna. Si algo caracteriza las comunidades chinas, incluso sus famosas mafias (tríadas), es su hermetismo. China es una civilización termita, una civilización que sigue controlada por un férreo Partido Comunista que impone esta ideología, intrínsecamente mala según las enseñanzas de los Papas, a machamartillo. China tiene un plan de control y dominio mundial, y esto viene de hace muchos años porque China –civilización milenaria- no tiene las prisas del Occidente ilustrado. China tiene cientos de millones de sus ciudadanos esclavizados y a prácticamente todos ellos amordazados. China se está rearmando hasta los dientes. China es ya, militar, gepolítica y económicamente, una potencia de primer orden.
Rusia está basculando peligrosamente hacia China. No sólo se está dejando penetrar económicamente muchísimo, sino que los chinos en Moscú o San Peterburgo son ya parte habitual del paisaje urbano. Chinos que, por cierto, suelen actuar de manera prepotente y enojar bastante a los locales, como hemos podido comprobar. Rusia ha firmado varios acuerdos de cooperación con China, a sabiendas de las apetencias que tiene China sobre la vasta planicie siberiana. Más aún, Rusia está haciendo un transvase de tecnología militar –y la nueva tecnología militar rusa es simplemente excelente- a China, amén de rearmarles hasta los dientes.
Rusia, sin embargo, sabe que sus enemigos vienen del este y del sur. Siglos le costó a los rusos el poder neutralizar a los tártaros y sus luchas con los musulmanes, sobre todo los otomanos, sólo pueden ser comprendidas por los únicos pueblos de Europa que sufrieron idéntico azote mahometano: españoles y portugueses … siempre que nuestro olvido de nuestra propia historia, nuestra estulticia, nuestra renuncia a nuestro ser y nuestro desvencijamiento moral nos lo permitan. Los Estados Unidos, al hostigar a Rusia de manera tan gratuita como imprudente, están provocando que Rusia haga alianzas que –en el fondo- son antinaturales: con chinos –los nuevos mogoles- y con musulmanes.
Con varios conflictos posibles en ese vientre del mundo del que hablaba (Irán, Georgia, Israel, etc.) amén de los ya existentes (Afganistán, Irak …) y con una situación mundial enormemente volátil por la situación económica mundial, la posibilidad de ignición de un conflicto que pudiera extenderse rápidamente y acabar en deflagración mundial es muy alta. Si así sucediera se generaría un potentísimo vector geopolítico de fuerza este-oeste que llevaría a rusos a invadir Europa (salvo zonas del sur de Europa que podrían ser invadidas por la intrínseca expansividad del Islam, siempre brutal) y a los chinos podría llevarles a expandirse por todo el Asia. Incluso los chinos podrían castigar severamente el continente americano. Ganas no le faltan a los chinos de humillar a los yanquis. No puedo explicar los mecanismos de cómo se genera este vector, pero cualquier interesado en la geopolítica sabe que es así.
Quizás la mayor debilidad rusa estribe en su reducida población. Con su vasto territorio si encima tuvieran que invadir otros países, el talón de Aquiles demográfico sería demasiado fuerte. China, que no tiene problemas demográficos, y puede montar fácilmente un ejército de 120 millones de personas, podría aprovechar este momento de relativa debilidad rusa para atacarles por la espalda.
Rusia ha demostrado cierta capacidad de autocontención y prudencia –muy de alabar- en estos últimos meses en relación a Occidente. Pero Rusia está siendo harto imprudente en sus alianzas con China. Lo cierto es que Rusia es Europa. Es una parte sustancial de Europa. Es, de hecho, la mayor defensa de Europa contra el Asia.
Como católico no dejo de asombrarme que el Santo Padre siga desafiando a la Santísima Virgen y desobedeciendo los deseos del Cielo al postergar sine die la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón. Humanamente, confieso, veo todo este panorama geopolítico cada vez más erizado; para mí ya un heraldo de un Castigo muy fuerte que se viene sobre la humanidad, pero en particular sobre el Occidente apóstata.
La mayor parte del Protestantismo está perdido. Se ha vuelto un instrumento de primera en manos del Quinto Imperio, el anglosajón: aquel que allana el camino al Anticristo, como el Padre Castellani nos recordara siempre. En figuras como el Patriarca de Moscú, Alexis II, veo una prefiguración del día que el Ortodoxismo se reintegre a Roma, por difícil que pueda parecer en estos momentos. Con un Catolicismo completamente herido por el racionalismo, el naturalismo y el modernismo emanantes del Vaticano II, nuestra lucha por la Tradición resulta –curiosamente- muchísimo mejor comprendida por los ortodoxos. Ellos, a Dios gracias y quizás por su siempre sentida y cumplida devoción mariana, no han hecho mutaciones doctrinales. En contactos recientes que he podido tener con liturgias orientales veo una fuerza y un espíritu formidables de los que apenas el Rito Tridentino –también silenciado y amordazado él por la canalla episcopal en Occidente- representa algo similar, si bien el tono romano siempre es de serenidad y mesura.
Y que nadie se escandalice si hablo de canalla episcopal, porque canallas son quienes quieren ahogar el Santo Sacrificio de la Misa, quienes lo boicotean, lo prohiben, lo silencian, lo laminan, lo erosionan, lo atacan (de palabra, obra u omisión), como algún gallego malhadado y cabrón que aflige cierta importante diócesis española y se hace acompañar de Vicarios que son la gentuza más anticaritativa y farisaica que me he echado a la cara, capaces de negarles algunos de ellos ayuda a una religiosa de clausura enferma y necesitada.
No hay color entre el Novus Ordo, un rito que lo menos que se puede decir de él es que está protestantizado (es decir, cercena la Gracia) y que por tanto resulta peligroso, y el Rito Tradicional. Canallas son, sí, todos aquellos que dificultan aún en lo más mínimo el Rito de siempre, el rito sempiterno declarado Dogma por San Pío V. Pero no digamos de esta canalla que son católicos porque a lo más que llegan es a pseudocatólicos, a tibios de los cuales ruego a Dios Nuestro Señor encarecidamente tenga a bien vomitarlos de su boca lo antes posible si no cejan en su empeño de machacar la Tradición.
Todo lo anterior configura un nudo gordiano que resulta difícilísimo desenlazar. Sólo el Santo Padre, que tiene las llaves de Pedro hacia arriba, esas llaves que abren las puertas del Cielo, tiene la clave para hacer que el depósito de la Fe -la Tradición- reconquiste la Iglesia, Rusia vuelva a Europa, el Ortodoxismo a Roma y Cristo a reinar sobre nuestras sociedades: la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón.
Recemos y ofrezcamos nuestras cruces por esta intención, la de la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón.

Rafael Castela Santos

quarta-feira, setembro 24, 2008

Benedict XVI breaking myths on Pius XII

Extracted from this original text. One issue is getting clearer and clearer: Pius XII protected the Jews. Saying the contrary is just a sheer lie. A Casa de Sarto will continue to defend the hard facts: persecuted Jews were greatly helped by Pius XII. Only biased and untruthful venomous authors can say the contrary. Moreover, they do deny the great protection given to the Jews by Pius XII with the ultimate aim of attacking the Catholic Church.
Yet truth is only one: Pius XII protected the Jews. That is to say, the Catholic Church protected the Jews.

Rafael Castela Santos

“Fifty years have passed since [Pius XII] pious death here at Castel Gandolfo early on the ninth of October 1958, after a debilitating disease. This anniversary provides an important opportunity to deepen our knowledge of him, to meditate on his rich teaching and to analyze thoroughly his activities. So much has been written and said of him during these last five decades and not all of the genuine facets of his diverse pastoral activity have been examined in a just light. The aim of your symposium has been precisely to address some of these deficiencies, conducting a careful and documented examination of many of his interventions, especially those in favour of the Jews who in those years were being targeted all over Europe, in accordance with the criminal plan of those who wanted to eliminate them from the face of the earth. When one draws close to this noble Pope, free from ideological prejudices, in addition to being struck by his lofty spiritual and human character one is also captivated by the example of his life and the extraordinary richness of his teaching. One can also come to appreciate the human wisdom and pastoral intensity which guided him in his long years of ministry, especially in providing organized assistance to the Jewish people.
Thanks to the vast quantity of documented material which you have gathered, supported by many authoritative testimonies, your symposium offers to the public forum the possibility of knowing more fully what Pius XII achieved for the Jews persecuted by the Nazi and fascist regimes. One understands, then, that wherever possible he spared no effort in intervening in their favour either directly or through instructions given to other individuals or to institutions of the Catholic Church. In the proceedings of your convention you have also drawn attention to his many interventions, made secretly and silently, precisely because, given the concrete situation of that difficult historical moment, only in this way was it possible to avoid the worst and save the greatest number of Jews. This courageous and paternal dedication was recognized and appreciated during and after the terrible world conflict by Jewish communities and individuals who showed their gratitude for what the Pope had done for them. One need only recall Pius XII’s meeting on the 29th of November 1945 with eighty delegates of German concentration camps who during a special Audience granted to them at the Vatican, wished to thank him personally for his generosity to them during the terrible period of Nazi-fascist persecution.”

Pope Benedictus XVI

quinta-feira, setembro 18, 2008

Modernismo: Tentativas pré-conciliares

Original aqui.

«Havia muito tempo, os neo-modernistas tratavam de se desfazer da Comissão Bíblica Pontifícia, i. é, do Magistério da Igreja, tal qual Lutero, contudo com mais perfídia. Almejavam o mesmo resultado, mas por meio do próprio Magistério Eclesiástico. Isso está documentado em Leão XIII e os estudiosos da Bíblia (Rovigo, 1976, 276 p.), na introdução do estudo sobre A Ressurreição de Jesus (idem, 1978, 246 p.) contra o jesuíta Xavier-León Dufour (que imita Will Marven, fundador da Redaktiongeschichte, que nega a Ressurreição) e, por último, em A Tradição contra o Concílio (Roma, 1989, 284 p.).
Primeira tentativa – Aludamos aqui brevemente à primeira tentativa, feita em 1948 pelo card. Suhard, arcebispo de Paris, que pede ao card. Tisserant (presidente vitalício da Comissão Bíblica Pontifícia) a abolição dos dois decretos dessa comissão, que defendem a autenticidade mosaica do Pentateuco (1906) e a historicidade dos três primeiros capítulos do Gênese (1909). A resposta, em francês, carece de transparência, é longuíssima e possui algumas frases anfibológicas. Os progressistas exultam e começam a falar em “mitos” do Gênese. Pio XII claramente deplora, no Humani Generis, a interpretação fantasiosa dos que abusam, de forma suspeita, da carta enviada pelo card. Tisserant ao cardeal Suhard. O card. Bea, no seu comentário à encíclica, publicado em La Civiltà Cattolica (n. 101, 1950-IV, p. 417-430), é claríssimo sobre esse ponto.
Segunda tentativa – Em 1954, um texto é apresentado aos membros da Comissão Bíblica Pontifícia – quais sejam, os cardeais Ruffini, Mercati, Pizzardo e Tisserant (presidente vitalício, de 1937 até sua morte) - em que se solicita que sejam declarados superados os decretos emitidos pela própria Comissão Bíblica Pontifícia: era a ordem do dia da reunião! É nesse ensejo que, em 1955, o pe. A. Millier (secretário da Comissão Bíblica Pontifícia) e o pe. A. Kleinhans (subsecretário) publicam separadamente dois artigos em substância idênticos: “na medida em que se sustentem nos ditos decretos opiniões que não se refiram, nem direta nem indiretamente, às verdades relativas à fé e aos costumes, entende-se que o investigador pode prosseguir seus estudos com absoluta liberdade”. Os partidários da liberdade, com E. Vogt à frente (Bíblica, 1955, p. 564 e ss.), apreciam deveras ambos os artigos: constituem a tácita condenação à morte dos decretos da Comissão Bíblica Pontifícia.
Terceira tentativa – Esta vinculada diretamente com a precedente. Em 1957, aparece a Introdução à Bíblia, t. I, sob a direção de A. Robert e A. Feuillet (Desclée, Tournai, 880 p.). O grosso volume sai da forja dos modernistas franceses: o Instituto Católico de Paris – que no passado já contava entre seus professores com Ernest Renan (racionalista) e Alfred Loisy (modernista) e, no momento de que falamos, com Pierre Grelot (que virá a ser membro da nova e bizarra Comissão Bíblica) – está em perfeita harmonia com o pe. Lyonnet, S.I., do Instituto Bíblico Pontifício. O livro, que milita contra a doutrina católica da inspiração individual, favorecendo a presumida inspiração coletiva e a limitação da inerrância (Henri Cazelles), beneficiou-se da campanha publicitária feita a seu favor pela Comissão Bíblica. Evita-se desta feita que o Dicastério Supremo, o Santo Ofício, intervenha e o condene: o card. Bea se oferece para revisá-lo e corrigir seus erros a fim de permitir uma nova edição. Descobrimos agora quais eram os promotores da proposição desaprovada em 1954: Paris e Roma, sempre. O pe. Lyonnet, S.I., era o deus ex machina que induzia seu protetor secreto, o card. Tisserant.
Apesar de renovarem as supracitadas tentativas, o Instituto Bíblico Pontifício já ministrava as “novidades” a seus alunos. O pe. Lyonnet em pessoa dava o mal exemplo com o artigo O pecado original e a exegese de Romanos 5, 12, publicado na revista Recherches de science religieuse, nº 55, p. 63-85 (1956), onde nega que se possa apontar o texto de São Paulo como argumento bíblico para o dogma do pecado original; não obstante, trata-se de um texto cujo sentido, como o admitem todos, foi reconhecido em dois cânones do Concílio de Trento.
O ano de 1943, em que se publica a encíclica Divino Afflante Spiritu, de Pio XII, apresentava-se como o ano da “liberação” para os exegetas católicos: já está derrubado o muro – diziam – que separava os católicos dos protestantes e racionalistas; já se abandonou toda distinção; o que vale é a investigação da Bíblia mediante uma exegese exclusivamente filológica e histórica. No ano de 1943 começava uma nova era. O card. Bea afirmava: “o ecumenismo já se esboça entre os exegetas”. Só resta um inimigo de que se deve dar cabo: o exegeta católico que, em seu trabalho, segue fiando-se na interpretação autêntica, no sentido quem tenuit ac tenet Sancta Mater Ecclesiae [que sustentou e sustenta a Santa Madre Igreja], e que segue crendo na inspiração divina (ilustrada na encíclica Providentissimus Deus), na inerrância absoluta, na historicidade dos Evangelhos etc.
Quarta tentativa – A 3 de setembro de 1960 apareceu, em La Civiltà Cattolica (p. 449-460) um artigo adrede intitulado Para onde vai a exegese católica? A resposta saltava aos olhos ao se ler o artigo: a exegese católica muda de roupagem, se camufla, abandona todo princípio dogmático. O autor, o pe. Alonso Schökel, S.I., atribuía essa capacidade de subversão à encíclica Divino Afflante Spiritu de Pio XII. O Instituto Bíblico Pontifício enviou um trecho do artigo a todos os bispos italianos; era um manifesto propagandístico em vista do iminente concílio anunciado de súbito pelo papa Roncalli, o ingênuo (verdadeiro ou fingido?) João XXIII. O Instituto Bíblico Pontifício julgava que chegara o momento de sair das sombras. Já havia mais de dez anos (com o novo reitor, o pe. E. Vogt) que os professores Lyonnet, Zerwick, Schökel e Dyson vinham incutindo na doutrinação de seus alunos – com maior ou menor prudência – sua “revolução” neo-modernista. Os mais preparados em teologia se surpreendiam e escandalizavam; os demais se deixavam fascinar pelas “novidades”. Uns e outros confiavam a terceiros, por motivos diferentes, sua perplexidade ou entusiasmo. Citarei apenas dois exemplos.
Eu ensinava em Roma desde 1950; dirigia a Rivista Biblica fundada por mim (1953-1957), quando me veio visitar um excelente religioso brasileiro, Calisto Vendrame (1951-1953), para me falar da exegese dos livros I e II de Samuel lecionada pelo pe. Dyson, S.I. O pe. Vendrame lhe perguntara: “como se pode conciliar a doutrina da inspiração com a exegese que o sr. nos propõe?”. O professor lhe respondeu: “Mas como! Você ainda segue a doutrina da inspiração divina que o pe. Bea ensina?”. O pe. Bea não era reitor desde 1949, mas continuava sendo professor. Quando lhe contei [ao pe. Bea] o episódio, ele me disse, visivelmente contristado: “O pe. Dyson não se dá conta do grave dano que está causando a seus alunos”.
Ao contrário, Luigi Morali e Leone Algisi de Bergame (1948-1950) estavam entre os mais entusiasmados: “Está disponível aos alunos uma nova teoria sobre a inspiração; contudo, não convém fazê-la pública”. Tal como o pe. Dyson, eles caçoavam do pe. Bea. Era uma espécie de maçonaria.»

Mons. Francesco Spadafora

terça-feira, setembro 16, 2008

Holzhauser

Traemos hoy a colación al Venerable Bartolomé Holzhauser, un Sacerdote bávaro del siglo XVIII, profundamente admirado por el Padre Leonardo Castellani. Holzhauser fue un gran exégeta, escribió formidables tratados sobre la paciencia y la humildad, fundó los Bartolomitas y descolló en su vida por su santidad. Su proceso de Canonización está en marcha.
Fue testigo de la persecución que con paciencia sufrieron los católicos (a manos de protestantes) de aquella región europea. Padeció las consecuencias de la Guerra de los Treinta Años, que debilitó enormemente la Fe. Es por esto que sus obras resultan otra vez candentes. En estos tiempos en que los católicos son perseguidos de mil y una maneras por la caterva de nihilistas y neopaganos que nos aflige, en estos tiempos de Fe debilitada por el Vaticano II, bueno será volver con las visiones proféticas de Bartolomé Holzhauser.

RCS

«El quinto período de la Iglesia, el cual empieza cerca de 1520, terminará con el arribo de santo Papa y el poderoso Monarca quien es llamado “Ayuda de Dios” debido a que el restaurará todo. El quinto período es uno de aflicción, desolación, humillación, y pobreza para la Iglesia. Jesús Cristo purificará Su gente a través de crueles guerras, hambrunas, plagas, epidemias, y otras horribles calamidades. El también afligirá y debilitara la Iglesia Latina con muchas herejías. Este es un período de deserciones, calamidades y exterminios. Aquellos cristianos que sobrevivan a la espada, plagas y hambrunas, serán solo algunos en la tierra.»

«Durante este período, muchos hombres abusarán de la libertad de conciencia concedida. Es a este tipo de hombre que el Apóstol Judas se refería cuando decía: “Esos hombres blasfeman de cualquier cosa que no puedan entender; y ellos corrompen todo lo que conocen de manera natural tal como los animales irracionales lo hacen. Ellos ridiculizarán la simplicidad cristiana; ellos la llamaran tonta y sin sentido, y tendrán el mayor avance tecnológico, y por las mañas de la ley y sus axiomas, los preceptos de moralidad, los Cánones Sagrados y los dogmas religiosos serán opacados por preguntas sin sentido y elaborados argumentos.”»

«Aquellos son los tiempos de la maldad, un siglo lleno de peligros y calamidades. La Herejía esta en todas partes y los seguidores de la Herejía tendrán poder en casi todos los lugares ... Pero Dios permitirá una gran maldad en contra de Su Iglesia: Los herejes y tiranos caerán súbita e inesperadamente sobre la Iglesia destruyéndola ... Ellos entrarán en Italia y dejarán Roma desbastada; ellos incendiaran las iglesias y lo destruirán todo.»


Ven. Bartolomé Holzhauser

sexta-feira, setembro 12, 2008

Un Obispo habla claro sobre Satanás hoy día

Aquí hay un Obispo que habla claro. Monseñor Robert Vasa explica la lucha espiritual tremenda que subyace tras el aumento de abortos, los gaymonios u otros menesteres. Habla de esa realidad de la que se habla hoy día muy poco: el Infierno y las naturalezas angélicas –ángeles caídos- que allí habitan. Habla de la realidad del fenómeno de las posesiones y el aumento de la depravación en nuestras sociedades. Ese aumento sólo puede tener una inteligencia más poderosa que la humana detrás.
¿Podría la Santa Sede, por favor, ponernos Obispos que hablen así de clarito en las Diócesis de Portugal y España? ¿O tendremos que ficharles a golpe de talonario y con cláusulas de rescisión millonarias?
Léanle. No se pierdan a Su Excelencia Robert Vasa.

Rafael Castela Santos

quinta-feira, setembro 11, 2008

Las gafas de Castellani

Juan Manuel de Prada sigue escribiendo sobre el Padre Leonardo Castellani, admiradísimo autor de A Casa de Sarto. Una buena pluma escribiendo sobre un brillante y profundo autor al que tanto debemos en esta modesta bitácora. También nosotros compartimos con Juan Manuel de Prada el deslumbramiento por Castellani. Eso sí, entre JSarto y yo tenemos todos los libros encontrables y alguno de los inencontrables del Padre Castellani. Quizás, y sin quizás, las páginas de Castellani que maneja Juan Manuel de Prada sobre su mesa provengan, precisamente, de nuestros anaqueles. La sombra carmelitana de un amigo común es alargada.
Será que somos todos miembros sin saberlo no ya de la Hermandad de San Pío X, sino de esa sociedad secreta y discreta de la Hermandad de San Castellani I. Una sociedad castellanitrópica cuyo objetivo último no es sino el descuartizamiento (dicho esto de manera no sólo analógica, sino también digital) de todos los fariseos que en el mundo son amén de la implantación de una sociedad universal inspirada en la "cábala" castellaniana.

Rafael Castela Santos

“Disfruté como un enano leyendo a Castellani, y espero seguir disfrutando por mucho tiempo, pues localizar algunas de sus obras, de tan recónditas y postergadas por la desidia editorial, es tarea propia de sabuesos. En mi existencia de lector he saboreado muchos deslumbramientos; pero nunca el tamaño de ese deslumbramiento había sido tan gigantesco, en comparación con el diminuto reconocimiento de un autor. Castellani se distinguió siempre por sostener –y no enmendar– aquellas posturas estéticas, filosóficas o religiosas que los repartidores de bulas del cotarro cultural han decidido anatemizar; y esta vocación felina de singularidad lo ha expulsado a esos arrabales de descrédito donde la moderna censura del pensamiento hegemónico sepulta a quienes tienen la gallardía de llevar la contraria sin desmayo. En honor a la verdad, esta condena en muerte no es demasiado diversa a la que padeció en vida: expulsado de la Compañía de Jesús, Castellani sufrió todo tipo de iniquidades y tropelías, hasta morir, viejo y achacoso, sin más refugio que su fe montaraz y la lealtad acérrima a sus dos vocaciones, tan íntimamente desposadas entre sí: la sacerdotal y la literaria.
Hace unos días, invitado por el Colegio Mayor Universitario San Pablo en Madrid, hablé a unos jóvenes del descubrimiento gozoso de Castellani. Descubrí entonces, con sorpresa y júbilo, que había entre ellos un par de argentinos que compartían mi devoción por aquel cura quijotesco y trabucaire. Ambos eran hijos de discípulos de Castellani, hombres que habían compartido las tribulaciones del maestro y lo habían acompañado en los años de la tribulación (que fueron casi todos), cuando apenas encontraba quien editara sus libros. Uno de esos jóvenes, Mariano Jora, me confió que en su habitación guardaba, a modo de reliquia, las fatigadas gafas que Leonardo Castellani gastó en sus postrimerías, antes de cerrar los ojos, o de abrirlos a la única Gloria que persiguió en vida. Le rogué a Mariano, con secreto temblor y rendido alborozo, que me las mostrara; y Mariano corrió a su habitación para traérmelas. Eran unas gafas de montura pobretona, unas gafas tan menesterosas que parecían como en parihuelas o cabestrillo, con las patillas flojas y liadas de esparadrapos costrosos. Eran las gafas de un hombre que vive en el alambre de la pura supervivencia, las gafas de un hombre que no tiene dinero para cambiárselas, las gafas de un hombre que ni siquiera piensa en cambiárselas, porque ha hecho de la pobreza su escuela, su avío, su consuelo, su nobleza, su más íntima sustancia.
Me quedé mirándolas un largo rato, con emoción compungida, como si en aquellas gafas se cifrase una dolorosa enseñanza moral. Y pensé que aquellas gafas casi mendicantes, testimonio de una vida de privaciones e infortunios, eran también la metáfora de una época miope que gasta a sus mejores hombres sin siquiera reparar en ellos, demasiado engolfada en modas y vanidades filibusteras. Pero está de Dios que Leonardo Castellani sea redescubierto: con que sólo una de las personas que lean este artículo rebusque sus libros y se asome a sus páginas, picada por el gusanillo de la curiosidad, seré el hombre más feliz de la Tierra.”

Juan Manuel de Prada

sexta-feira, setembro 05, 2008

La Iglesia y el problema social

«... La economía individualista, con tanto calor defendida y propagada por los doctores del liberalismo como la panacea universal de los males sociales, ha venido de consecuencia en consecuencia a entronizar de nuevo la esclavitud en los talleres y en las fábricas.
Incapaz de conocer el fin, y, por lo tanto, la misión del Estado y la esfera de su acción, se alarma a la menor tentativa encaminada a reglamentar el trabajo y a impedir la explotación capitalista, como si viese aparecer el socialismo; y pide a los poderes públicos que se crucen de brazos conforme lo establece la famosa fórmula fisiocrática, y que dejen a las no menos famosas leyes naturales económicas el encargo de hacer brotar las armonías.
Y esas armonías, engalanadas con los ingeniosos sofismas de Bastiat, ya hemos visto de qué manera se convertían en una guerra sorda y despiadada, cuando no estallaban en colisiones sangrientas.
La economía liberal comenzó por romper todo vínculo moral entre patronos y obreros, y, en vez de depurar y perfeccionar las antiguas instituciones gremiales, las pulverizó, entregando a los trabajadores el cetro de una libertad que ha concluido por convertirlos, según la frase de Lasalle, en unos “esclavos blancos”.
Y así tenía que suceder; porque, desde el momento en que las relaciones entre patronos y obreros se fijan únicamente por la ley de la oferta y la demanda, el trabajo queda reducido a una mercancía y la persona humana que le realiza a una máquina de producción; es decir, a una cosa, lo mismo que en la sociedad pagana.
Así se cumple la regla de Cobden: Si dos obreros van detrás de un patrono, el salario baja; si dos patronos van detrás de un obrero, el salario sube. El contrato de trabajo se reduce a una compraventa, y el obrero no es más que una cosa que se adjudica, en el mercado de la libre concurrencia, al mejor postor.
¿Y en qué se diferencia esto de la esclavitud? Esencialmente, en nada.»

Juan Vázquez de Mella y Fanjul (9 de Noviembre de 1889)

quinta-feira, setembro 04, 2008

O verdadeiro pai da Revolução

Original aqui.

«Há na Revolução um mistério, um mistério de iniqüidade que os revolucionários não podem compreender, pois somente a fé, que eles não possuem, pode dar a chave.
Para compreender a Revolução, é preciso remontar até ao pai de toda revolta, que primeiro ousou dizer e ousa repetir até o final dos séculos: Non serviam, não obedecerei.
Satã é o pai da Revolução. A Revolução é sua obra, começa no céu e se perpetua pela humanidade a cada era. O pecado original, pelo qual Adão, nosso primeiro pai, igualmente revoltou-se contra Deus, introduziu na terra não ainda a Revolução, mas o espírito de orgulho que é seu princípio; e desde então o mal cresceu sem parar, até a aparição do cristianismo, que o combateu e o fez recuar.
A Renascença pagã, depois Lutero e Calvino, Voltaire e Rousseau, despertou o poder maldito de Satã, seu pai; e, favorecido pelos excessos do cesarismo, este poder recebeu, no início da revolução francesa, uma espécie de consagração, uma constituição que ela não tinha tido até então e que faz dizer com justiça que a Revolução nasceu na França em 1789. “A revolução francesa, dizia em 1793 o feroz Babeuf, não é senão a precursora de uma revolução bem maior, bem mais solene, e que será a última”. Esta revolução suprema e universal que já cobre o mundo, é a Revolução. Pela primeira vez, desde seis mil anos, ela ousou designar-se perante o céu e a terra por seu nome verdadeiro e satânico: a Revolução, quer dizer: a grande revolta.
Ela tem por lema, como o demônio, a famosa frase: Non serviam. Ela é satânica em sua essência; e, ao derrubar todas as autoridades, tem por fim último a destruição total do reino do Cristo sobre a terra. A Revolução, não esqueçamos, é antes de tudo um mistério de ordem religiosa; é o anticristianismo. É isto que constatou, em sua encíclica de 8 de dezembro de 1849, o Soberano Pontífice Pio IX: “A Revolução é inspirada pelo próprio Satã. Sua meta é destruir de alto a baixo o edifício do Cristianismo e de reconstruir sobre suas ruínas a ordem social do paganismo.” Admoestação solene confirmada a risca pelos próprios fiéis da Revolução: “Nossa meta final, diz a instrução secreta da Vente Supreme, nossa meta final é aquela de Voltaire e da Revolução Francesa, a aniquilação definitiva do catolicismo e mesmo da idéia cristã. »

Louis Gaston de Ségur

(RCS)

terça-feira, setembro 02, 2008

En Tuy (Galicia, España) el Papa fue elegido primer responsable de la paz futura

El texto original fue sacado de aquí.

La Consagración de Rusia: El pedido de Nuestro Señor y el análisis de este pedido

«El 13 de junio de 1929, mientras la Hermana Lucía estaba en el noviciado de las Hermanas Doroteas en Tuy, España, Nuestra Señora cumplió Su promesa del 13 de julio de 1917: “Vendré a pedir la consagración de Rusia...” escribe la Hermana Lucía1 que, estando ella una noche sola... en medio de la capilla... cuando la única luz era la de la lámpara:
De repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se veía, en la parte superior de la cruz, un rostro de un Hombre y Su Cuerpo hasta la cintura. Sobre su pecho había una paloma igualmente luminosa. Y clavado en la cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco por debajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un Cáliz y una Hostia grande sobre la cual caían unas gotas de Sangre que corrían a lo largo del Rostro del Crucificado y de una herida en Su pecho. Escurriendo por la Hostia, esas gotas caían dentro del Cáliz.
Bajo el brazo derecho de la Cruz estaba Nuestra Señora con Su Inmaculado Corazón en Su Mano ... (Era Nuestra Señora de Fátima con Su Inmaculado Corazón ... en Su mano izquierda ... sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas). Bajo el brazo izquierdo (de la Cruz), unas grandes letras, como si fueran de agua clara cristalina, que corrían hacia el altar, formaban estas palabras: ‘Gracia y Misericordia’. Comprendí que me era mostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar.2
Luego Nuestra Señora dijo a la Hermana Lucía:
‘Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta intención y reza’.2
El pedido de la solemne y pública Consagración de Rusia por el Papa y todos los obispos católicos, expresado por intermedio de Nuestra Señora a la Hermana Lucía, es un pedido hecho por Dios mismo. En Tuy, Nuestra Señora dijo a Lucía: “Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga...”
Durante casi 1.000 años el rechazo de la Santísima Voluntad de Dios, y de Dios mismo, ha ido escalando. En 1054 AD el cisma ortodoxo comenzó cuando ellos dijeron “sí” a Dios, “sí a Cristo”, “sí” a Su Iglesia, pero “no” al Papa — Vicario de Jesucristo.
Ellos lo reconocen como “el primero entre iguales”, pero no reconocen su primacía de jurisdicción sobre todos los Patriarcas, Cardenales y obispos de la Iglesia.
En 1517, Martín Lutero dijo “sí” a Dios, “sí” a Cristo, “no” a la Iglesia Católica y “no” al Papa. Él proclamó tener fidelidad a Dios y a Nuestro Señor, pero rechazó a la Iglesia. Por lo que, es imposible permanecer fiel a Cristo cuando se rechaza a Su Esposa, la Iglesia.
En 1717 la Francmasonería dijo “sí” a Dios, “no” a Cristo, “no” a la Iglesia Católica y “no” al Papa. Ellos pretendieron reconocer a Dios (no al verdadero Dios, sino a su propia concepción de Dios), pero ya no quisieron a Cristo y a Su Iglesia. De nuevo, es imposible servir a Dios mientras se rechaza a Su Hijo: “Yo y el Padre somos uno,” dijo Nuestro Señor.
Finalmente, en 1917 Lenin dijo “no” a Dios, a Cristo, a la Iglesia Católica y al Papa. Con el Comunismo, vemos la culminación de lo que había comenzado con el cisma ortodoxo y con la herejía luterana: el rechazo descarado no solo de la Iglesia Católica, sino también el rechazo de Jesucristo e incluso de toda noción de un Dios Todopoderoso. La Consagración de Rusia revertirá el alzamiento y la rebelión contra Dios, iniciada con el cisma ortodoxo de 1054, favorecida por la herejía de Lutero de la sola scriptura, incrementada por la apostasía de la Francmasonería e intensificada por el Comunismo.
Son estos “No” los que serán revertidos por la consagración de Rusia. Como dijo Nuestro Señor, la Iglesia es Su Esposa. Usted lo encontrará en la Carta a los Efesios. No podemos estar con Cristo y contra Su Iglesia, como enseñó Lutero. No podemos estar con Dios y contra Cristo, como dijo Nuestro Señor a los Fariseos: “Si Dios fuera vuestro Padre, vosotros me aceptaríais porque Yo soy la imagen de Mi Padre. Yo y el Padre somos Uno. No, vuestro padre es el diablo”. Dios Hijo es la imagen del Padre. “Felipe. ¿No sabes que Yo y el Padre somos Uno? Tu me has visto, tu has visto al Padre”. Así, en cierto sentido, Marx lo estaba cumpliendo, al decir “No” a Dios, ese “No” es inseparable del “No” a Cristo, “No” a Su Iglesia y “No” a Su Vicario sobre la tierra. Pero todas estas cosas serán revertidas por la consagración y la conversión de Rusia. Incluso el “No” de los ortodoxos, negando la primacía del Papa en 1054, será revertido.
Así, cuando finalmente se logre la Consagración de Rusia y la paz mundial, deberíamos recordar que esta no vino por ninguno de los hombres, ni por todos ellos juntos. Ni siquiera por los méritos del Santo Padre, sino por los méritos de Nuestra Señora.
Al mismo tiempo, Dios quiere también que todo el mundo vea la importancia de la condición única del Santo Padre y de los obispos católicos y, en realidad, de la Iglesia Católica. Y es por eso que Él ha insistido que no solo sea el Santo Padre, sino los obispos católicos junto con el Santo Padre quienes realicen ese acto, para que el mundo vea la relación directa entre la Rusia convertida y el Papa y los obispos, que cumplieron ese acto de consagración al Inmaculado Corazón de María.
La gente dirá cosas distintas. Ellos dirán: gracias a Dios y a Nuestra Señora hemos recibido esta gracia de la paz mundial. Gracias a Dios Hijo por convertirse en hombre y fundar y sostener Su verdadera Iglesia, la Iglesia Católica.
También dirán, gracias a Dios por indicar claramente el poder, el prestigio, la importancia de la Jerarquía Católica y especialmente la primacía del Papa sobre los obispos de la Iglesia. Porque esta consagración tendrá lugar por mandato directo del Papa, quien gobierna a los obispos; la gente verá entonces que el Papa no es un igual sino que es su superior. Esta acción de la Consagración manifestará claramente, públicamente y definitivamente a todo el mundo, de la manera más milagrosa, la voluntad de Dios de que el Papado fue fundado por Dios y que el Papa no solo tiene la ‘primacía de honor’ sino también la primacía de jurisdicción sobre todos los otros Obispos.
En último análisis, Dios ha dado a la Iglesia y al mundo este plan inmutable para obtener la paz mundial, solo por medio de la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María a realizar por el Papa y los obispos católicos. El Dios Omnipotente ha decretado demostrar así, a la Iglesia y al mundo, no solo la necesidad y la importancia de la devoción a Nuestra Señora, sino también demostrar por esta consagración de Rusia y la paz mundial subsiguiente, que El ha fundado solo una Iglesia, la Iglesia Católica y que Él ha establecido dentro de ella esa jerarquía de la Iglesia Católica, y ha dado al Papa la primacía de autoridad en la Iglesia.3
Como Dios ha sido insultado públicamente por el ateísmo comunista, error principal de Rusia del cual nos advirtió Nuestra Señora en 1917, Él pide que se haga reparación pública por esa grave blasfemia, por medio de una re-dedicación del país y de los pueblos de Rusia al servicio de Dios. Sin embargo, Él ha ordenado que se haga de una manera determinada.
Hablando de Nuestra Señora, San Bernardo nos dice, “Hay tantas cosas imperfectas en nuestros ofrecimientos a Dios que Ella hará aceptables a El.” San Alfonso María de Ligorio explica que si queremos que nuestra ofrenda sea recibida por el Dios Altísimo, la deberíamos ofrecer por intermedio de la Santísima Virgen María.
Dios desea que la Consagración de Rusia venga de manos de Su Madre Santísima, quien no solo hará más agradable a Él esa consagración, sino que Ella atraerá al mundo a Su Inmaculado Corazón, por medio de la paz subsecuente que Ella le dará. Poco antes de su muerte, la Beata Jacinta de Fátima le dijo a su prima Lucía,
‘Ya me falta poco para ir al Cielo. Tú quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando sea el momento de decirlo, no te escondas. Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Inmaculado Corazón de María; que se las pidan a Ella; que el Corazón de Jesús quiere que, a su lado se venere el Inmaculado Corazón de María; que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios se la entregó a Ella.’4
Gracias a la conversión de Rusia a la Fe Católica, a la actividad misionera subsiguiente a una Rusia convertida, y por el milagro moral de la conversión de Rusia, el resto del mundo se convertirá. No podemos tener la paz de Cristo en el mundo entero, sin la conversión del mundo a la única religión verdadera que fundó Jesucristo, a saber, la Fe Católica. La Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, cuando se realice tal como fue específicamente pedida, atraerá a los cismáticos, protestantes, masones, comunistas y a todos los pueblos al redil de la única Iglesia verdadera, y bajo la protección del Inmaculado Corazón de María, quien será amada y honrada como Nuestro Señor lo desea.
Finalmente, el pedido en Tuy de la Consagración de Rusia, fue distinguido especialmente por el rol que a los obispos de la Iglesia, y específicamente al Santo Padre, se les ha dado en el plan de Dios para la paz. Los fieles, por su parte, han sido instruidos en la oración y el sacrificio en las apariciones de Fátima, y sus oraciones y sacrificios pueden ayudar a decidir la Consagración. En Tuy, sin embargo, el Papa es designado como el primer responsable por la paz futura: “Dios pide que el Santo Padre...” La paz del mundo, nos dice el Mensaje de Fátima, depende del Papa y de los obispos del mundo, obedeciendo el pedido de la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María. No podrá venir ni vendrá por ningún otro medio.
El 5 de mayo de 1917, el Santo Padre, Papa Benedicto XV, rogó públicamente a la Santísima Madre que le mostrara a él y a la humanidad el camino para la paz. Como una madre amorosa, Ella prontamente consintió, y el 13 de mayo — 8 días más tarde — Ella vino a mostrar al Papa y a la humanidad como obtener la paz para el mundo, pero con la condición de la colaboración del Santo Padre y de la cooperación de los fieles de la Iglesia con los pedidos hechos a ellos. (Por una mayor explicación de este punto, ver “Today Everything Depends on the Pope” en la edición 34 de la revista The Fatima Crusader, para un análisis más en profundidad del rol único y necesario que Dios ha dado al Papa.)»

(Sin firma, de autoría posible del Padre Grunner)

Notas:
1. A pedido de su director espiritual, Padre Gonçalves, la Hermana Lucía registró el relato de la aparición, en mayo de 1936. Citado en Frère Michel de la Sainte Trinité, The Whole Truth About Fatima, Volumen II: The Secret and the Church, p. 504.
2. Documentos, pp. 463-465. Citado en Frère Michel de la Sainte Trinité, The Whole Truth About Fatima, Volume II: The Secret and the Church, pp. 463-64.
3. Padre Nicholas Gruner, “Do Not Despise Prophecy”, The Fatima Crusader, edición 54, invierno de 1997, pp. 3 y ss.
4. De la Tercera Memoria de la Hermana Lucía; Documentos, p. 235; ver también Frère Michel de la Sainte Trinité, The Whole Truth About Fatima, Volume II: The Secret and the Church, p. 283.

(RCS)

segunda-feira, setembro 01, 2008

Ainda Monsenhor Klaus Gamber e a questão da reforma litúrgica

Em adenda ao artigo anterior, parece-me também de toda a relevância salientar que Monsenhor Klaus Gamber considera o novo rito criado pela reforma litúrgica como teoricamente válido, sem prejuízo de o responsabilizar em termos práticos pelo enorme aumento de celebrações de missas inválidas.

Outrossim, a leitura de "La Reforme Liturgique en question" trouxe-me à memória um facto que constatei estas férias em igrejas situadas em zonas turísticas frequentadas por elevado número de estrangeiros: à entrada das mesmas, não é incomum depararmos com um aviso que alerta para a possibilidade de uma das leituras da Missa dominical poder ser efectuada em língua estrangeira (normalmente inglês, francês ou alemão), desde que isso seja solicitado com determinada antecedência.

Parece-me que tal seria inútil, se nessas igrejas se celebrasse a Missa tradicional de rito-latino-gregoriano, garante da unidade e universalidade do culto católico. A vernaculização forçada e total da liturgia, com o correspondente banimento do latim, tem destas consequências imprevistas. Banimento que não se compreende, conforme o sustenta uma vez mais Monsenhor Klaus Gamber, numa época em que as viagens estão vulgarizadas e milhões de pessoas se deslocam pelo mundo inteiro, porquanto a liturgia tradicional é a pátria do crente católico e onde ela se oficie está este em casa, o que de modo algum sucede com o novo rito paulino.